chapter 3

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- Uf! Eso fue agotador – exclama Jung Wooyoung, mi compañero de danza, luego de que ambos termináramos de practicar el numero que pensábamos presentar el domingo.

- Si, pero creo que necesitamos repasarlo unas veces más – menciono luego de casi atragantarme con el agua que tomo apresuradamente.

Desde los siete años practico ballet, y es lo que más amo en el mundo. Es increíble como, por unas horas, logro olvidarme de todos los problemas para enfocarme en hermosas melodías y pasos armónicos. Conseguir la beca fue un milagro, ya que la academia no sólo ofrece las más desafiantes clases de ballet, sino que también se enfoca en estilos como el reggaetón y el hip-hop, por lo cual miles de jóvenes buscan unirse a ella.

Pero, si hay alguien que ama mas la danza que yo, es Wooyoung. La dedicación y amor que refleja en cada práctica me hace agradecer tenerlo de compañero, me gusta vernos como piezas de rompecabezas que encajan a la perfección. Es placentero presenciar a alguien demostrar tanta pasión por un hobby. El ballet para Woo no es un simple pasatiempo, él piensa dedicarse su vida entera a esta disciplina, aunque su padre (un hombre por demás estricto) no lo apoye. Me gustaría ser tan determinada como él y aceptar que la danza podría ser lo único que disfrutaría hacer por el resto de mi vida.

Es viernes y la academia parece estar casi vacía, por lo que decidimos ponerle play a la música una vez más. No parecen pasar ni treinta segundos cuando una ritmo fuerte proveniente de la piso superior nos interrumpe.

- Los de hip-hop - decimos al unísono y entrecerrando los ojos.

- ¡Parece que lo hacen a propósito! – exclamo, evidentemente enojada.

Generalmente suelen practicar los martes y jueves pero con una muestra a la vuelta de la esquina, es entendible que estén ensayando sus números al igual que nosotros.

- Iré a decirles que bajen un poco el volumen, es imposible practicar de esta forma - digo, soltando un bufido.

- Está bien, ¡suerte! – me dice mi compañero, soltando una risilla. Y la necesito, los de hip-hip son conocidos por su mal humor y actitud altanera constante.

Al llegar a su salón, busco a Mingi, quien formaba parte de este grupo. Luego de revisar toda el área lo veo de espalda, secándose el sudor. Me parece raro verlo llevando una gorra de visera, el no acostumbra a usar accesorios. "Quizá esté probando un nuevo estilo", pienso. Apresuro mis pasos y cuando estoy a una distancia considerable lo tomo bruscamente del hombro para girarlo.

Pero al momento que diviso su rostro, siento toda mi sangre drenarse. Él definitivamente no es Mingi, es mejor que Mingi. Su pelo, negro y levemente rizado, sobresale del gorro, y cae en su frente. Algunos mechones están húmedos y pegados a la misma, producto del sudor. Sus ojos pareces tener vida propia por el brillo que poseen y sus labios son de un lindo color rosado. Al tenerlo cerca me doy cuenta de que es ligeramente más alto que Mingi, aunque a distancia eso no se aprecia. La escena parece reproducirse en cámara lenta y me siento como una protagonista de mis dramas favoritos. Debido a mi brusquedad estoy a punto de disculparme cuando...

- ¡¿Quién te crees que eres para tratarme así?! - grita enojado el chico al cual confundí por Mingi – Deberías controlar tus modales.

- ¿Cuál es tu problema? Yo ya iba a disculparme – exclamo, con el ceño tan fruncido que sentía que me iba a dejar una marca.

- Pues en primer lugar fíjate a quien andas agarrando como una bruta, así quizás no tengas que disculparte – me dice con una sonrisa tan falsa que me genera nauseas.

- Te confundí por alguien más, tampoco creas que me importas tanto como para andar buscando tu atención – le aclaro antes de que se le suba más el ego de lo que ya estaba. Qué chico tan desagradable.

Ni bien me doy la vuelta para irme antes de perder toda mi dignidad, veo a Mingi corriendo hacia mí.

- ¡Chanmi! Por fin te encuentro, Woo me dijo que me estabas buscando – dice, mientras busca recuperar el aire que evidentemente había perdido.

- Si, pues te confundí con aquel grandulón y recibí el sermón de mi vida, en fin, dile que se controle - digo lo suficientemente alto como para que el chico me escuche.

- Ok, luego me encargo de Yunho, aunque es difícil arreglar su personalidad– dice señalando con desinterés a, ahora, Yunho – da igual, ¿Qué pasa Mimi?

- Solo venía a pedir que bajen el volumen de la música, es molesto para nosotros y debemos ensayar nuestro número.

- No hay pr... - Mingi es interrumpido por alguien más.

- ¡De ninguna manera! No bajaremos el volumen solo porque la señorita música clásica lo pide, nosotros también necesitamos practicar y con el volumen alto – exclama Yunho, logrando únicamente que confirme el completo idiota que es.

- No estoy pidiendo que la apaguen, solo quiero que empaticen con nosotros - digo calmada pero sin reprimir entornar los ojos.

- ¿Acaso entiendes lo que significa la palabra "no"? Ustedes son dos, nosotros diez, merecemos más la música – Listo, este chico estaba terminando con mi paciencia.

- Esta bien, nos iremos, pero antes me gustaría hacerte saber que eres un completo idiota y sumamente egoísta – básicamente escupo las palabras y luego me doy la vuelta no sin antes dirigirme a Mingi – y gracias por defenderme, amigo – me aseguro de que el sarcasmo se note.

No iba a dejar que este incidente me malhumorara, al fin y al cabo, hoy iría de fiesta con San, y cualquier cosa podría pasar.






Próximamente publicare el capítulo 4! Agradezco que compartan la historia si les está gustando, significa mucho para mí :)

the void; jeong yunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora