Parte IV

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Me volví loco definitivamente, se dijo casi en voz alta, sacudiendo la cabeza sin comprender. Así que, lentamente se dirigió hacia su casa pensando en lo inusual de aquella actitud suya. Ando los pocos pasos que distaban desde la parada en donde lo había dejado el metro hasta su vivienda, aun meditando, hasta que llegó al pequeño jardincito que había a la entrada de su casa. Notó que el aire vibraba con las sutiles fragancias de las cosas que el adoraba: El perfume de los jazmines, el aroma de una tarta de manzana recién horneada, El aroma de la vainilla y la canela, olía a caramelos, a flores y a frutas... Una increíble mezcla de deliciosas esencias que activaban todos sus sentidos y hacían trabajar velozmente su cerebro, produciendo maravillosas endorfinas.
Entró muy despacio, su perro, vino a saludarlo feliz como de costumbre, olía a champú y parecía que acababan de bañarlo y peinarlo Incluso, si lo miraba bien daba la sensación de estar sonriendo.
En su salón, una música increíblemente hermosa, sonaba haciéndole recordar los momentos más felices de su existencia, y una barrita de incienso se quemaba pausadamente, extendiendo en el ambiente suaves y seductoras volutas de humo azulado. David se quedó como hechizado por la escena...
Encima de la mesa de cristal del salón había una nota junto a un vaso de Bourbon con hielo recién servido, leyó la nota rápidamente: "Regresaré en seguida"

Cuento para DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora