Francia era, por decirlo de buena manera, exigente con lo que comía, no es que fuera tan quisquilloso con está. Sólo tenía cuidado con lo que ingería, ósea, no es que se llevaría cualquier cosa a la boca por el simple hecho de sentir hambre. Y con los gustos específicos que tenía, era demasiado estricto con su alimentación, aunque no es como que pudiera quejarse de todo lo que consumía.
Y aun con ese exigente paladar, siempre trataba de probar nuevas cosas, cualquier platillo exótico era bienvenido en su mesa, sobre todo aquellos que tenían buenas reseñas. Su padre había inculcado en él, el amor por la comida, aunque casi siempre terminaba decepcionado con lo que ingería. Era algo extraño, él deseaba poder disfrutar del sabor de la comida pero su paladar. al parecer, no estaba de acuerdo con él.
Por eso, para él fue una sorpresa que su estomago gruñera al pasar cerca de un pequeño chico que comía su almuerzo. El tentador olor de lo que sea que sea que hubiera en esa lonchera, despertó aquella sensación de hambre que no sentía en mucho tiempo. Lastimosamente, el chico no supo lo que había causado en él, lo que su comida causo en su estomago hambriento, específicamente, termino su almuerzo en total tranquilidad ignorando el hambre que Francia empezaba a sentir, y lo dejo ahí, después de acabar de comer simplemente se fue. El europeo ni siquiera tuvo la oportunidad de preguntar su nombre.
Tiempo después, lo encontró en su salón de clases, pero lo que no encontró fue el valor para hablarle ¿Qué podía decirle? "Oye, hace unos días te vi comiendo bien rico y quería saber si podías invitarme un poco de tu almuerzo" o "Hola, soy Francia y normalmente no siento hambre pero fíjate que me antoje bien feo de tu almuerzo" en definitiva, no podía ir y decirle eso.
¿Y si lo asaltaba y robaba su lonchera? No, lo reconocería.
Dejo de pensar en aquello, un mes después, aun no podía encontrar la manera de acercársele. Aunque él ya sabia una que otra cosa del latino. En primer lugar, se llamaba Perú y había entrado a su escuela a principios del año por una beca que había ganado por, si no se equivocaba, sus habilidades culinarias. Raro, pero considerando que la escuela de elite donde estudiaba, y los constantes concursos que organizaban entre otras escuelas; y que cualquier habilidad era tomada en cuenta para una competencia. Obviamente, había algunas habilidades que los estudiantes carecían, motivo por el cual la escuela había estado, prácticamente regalando becas para muchachos que pudieran llenar los huecos en las disciplinas que necesitaban un equipo formidable. Así que Italia ya tenia un compañero de cocina para vencer a los engreídos de Sapir Academy.
Segundo, no había segundo. Eso fue todo lo que pudo averiguar del muchacho, a parte de que en los casi dos meses que llevaban del año escolar, ya había participado en unos cuatro concursos, de los cuales, sorprendentemente habían salido victoriosos. Bueno, si la comida que el muchacho preparaba lograba abrirle el apetito, ya se imaginaba cuan buena era su comida. Además Italia también había alabado al muchacho en repetidas ocasiones.
-¿Francia? ¿En que piensas?- Italia, su gran e inseparable amigo, y de quien hace poco hablaba; pregunto, algo extrañado por la falta de participación en la conversación que llevaban. Inglaterra mastico lentamente su sándwich, tratando de hacer el menor ruido para escuchar la respuesta de Francia, a quien había notado algo perdido en sus pensamientos desde ayer.
-Yo solo pensaba- ahora, una gran parte de los europeos presentes tenia su total atención en las palabras del francés ¿Qué podría distraerlo al punto de andar metido en sus pensamientos ignorando todo lo demás? -Usted saben quien es Perú- todos asintieron, mirando brevemente al peruano y su táper de llamita, riendo en la mesa de los latinos -Sabrán también que él tiene sorprendentes habilidades culinarias por las cuales gano una beca aquí-.
-Habla de una vez- Alemania no pudo soportar la curiosidad que sentía.
-Quisiera saber que tan buena es su comida- sus acompañantes lo pensaron. Perú era bien reconocido por sus habilidades culinarias, por las cuales, vuelven a recalcar, gano una beca y los cuatro concursos en los que la escuela habían participado, él salió victorioso. Pero nunca probaron su comida, no es que el peruano fuera por ahí regalando su comida o cocinando gratis para las personas. "¿A que sabría su cocina?"
Esa duda calo en los más profundo de sus cabezas, y al parecer, no era algo que fueran a olvidar tan rápido.
-Siento que me están echando mal de ojo- Perú comentó esto a sus amigos, quienes rieron ante las ocurrencias del peruano. Todos excepto Chile, él se había dado cuenta de la mirada que tenían los europeos sobre el menor del grupo.
-Sapo culiao, si te están echando mal de ojo- señaló a los europeos, quienes no dejaban de mirarlos.
-Órale- el mexicano comentó, ese grupo de países no dejaba de mirarlos. Todos quedaron estáticos unos momentos ¿Algo habían hecho para que los miraran de esa manera?
No, o bueno, no dejaron evidencia en la escena del crimen. No podían atraparlos porque, a pesar de si haber hecho algo malo, no dejaron pruebas que los delataran, Colombia se aseguró de eso.
-Yo si me fijé- aclaró, ante las miradas preocupadas y enojadas de sus amigos -Dos veces- no podía ser eso.
¿A caso los habían visto cuando robaron los uniformes de educación física para que nadie hiciera el curso porqué les daba flojera hacer las vueltas de calentamiento pero no querían aguantar un regaño del maestro acusándolos de vagos y flojos?
-¿Nos bañamos en romero por si las dudas?- Perú sugirió, con todos sus amigos de acuerdo para quitarse el mal de ojo que seguramente les habían echado.
...
Un día después de contarles de está idea, no me pude resistir a publicarla. Me emocione tanto que hice una portada, un banner y un separador. En está semana, probablemente, verán la historia de Perú como puma siendo publicada :)
Me estoy llenando de historias XD
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Mikhuy [Todos X Perú]
FanfictionCuando el timbre del recreo sonó, ninguno de los estudiantes ahí presentes perdió el tiempo, saliendo disparados al quiosco de la escuela, sacando en el camino su mesada y empezando a contar las monedas que tenían para poder ver qué les alcanzaba a...