Lunes

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Elisa Lam era una chica canadiense que desapareció en el Hotel Cecil ubicado en California. Diecinueve días después de la desaparición reportada y un último video captándola en el ascensor del Cecil, fue encontrada muerta en un tinaco de agua del mismo...

Jake abrazaba sus piernas mientras veía el documental que Netflix estrenó tan solo días atrás reproduciéndose en la pantalla de su computadora, se encontraba un poco asustado puesto que era de noche y no era muy valiente para consumir ese contenido a altas horas nocturnas. A su lado, SungHoon se encontraba curioso —combinado con una pizca de emoción— de el qué habrá pasado con esa chica y por qué murió. Estaba sentado sobre sus piernas cruzadas y comía Cheetos de una bolsa llena de estos que compró antes de llegar a la casa de el australiano.

Giró un poco su cabeza, viendo por el rabillo de el ojo a Jake. Se notaba nervioso y...

— ¿Estás asustado? — preguntó mientras una pequeña risa salía de sus labios. Jake le fulminó con la mirada mientras se escondía más bajo la cobija.

— Claro que no, es solo un documental.

— Te estás comiendo las uñas.

El mayor miró rápidamente mientras que sus uñas daban indicio de haber sido mordisqueadas, un acto que hacía inconscientemente cuando algo le asustaba o lo ponía nervioso. Comenzó a hacerlo cuando llevó por primera vez a Layla al hospital pensando que estaba gravemente enferma, pero era un simple chequeo mensual. También cuando le cocinó a su maestro de salsas y líquidos en la universidad. De igual manera solía hacerlo cuando veía películas o documentales de noche, esta no era la excepción.

— ¿Quieres parar de verlo? — cuestionó el pálido presionando la barra espaciadora en la laptop, pausando la reproducción —. Podemos ver otra cosa.

Shim suspiró y se acostó dramáticamente tapándose como si se fuera a dormir de una vez por todas. Park alzó la ceja mientras le veía, ¿ya dormirían? Es decir, había sido invitado a la casa ajena para una pijamada, pero era muy temprano.

Ronquidos comenzaron a resonar por la habitación rompiendo el silencio, pero causando una inmediata risa por parte de el menor, era claro que fingía, y más si el mayor también soltó una risita.

— ¿Dormiremos ya? — al no recibir respuesta SungHoon solo sonrió y, tras ponerse sus pantuflas, comenzó a darse a sí mismo un tour por la habitación de su hyung, aunque este le había dicho que no era necesario el honorífico.

Estaba iluminada por una lámpara en la pequeña mesa junto a la cama matrimonial que tenía el cuarto, había fotos con paisajes que suponía habían sido tomadas por Jake pegadas en la pared, boletos de conciertos musicales, exposiciones tanto artísticas, históricas, y demás. Incluso había boletos de avión, todo lo anterior con el bello nombre Shim JaeYoon impreso.

Siguió andando, al parecer el mayor era muy ordenado lo cual era digno de admirar, ya que al contrario de la habitación que recorría, la suya era un completo desastre.

Vio uno que otro póster de artistas como Justin Bieber, impresiones de mangas y otras fotos, estas siendo protagonizadas por una mujer y el mismísimo Jake, probablemente de algunos años atrás, además de la perrita que había visto al entrar a la casa.

— Ella es mi madre — musitó el mayor acostado de lado en su cama, apoyando su cabeza en su mano derecha y observando a SungHoon. Soltó una risa —: Y mi perrita se llama Layla.

— Tu madre es muy hermosa. 

— Lo sé...

— ¿Dónde está ella? 

— Vive en Australia. 

— Ohhh... — la expresión de el menor denotó tristeza, no podía imaginar que Jake teniendo su misma edad viva solo en un país completamente diferente y sobrellevando cargas como las de la escuela y el estar solo.

— Pero, está bien, nos llamamos diario. No te pongas triste.

SungHoon vio un par de peluches en un mueble, un conejito y un perrito. Pidió permiso al australiano con la mirada, Jake asintió con una sonrisa. Lo tomó y, caminando con pequeños pasos, se volvió a la cama acostándose a lado de el mayor.

Puso al conejito entre ambos cuerpos y tras pensarlo un poco, abrazó a Jake. El mayor se vio sorprendido, no pensaba que lo fuera a hacer, pero al sentir los brazos de el menor rodeando su abdomen recostado, él de inmediato correspondió abrazando el cuerpo contrario aumentando la cercanía. En un rápido movimiento apagó la luz y todo quedó en tranquilidad y oscuridad. Sintió un beso en su mentón.

— Buenas noches, Jakey.

Los brazos de Jake estaban rodeando el cuerpo de el menor al igual que los de SungHoon el suyo. El rostro de el menor quedaba en su pecho mientras él veía la silueta de el pálido gracias a la pequeña y tenue luz entrante de la ventana.

Sus mejillas se calentaron inmediatamente y se quedó pasmado un par de segundos. En cuanto reaccionó, le tomó unos segundos pensar si hacerlo o no. La respiración de el pelinegro comenzaba a hacerse lenta, indicando que se estaba quedando dormido. Finalmente él mismo accedió a su pensamiento. Besó la frente de SungHoon.

— Buenas noches, Hoon.







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musa ☆ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora