Si no llega el mañana

Capítulo 7: Choque de estrellas

Superar a Clarke en las calificaciones de este semestre había sido un gusto del cual había presumido sin vergüenza alguna. Me sentía más que orgullosa de mi misma, había cumplido mi objetivo con eficacia.

Seguía siendo el primer lugar en el top de mejores estudiantes de las materias que compartíamos, y no existía cosa que me gustara más que verla debajo de mí.

Pero... —porque siempre había un pero— también estaba el hecho de que Clarke no parecía estar tan enojada por eso, lo cual le había restado diversión. Mucha diversión. De hecho, parecía estar preocupada pensando en otras cosas.

Y yo sabía de qué se trataba.

Con solo ver las miradas piadosas, y sus intentos por ser más suaves y simpática conmigo sabía lo que estaba ocurriendo y lo que se aproximaba. Esta era una de las principales razones por las cuales nunca me abría con nadie, una de las razones por las cuales tenía problemas comunicando cómo me sentía a los demás.

Porque yo no quería su maldita lastima.

Solo me hacían ver vulnerable, perdida e indefensa.

Si existía algo que odiara más que perder era esto. Sentirme como una estúpida e inservible bomba de tiempo y emociones. Todas en uno, haciéndome perder el rumbo y el control de las cosas. Ni siquiera tenía palabras para describirlo, o bien, para hablar de ello sin echarme a llorar.

Le había dicho a Clarke sin pena alguna como me sentía y podía ver la burla en sus ojos. La forma en como me juzgaba en silencio, subestimandome, mirándome como alguien débil e impotente.

Y yo lo odiaba.

Odiaba la idea de que ella me mirara como lo hacían mis padres.

Quisiera decir que me sorprendía su trato —el de mis progenitores—, pero la verdad era que no lo hacía. Ni siquiera pestañeé cuando mi padre me alzó la voz al llegar a casa, tampoco cuando lo escuché llamarme por palabras asquerosas que nunca creí escuchar de su parte. No reaccioné, no me moví, no hablé, no hice nada cuando su mano amenazó con golpearme.

Pero tuve miedo. Mucho. Más de lo que podría admitir alguna vez.

Solo pude sentir las lágrimas correr por mis mejillas, una horrible opresión en el pecho desgarrandome por dentro y ganas de desaparecer por completo.

Y todo aumentó al no ver ningún tipo de acción de parte de mi madre. Todo lo que obtuve de ella fue un susurro cuando pasé por su lado.

"Lo siento, pero tu te lo buscaste"

Lo malo no fueron sus palabras, lo malo era el hecho de que se sentía exactamente así. Como si yo tuviese la culpa de todo o como si fuese una carga para ambos. Y quemaba en el interior escucharla hablando así de mí.

Por eso exploté. Por eso llamé a Clarke. Por eso le expresé como me sentía, y fue un alivio escuchar su voz al otro lado susurrando que todo estaría bien antes de dormirme. La suave manera en la que estuvo tarareando Seven para mí a pesar de no saber cantar.