Mikhuy [Todos X Perú]

VI

-Ni siquiera somos novios, pero ya me está engañando- Francia chilló con dramatismo, la imágen del japonés con el peruano era algo que no podría olvidar, ni hasta el fin de los tiempos ¿Y cómo hacerlo? Si el amor de su barriga estaba hablando de cocina con alguien más.

-Y yo que quería ser su amante- España también estaba ahí, un poco dolido por la vista -Él no te merece- miró a Francia.

-Lo amo, y no importa qué, su comida siempre sera amada por mí- Francia enfrento a España, él podía decir que o quién no le convenía, no se dejaría engañar por este.

-Hablaba de ti, te crees mucho como para querer ser el oficial- miró nuevamente a Francia, con más disgusto que nunca "¿Era este quién quería ser novio de su Perú? Asco".

-¿Askiusmi? ¿Y así tu quieres ser el amante?- el otro europeo no pudo evitar refutar, ahora ambos se miraban con disgusto.

-Ja, por lo menos, Perú si conoce mi nombre, puedo ser el "oficial" si yo quiero y darte el puesto de amante por pena- taba encabronado, nadie criticaba su pinta de vagabundo drogadicto sin su permiso.

Después de un intenso duelo de miradad, España se retiro de ahí, dejando a Italia que extrañamente no había hablado en toda la discusión y un Francia hambriento.

Aunque ninguno de los tres pudieron evitar notar el porqué terminaron peleando por Perú, por quien podría ser el novio oficial del latino. Ósea, sabían que era buen chico, pero su interés principal recaía en su comida ¿No?

Rusia miró el departamento vacío, las luces estaban apagadas, esperó unos cuantos minutos pero no sucedió nada. Tal vez lo intentaría mañana, con los ánimos un poco mermados pero la convicción renovada para intentarlo mañana, caminó de nuevo a casa.

-¿Rusia?- paró su andar al escuchar su nombre ser pronunciado, giró sobre su propio eje para confirmar si las sospechas eran ciertas.

-Perú- llamó, con alegría, aunque en su rostro no se mostró su sentir.

-¿Qué haces aquí? Entra rápido- el tintineo de las llaves del peruano y el sonido de la puerta abrirse fue una clara invitación para él.

-Yo solo...- pero no hubo tiempo para algún sonido más de parte suya.

-¡Perú! ¿Porqué me abandonas?- el peruano le dió una sonrisa burlona al asiático, quien rápidamente abrazó al peruano.

Rusia detuvo su andar a medio camino, mirando serio a Japón quién le sonrió, pegándose más a la anatomía del latino.

-Pasen rápido ¿Qué quieren comer?- Perú pensó en algo que podría cocinar para ellos tres. Ignoró totalmente la violenta atmósfera que entre ambos se desarrollaba.

-Cualquier cosa está bien- ambos hablaron al instante, se miraron, pactando un silencioso acuerdo entre ellos que duraría hasta... después de comer.

Comer junto con el peruano, y probar de su sazón, era algo que no podían desperdiciar con su infantil pelea.