Miércoles, Segunda Parte

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Nara:

Me miré al espejo unas cuantas veces, asegurándome de que estaba decente para la cita. Llevaba unos pantalones vaqueros cortos que se ceñían a mis regordetes muslos, acompañados de una camiseta básica que exponía la parte baja de mi barriguita. Una gorra rosa y blanca adornaba mi cabeza y las zapatillas eran unos tenis de color rosa y blanco también.

"No entiendo que ve Connor en mí..." Susurré para mí misma mientras agarraba mi abdomen y lo agitaba. Si bien era cierto que yo lo encontraba atractivo y placentero, no estaba segura de que mi cita tuviese la misma opinión sobre mi figura.

"¿Se estará burlando de mí...? A lo mejor nunca le gusté y solamente está conmigo por pena, o porque se identifica con mi situación doméstica..."

Pensé mientras se me aguaban los ojos. Odiaba ser tan sentimental. 

"Bueno... ¡Vamos allá!"

Revisé una última vez mi imagen en el espejo y tras comprobar que mi maquillaje estaba bien (sí, me maquillo en algunas ocasiones) cogí mi bolso y salí por la puerta, cerrándola con llave tras salir. 

Mis padres no estaban en casa en aquel momento y menos mal... porque de haber estado no me hubiesen dejado ir; estoy castigada. Ya que mis progenitores se enteraron de mis atracones nocturnos y me han prohibido tomar más de dos comidas al día, además de vigilar la cantidad de alimento ingerido e impedir que quede con ninguno de mis amigos. Sep, al volver de la cita me iba a tocar aguantar bronca, pero valía la pena, tenía muchas ganas de ver a Connor.

Connor:

Jugaba con los dedos mientras esperaba por Nara. Habíamos quedado en un restaurante del valle, el cocinero era colega mío y le pedí que por favor nos reservase una mesa apartada.

Esta sería mi primera cita con la chica y no quería cagarla, tenía que actuar con cabeza y pensar fríamente todos mis movimientos. No era tonto, sabía de sobra las cosas que les gustaban a las chicas. Pero Nara no era una chica normal, había pasado por muchas cosas y era muy fácil herirle los sentimientos; por eso... si quería sonsacarle algo de información sobre su situación doméstica, iba a tener que ser inteligente y esperar al momento adecuado para sacar el tema.

Unos leves toquecitos en el hombro me despertaron de mi ensoñamiento. Me di la vuelta molesto y musitando un gruñido, asustando a la persona que me había llamado.

"Ho-hola Nara, perdona... no era mi intención asustarte"

Me disculpé al instante tras ver su cara de miedo. Nota para después, intentar no reaccionar de mala manera a los saludos.

"¿Entramos? He hablado con el cocinero y nos ha reservado una mesa privada en el piso de arriba" Le ofrecí.

"¡Claro! Connor, no sabes lo emocionada que estoy y la ilusión que me hace tener una... ci-cita contigo"

Sonreí con ternura mientras la agarraba de la mano y la guiaba a través del restaurante.
Todo el mundo miraba para ella. Sé lo que pensaban... ¿Qué hace un chico como él  con una gorda como ella? 

No me molestaba, me gustaba que incidiesen en la diferencia física, me encendía de alguna manera... además, la forma en la que Nara iba vestida, resaltaba sus prominentes "curvas". Claro que no disfrutaría si la insultaran a la cara o le hiciesen daño de alguna manera, pero está tan contenta por la cita que no se da ni cuenta de que es el nuevo tema de conversación de todos los comensales del local; así que solamente podía disfrutar de toda la atención que estábamos recibiendo.

Tras subir las escaleras, llegamos a la parte de arriba del local, donde una mesa nos esperaba solitaria y con varios platos de entrantes ya preparados.

Atracones Nocturnos (volumen completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora