Ya era casi la hora de cenar cuando Jungkook entró, pero su madre estaba tan atareada y absorta en sus pensamientos que no se percató que la puerta de la calle se abría y se cerraba, ni que el había entrado a la cocina.
-¡Jungkook, hijo!-exclamó en cuanto lo vio-. ¡Por fin! ¡Estaba preocupada! Traté de llamarte, pero tenías el celular apagado. La cena está lista. ¿Cómo te fue? ¿Te mojaste? ¿Viste que tiempo? Menos mal que T/N te dio el paraguas, porque sino te habrías...
Calló bruscamente al darse cuenta que sus ojos de Jungkook estaban hinchados y enrojecidos y tenía un aspecto cansado y desconsolado. Había estado tan concentrada en remover el estofado en la cacerola que ni tan siquiera le había dirigido una mirada.
-Pero...-continuó preocupada y a la vez asustada-
-¿Qué te pasa? ¿Ocurrió algo?
Tras secarse las manos en el delantal rojo y azul, se acerco a él y le acaricio dulcemente la mejilla helada.
Jungkook no respondió. Se quito su abrigo, dejo sus cosas en una mesita y abrazo a su madre con tal fuerza que casi la asfixia.
-Ahora no madre, te lo ruego- le susurro al oído-. Dile a T/N que estoy muy cansado y que quiero descansar. Iré a mi habitación, cenen bien. No tengo hambre. No se me antoja comer. Sólo quiero estar un rato a solas. Necesito pensar algunas cosas.
Su madre se quedó un poco sorprendida. Tuvo la tentación de preguntarle enseguida a Jungkook que era lo que pasaba, pero decidió respetar la decisión de su hijo, limitándose a querer abrazarlo, en silencio Jungkook subió las escaleras y se encerró en su habitación.
Había dado vueltas toda la tarde por la ciudad sin rumbo, en busca de respuestas, en busca del valor necesario, pero sobre todo en busca de alguien que lo pudiese ayudar. En el fondo ya lo sabía. Sólo Dios podría hacerlo. Y nadie más lo sabía perfectamente. Pero ¿Dónde encontrarlo? El, que tiene tanto que hacer, ¿iba acaso a escuchar las plegarías de un pobre hombre? A lo mejor, quien sabe, podía darle esas respuestas y ese valor. Sin duda, porque el es aquel que lo puede todo. A lo mejor, en el silencio de su habitación, si se lo pedía, el lo escuchaba. Qué pena acordarse de el en ese momento así. Pero que le iba hacer. Tenía que intentarlo. Se entregó a una profunda y larga meditación.
Sin saber bien que pensar, tras haberlo seguido con la mirada, su madre recogió las cosas que el había dejado en la mesita y las llevo a su respectivo lugar. Colgó el abrigo en el perchero, dejó las llaves de su casa junto a una mesita que estaba cerca de la entrada y metió el paraguas en el paragüero, asombrada de que su hijo, habitualmente tan ordenado y meticuloso, lo hubiese dejado goteando en el suelo. Fue inmediatamente a la cocina por un trapo; luego, de vuelta al lugar donde Jungkook había dejado el paraguas y seco el suelo.
Mientras tanto, T/N por fin había terminado su charla, ciertamente animada a causa de ese maldito basquetbol que le quitaba tanto tiempo, decididamente demasiado. Un partido de basquetbol, y encima dos piernas, dos brazos, pelo lacio, negro, y un corazón que latía furiosamente cada vez que el anotaba una canasta dentro de ella. Pero eso, por supuesto, T/N no podía saberlo.
Con la cara todavía enfurruñada volvió a la sala y se sumergió de nuevo en la lectura de la revista que había dejado en le sofá. Un poco aburrida y desanimada por el mal tiempo y por la típica testarudez masculina, al oír pasos de su madre en el pasillo la fue a buscar a la entrada, bostezando y arrastrando los pies. Sorprendida al verla arrodillada en el suelo, le pregunto qué estaba haciendo, pero sobre todo a que hora iban a cenar.
-¡Anda, ven!
Su madre se levanto del suelo, la agarró de la mano y fue hacia la cocina.
-La cena esta casi lista. ¿Me ayudas a poner la mesa? ¡Y no camines así, sabes que lo detesto! ¡No es nada elegante!
-¿Así cómo, perdona?
-¡Arrastrando lo pies por el suelo, lo sabes perfectamente! Bueno, ¿te encargas de poner la mesa?
-¡Uf! ¿Cuándo te decidirás a tener una sirvienta? ¡Todas mis compañeras tienen una! ¡No creo qué Kookie este inconforme!
-¿Y luego que haría yo todo el día? Me aburriría, ¿no te parece? Te he explicado mil veces que no me gusta tener a nadie en casa a mis órdenes y que me encanta ocuparme de mis cosas. Estoy hecha así. Puede que tu también debas empezar a hacer algo, ya que a duras penas sabes cocer un huevo duro. Ya es hora de que aprendas al menos a cocinar...¿Cómo te las arreglaras cuando te cases?
-¡Bueno, bueno! ¡Descuida, me compraré uno de esos cursos en DVD o lo aprenderé todo de ti en una semana antes de la boda! Por ahora queda tiempo, no tienes por que alarmarte tanto. Cumplí dieciocho años el mes pasado, diría que es inútil vendarse la cabeza antes de rompérsela, ¿no? Y ahora vamos a cenar, por favor. ¡Me muero de hambre! Pero...¿y Kookie? ¿Todavía no ha vuelto? Vi sus cosas en la entrada, pero no lo he oído llegar.
-Llegó hacer poco, pero subió a su habitación porque no se sentía bien. ¡Con este tiempo y con esta lluvia habrá agarrado un buen resfriado!
-Sabía que iba a caer enfermo. ¡De no ser por mi, que le di el paraguas, se habría calado hasta los huesos!
-Pues si, últimamente esta un poco despistado. No se que le esta pasando, puede que estos días esté trabajando más de la cuenta.
T/M recordó un poco preocupada la expresión de Jungkook cuando había entrado. Seguramente estaba ocurriendo algo raro.
Hasta aquí dejo este capitulo, espero y les guste, al igual que espero apoyo hacía esta historia, voten por favor. Si mañana tengo tiempo por la tarde, estaré actualizando para el capitulo 4, besos a todos.
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Estarás a salvo (Jungkook y T/N)
Novela JuvenilEsta es una historia inspirada en el libro "Escucharas mi corazón" de Alessio Puleo. Es una historia muy linda, la quise elaborar en un imagina. Espero y les guste. Actualizaré cada semana. ❤️