Capítulo dos: Consecuencias

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Consecuencias

Minho salió del laboratorio y vio cómo Yeonjun salía por una salida de emergencias. Rápidamente corrió a alcanzarle. 

—¡Eh! Dónde crees que vas. 

—Me piro—dijo Yeonjun. 

—Nos enviaron a dirección, ¿no te importa?

—Ni un poco. Mi padre es el dueño del Banco Central, ¿por qué me echarían o castigarían a mi? 

Minho quiso romperle la cara, pero se mantuvo serio. 

—Mejor preocúpate por ti, Jungwook va a estar cabreado.

¿Era tan jodidamente grosero como para llamar al director por su nombre? Ese maldito titán no tenía respeto por nadie.

Choi salió y cerró la puerta. Minho caminó a la oficina. 

Al llegar a aquel piso, sabía perfectamente cuáles iban a ser las consecuencias de aquella pelea. Llamarían a sus padres, lo echarían, iría a otra escuela y el ciclo se repetiría... pero esta vez le preocupaba algo. 

Se sentó en una de las sillas, a unos asientos a la izquierda estaba un chico de cabello ceniza con el labio reventado... sentía que lo conocía de antes, pero eso no era relevante ahora mismo.

¿Jeongin seguiría viéndolo incluso fuera de JYP? Apenas se veían en los descansos porque estaba ocupado con otros asuntos. 

Antes de seguir siendo consumido por sus pensamientos, el chico de la nariz ensangrentada de esa mañana salió de la oficina. El de cabello gris ceniza no levantó la vista, ¿quizás también se habrían peleado?

—Siguiente—se escuchó a la secretaria.

El de cabello ceniza se puso de pie. Minho solo miró. El chico de cabello azulado se sentó cerca de él, usaba un pañuelo para detener el sangrado. ¿En serio ese tipo tan delgado le había hecho eso al de cabello azul?

—Vaya paliza que te ha dado, eh—se burló Lee. Qué más daba meterse en otro problema si ya iba de salida. 

—Capullo— respondió el otro sin mirarlo.

Minho ahogó una risa. 

—Joder, hablas como un señor de 40.

Se creó un silencio. 

—Ostia—volvió a decir Minho, con el rostro iluminado—, ¿ese no es el patrulla del pasillo?

—Uno de los tantos—respondió el de cabello azul. 

—¿Por qué le pegaste?—Preguntó incrédulo— Es decir, razones no faltan, son unos toca huevos, pero ¿qué te hizo?

El otro lo miró con fastidio sin responderle, entonces vio la marca en su mentón.

—¿Y a ti quién te golpeó, nenaza? Te dejó bien marcado, eh.

A Minho se le borró la sonrisa.

—¿Qué? ¿Ya no quieres hablar?

El chico de cabello gris salió y se quedo observando al de azul, que por su parte, suspiró y se levantó, entonces la secretaria llamó al siguiente, ése era Minho.

Le comía la curiosidad saber que seguía con ellos, pero ya no era de su incumbencia. Solo entro a la oficina y cerró la puerta detrás de él.

—Pasa, pasa, siéntate— pidió el subdirector Jaebeom, un hombre tranquilo y de voz cautivante.

DETENCIÕN༄ (##HANKNOW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora