Mes tres

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Otro largo mes ya había transcurrido, sin novedad alguna, una señal pequeña de que Barry, pudiese despertar. Oliver, mantenía su firme esperanza, en realidad todos los cercanos a Allen lo hacían, el chico se caracterizaba por su fuerte y arraigada resiliencia, no ponían en duda que fuese a despertar, lo haría, no sabían cuándo pero lo haría.

"Él va a despertar, lo hará y es día será el más feliz de mi vida."

Oliver, con ese pensamiento entro a la habitación de su pareja, quién seguía inmóvil. El mayor, trato de mantener su mejor ánimo, en sus visitas pasada todo había el enorme pesar de no tenerlo a su lado, pero en su tercera visita podía ser diferente, sería diferente.

—Hola, amor— Dijo con tono suave, mientras tomaba asiento a lado de la camilla, se quedó viendo al rostro estático del chico, con el sonido de las máquinas de fondo.

Oliver, sintió un nudo formarse en su garganta y los ojos arderle, las lágrimas deseando salir. Tomo un gran bocado de aire, para luego tomar la mano derecha de Barry ente la suya, para entrelazarlas.

—Hoy, quiero tener una actitud más positiva, ¿sabes?— Le explico, como si el otro le escuchara realmente —Apuesto que quieres saber la razón, se hace apenas unas semanas me deshice en lágrimas aquí mismo— Carraspeó un poco, por sus propios tristes recuerdos —¡Soñé contigo! Un sueño muy lindo, fue una mezcla de un recuerdo y mi deseo de besarte de nuevo...

Oliver, bajo la cabeza ligeramente, con la tristeza queriendo apoderarse de nuevo de su cuerpo, con las lágrimas contenidas y la falsa fachada que quería mostrar, era aún más difícil. Pasaron un buen par de minutos, antes de que pudiese formar una oración sin la voz temblando por las inmensas ganas de sollozar.

—Estoy seguro que recuerdas nuestro primer beso, ¿tendrás presente tus sensaciones?, recuerdo que me lo dijiste, pero yo jamás compartí contigo lo misnot, como ese suceso, sacudió mi mundo por completo, todo lo que conocía cambio por probar tus labios por primera vez.

(...)

Después de varias citas, en las cuales habían recorrido gran parte de Central y Star City, tanto Oliver como Barry, llegaron al acuerdo de tener una cita totalmente a solas, en la comodidad de alguno de sus hogares, es aquí que terminaron envueltos en mantas, en la cama de Oliver, viendo la película de orgullo y prejuicio.

El menor le hablaba desesperado a la televisión, mientras las escenas seguían su curso, Oliver veía encantado la efusividad de Barry, estaba muy metido en la historia.

—¡Dios santo!— Dijo con un tono de enojo, Barry y se cruzó de brazos al ver cómo Elizabeth rechazaba al señor Darcy —¡Tan bonitas palabras que le dijo y lo rechaza!

Oliver soltó una risa —Debo decir que está vez Elizabeth estuvo en lo correcto— Acotó con tono simple.

Barry, se removió en los brazos del mayor, con la intención de verlo mejor. Allen le dedicó una mirada llena de decepción, que solo causo más gracia en Oliver, era demasiado adorable ver a Barry tan inmerso en la trama.

—Pero... eso que le dijo, fue tan romántico, si un tipo como el señor Darcy, me dice algo así, ¡Dios!, me tendría a sus pies— Dijo con sinceridad y tono soñador cargado en su voz.

Oliver lo abrazo un poco más fuerte, para acercarlo si era posible, más a su cuerpo —¿Y qué hay de mi?— Le preguntó el rubio curioso.

—Mm, lo tienes complicado, para serte sincero.

Ambos se vieron a los ojos fijamente y sonrieron amplio, con el amor en el aire, haciendo a sus corazones estar más cerca, con la calidez de un cariño realmente sincero envolviendolos.

Oliver se aclaró la garganta ligeramente, con su mano derecha la fue acercando hasta la mejilla del otro hombre, que estaba ligeramente caliente, le acaricio con calma, mientras que sus ojos seguían conectados —Mi mente estaba ocupada en cosas más agradables. Meditaba sobre el gran placer que pueden causar un par de ojos bonitos en el rostro de un hombre hermoso— Declaró solemnemente en un susurro, recitando las palabras del libro de Orgullo y prejuicio.

Por su lado, a Barry le brillaron los ojos y su corazón comenzó a latir a una velocidad por arriba de lo normal. Ambos hombres, con el ambiente tan cómodo y hermosamente amoroso formado entre ellos, se fueron acercando más, cara a cara, rozando de a poco sus facciones, mezclando su aliento suave, hasta que sus labios se rozaron, con el anhelo de unirse por primera vez.

Oliver, quién sentía su corazón en la garganta, atino a preguntar muy bajo —¿Puedo?

Barry, quién apenas y logro entender las palabras respondió casi sin aliento —Si, hazlo...

Los labios de ambos se unieron con suavidad, como si dos pétalos de rosas se tocaron, con calma y lentitud, disfrutando de cada milisegundo, guardando en el recuerdo cada espacio en el que sus labios se hicieron uno solo.

Para Oliver, sentir a Barry fue una experiencia inigualable, nunca pensó que sentirlo así de cerca sería perfecto, como si estuvieran hechos para estar juntos. La calidez de los besos que compartieron en ese momento, lo hizo entender tantas cosas, la vida, le había hecho el maravilloso regalo de tener a Barry con él y a pesar de todas las dificultades que ha enfrentado, lo trajo a conocer al ser de luz más maravilloso de todo el universo, Barry Allen, sin duda alguna, el amor de su vida.

(...)

Oliver se limpió con rapidez, la lágrima silenciosa que escapó —Esa fue la frase que te cité aquel día, gracias a ella me gané por completo tu corazón, ¿cierto, mi vida?

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