Capitulo 10

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POV JESSICA CAPSHAW

Sus pechos llenaban mis manos. Sentía los pezones endurecidos mientras los acariciaba con los pulgares en movimientos lentos y circulares.

— Tócame mas. — susurraba la latina en mi oído.

Mi mano descendió hacia sus curvas, para luego buscar el dulce lugar húmedo de entre sus piernas. — ¡Mas! Por favor Jessica. ¡Mas! — suplicabá mientras introducía mi dedo índice en su intimidad. — ¡Dioss! vamos. — jadeó desesperadamente, encorvando la espalda contra el colchón.  Ahh.— dio un gritito de placer al llegar al clímax.

Rodee hacia un lado y me tumbe junto a las sabanas alborotadas. ⋖La deseo, la deseó solo a ella⋗.  Bebía cada parte de su cuerpo desnudo con la mirada, mientras la latina se colocaba nuevas prendas de vestir.

— ¿Te gustan mi ropa interior? la miras demasiado. — soltó una risilla traviesa.

— Es sexy, pero me gusta mucho mas lo que oculta. 

— Me pasa lo mismo. Deberíamos deshacernos de ellas.

Reí.   

— Entonces ya no habría diversión al quitártelo suavemente con la boca. ¿No lo crees, cariño?

—Lista. — se acerco a darme un dulce beso en el labio inferior y salió de la habitación. 

Ya había pasado quince días desde la utlima visita al despacho del abogado Miller. Hace un par de días me comunico que Gavigan firmó los papeles de divorcio. ¡Ya es un hecho!
— pensé al leer el mail. — Estoy felizmente divorciada y con una hermosa mujer en mi cama. Solo necesito a mis preciosos chiquillos... todo estaría completo. Aun el tema de la custodia me abrumaba al cerrar los ojos, pero la latina siempre me calmaba con palabras alentadoras... y una que otra caricia atrevida en mi sexo. Claro que la noticia de mi divorcio había marcado una exageradamente gran sonrisa que llegaba de oreja a oreja en el rostro de Sara. Aunque lo tratara de disimular, su emoción iba más allá que sus propósitos. Durante unos cuantos días la latina se había propuesto ser la mejor novia del mundo, tras mi divorcio al parecer pensó que necesitaría consuelo, siete tarros de helado con diferentes sabores y aperitivos se me hacían demasiado. ⋖ Cariño, mi divorcio ha sido un peso menos de encima. Estoy más que feliz y satisfecha. ⋗ —  Fueron mis palabras al ver las bolsas de supermercado en el mueble de cocina. Pero, ¿quien podría reprochar un buen helado de su novia? Definitivamente yo no.

— ¿Sabes cuando será tu próxima cita al despacho?

— La próxima semana, cariño.

— Te tengo una sorpresa... Para que despejes tu mente y puedas descansar del trabajo y de los abogados. Un tiempo dedicado únicamente para vos y yo. ¿Que te parece?

— Me encantaría, cariño. Pero... no creo tener ahora cabeza para otra cosa que mis hijos.

— Y no te lo puedo reprochar, pero no tiene que ser necesariamente ahora, puede ser después del juicio. Una salida a las cabañas en la orilla del lago Luzten. Mi padre me llevaba ahí cuando era pequeña y al cumplir los 20 años me regaló la más grande y lujosa de todas. Te encantarán, estoy segura.

— Esperare el día con ansias. Igual podemos llevar a los chicos, ¿no crees?

La sonrisa de la latina se esfumó. Al parecer tenía otros planes además de un paseo por las cabañas de su infancia. No pude evitar dar una carcajada al ver la expresión que emitía Sara.

— ¿Los niños? S-si claro. Se la pasarán genial.

Otra carcajada.

Los niños se quedarán si es que vamos a hacer lo que pienso que vamos a hacer...

— ¿Y que es eso? Si me lo permite preguntar. Srta Capshaw. — Mi comentario había iluminado su rostro en un abrir y cerrar de ojos.

Sin esperar respuesta de mi parte, la latina acorraló mi cuerpo entre el suyo y la pared. A pocos centímetros de distancia podía oler la pasta dental que recién acababa de utilizar. Bajó  el pantalon jean en un movimiento rápido y repentino, sin dejarme reaccionar, ya se encontraba frotando mi intimidad descaradamente. Sus dedos en mi interior funcionaban como una bebida energizante en mi organismo y la  vulnerabilidad que sentía en aquellas ocaciones era notoria, lo que parecía excitarla aún más.

Después de cuatro secciones de sexo intenso nos vimos obligadas a parar. Su cuerpo yacía desnudo bajo las sabanas, al verla no pude evitar una sonrisa involuntaria.

— Iré por un vaso de agua, estoy exhausta.

— Yo igual tengo sed, pero de vos. —  admitió Sara con una sonrisa pícara.

— ¡Basta! Ya no puedo más. Siento que mi cuerpo se desmoronaba en cualquier momento. Tus comentarios no me ayudan mucho... nada. Aunque me encante esa parte de ti, no te puedo permitir que me excites otra vez.

— ¿Me estás retando? — La latina parecía más dispuesta que antes a otra hora más de pasión.

Salí de la habitación con una almohada entre los brazos y unas pequeñas risas apenas notorias.

— ¿Adonde vas? — pregunto desconcertada.

— ¡Hoy no habrá más sexo! — grite desde la otra habitación. Me acomode entre las sábanas y prendí la TV en busca de entretenimiento que  implique la ropa puesta.

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⏰ Última actualización: May 25, 2021 ⏰

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