Capítulo 6

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Estoy en el salón de entrenamiento para combate cuerpo a cuerpo. Me encontré con un agente que quería practicar un poco y aquí estamos. Consigo llevarlo al suelo por tercera vez, y finalmente dice que es todo. Lo ayudo a ponerse de pie y me da la excusa de que debe irse a practicar sus tiros, pero sé que no quiere que siga barriendo el piso con él.

Voy por algo de agua y muevo un poco el cuello sintiendo como la sangre fluye por todo mi cuerpo. Esto es bueno, me ayuda a sentir que no soy inservible. Abro la botella y bebo con tragos largos. De pronto, siento una presencia detrás de mí, una amenaza.

Lanzo una patada trasera por el suelo a la vez que me giro con la idea de barrer los pies de mi acechante, pero todo queda en el olvido cuando da un brinco hacia atrás quedando lejos de mi alcance. 043.

—Tengo cinco minutos –me dice—. Muéstrame qué tienes.

Sería hipócrita de mi parte negarme y decirle: "No peleo con chicas". En principio, porque me pateó el trasero la primera vez, y seguido porque es mi líder y esto vendría siendo una orden directa que no me da ganas de desobedecer.

Devuelvo la botella a su lugar y me acerco al pequeño cuadrilátero, ella se pone frente a mí y adoptamos la posición de pelea. Sé lo que hace, se queda quieta incitándome a empezar, a lanzar el primer golpe, lo que me puede dar una ventaja o no. Pero prefiero esperar a que sea ella la que empiece.

Cuando ve que no planeo hacer ningún movimiento, se acerca de forma rápida lanzándome un puñetazo derecho en la cara que no logra conectar ya que lo detengo, pero parece que era el señuelo para que su pie izquierdo conectara en mis costillas.

No es tan fuerte como esperaba, así que tomo su tobillo y halo hacia mí, provocando que su cuerpo quede pegado al mío. Antes de que pueda definir qué partes tengo en contacto, sujeta mi mano libre y la toma de impulso para subir su otro pie hasta mi cuello y en un movimiento extraño con una fuerza que no sé de dónde sacó, me lleva al suelo.

La pelea debería continuar cuando ella lleva una mano a mi cuello y levanta la otra en un puño listo para desfigurarme el rostro, pero estoy perdido al darme cuenta que la tengo a horcajadas sobre mí y la vista desde aquí abajo es exquisita.

—Ahí está esa mierda otra vez –dice soltando mi cuello pero sin levantarse.

—¿A qué te refieres?

—Estás más pendiente a querer follarme que en pelear.

Mi boca se abre para defenderme, ¿pero defenderme de qué? Lo que dijo no es una mentira, siempre que la veo, la recuerdo en ropa interior y las ganas de desnudarla me inundan. Como ahora, que mi polla empieza a hincharse.

—No puedo quitarles los sentimientos y las hormonas a mis agentes –me dice—, pero debes concentrarte en las malditas misiones y no perder el tiempo mirándome –asiento. No quiero hacer ningún movimiento brusco porque planeo aprovecharla todo lo que pueda—. Esta noche tendrás una misión, puedes escoger compañero.

Agente 043Donde viven las historias. Descúbrelo ahora