Capítulo 1

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Era otro de esos días donde Sana no debía ir a trabajar, Dahyun había vuelto de su turno de mañana en la tienda. Eran simplemente ellas dos matando el tiempo pues la mayor había terminado sus pendientes de la oficina, y según Mino, su jefe, debía descansar.

Dahyun quería acercarse a Sana, quien nuevamente estaba mirando a la nada con el característico dolor en sus ojos, oh, esos ojos, cuan bien los conocía la menor, y la siguen atormentando tanto como la primera vez. Al principio se acercaba y trataba de consolarla, mostrarle algo de apoyo, todo culminaba en una Sana de rostro serio que al menos se dejaba abrazar, jurando para sí misma que en ese abrazo encontraba su calma. Y fue así, pero el incidente de Momo le impide a Dahyun acercarse ahora, pues la última vez que se atrevió a hacerlo, Sana simplemente contestó que recordaba como los labios que, suponía, le pertenecían, eran besados por alguien más. La culpa la golpeó fuertemente, prefiere evitar el sentimiento, ella sólo calla.

A Sana le gustaría que Dahyun se acercara a darle un abrazo.

La puerta principal es golpeada y la única autorizada para abrir es Sana, una regla que adoptaron hace mucho, que si bien hacía sentir a Dahyun protegida los primeros años, ahora mismo lo siente como una supresión a su libertad.

— Hey — Sana comenzó a cerrar, pero la mano ajena se lo impidió — Vamos, soy una anciana, qué daño podría hacerte

Sana se detuvo un momento para al fin desconectar sus ojos de los ajenos y analizar en totalidad su rostro.

No había duda, era Yoo Jeongyeon, y sus ojos querían formar amenazadoras lágrimas que no debe dejar salir, por lo que sus manos sujetan con el doble de fuerza la perilla mientras nota las arrugas y canas grises ajenas, sin duda el tiempo había pasado.

La dejó entrar y Dahyun puede asegurar que tuvo el mismo choque de emociones luego de ver a la mujer ya entrada en edad, casi podía palpar el pasado frente a ella, recordando con vividez como fue estar en su oficina muchas veces antes.

Se sentaron en la sala, sumidas aún en un pesado silencio, Jeongyeon no se complica pues está acostumbrada a ese tipo de reacciones en la chica que cuidó durante años, sabe cómo funcionan las cosas.

— Eres toda una mujer — Sana no respondió — Van más de diez años... perdí la cuenta, ¿Cuánto tienes? ¿34? ¿35?

— Eso no importa — Silenció Sana, y en un acto de protección, entrelazó su mano con la de Dahyun — Qué haces aquí

— Será mejor que prepares unos pañuelos, porque lo que viene... no te va a gustar — La pareja frunció el seño — Partamos por lo medular, eh... — Incluso ella no lograba superarlo aún — Nayeon... Nayeon murió, Sana

La nombrada se congeló y, a su parecer, todo a su alrededor igual. El tiempo no corría, el silencio era abrumador, casi solamente podía escuchar su corazón palpitando con fuerza contra su pecho, está segura de que hizo una pequeña mueca para no dejar salir las lágrimas, que amenzaban con escapar el doble de veloces y feroces que antes. Aún no toma conciencia de lo que pasa a su alrededor, dejó de escuchar, no siente la mano en su espalda proveniente de su esposa, que busca darle un mínimo de calma, no logra ver a Jeongyeon en frente suyo. No está segura de cuánto tiempo estuvo así, sumida en el shock¹.

— Sabes que puedes soltarte aquí, es seguro — Recordó la mayor.

— Cómo sucedió — Pudo al fin hablar Sana, pasando por alto el temblor de su voz y arrancando un suspiro de Jeongyeon.

— Ya sabes... el alcohol, los trabajos, comenzó a consumir poco después de que te fuiste. Su deterioro fue rápido — Hablaba con calma, pero en su corazón pesaba el dolor — Y más malas noticias... Chaeyoung tomó su lugar, esa pequeña desgraciada rencorosa está acabando con cualquiera que te haya ayudado, por eso estoy aquí, a veces sospecho que ella tuvo que ver en la muerte de Nayeon — Sana presionó sus puños.

Hurts: It still hurts! - Saida/2naDonde viven las historias. Descúbrelo ahora