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Se encontraba frente a un espejo, una versión más joven de él lo miraba fijamente, ninguno podía decir firmemente que se reconocían, que sabían quién era la persona que veían sus ojos.

Uno era un joven de 21 años con las mejillas rojas y empapadas por la enorme cantidad de lágrimas que había derramado -podía decir con seguridad que, de no haberse detenido en algún punto, pudiera llenar un río completo-; el otro era un hombre de 26 años con la mirada fría, portando un hermoso traje color vino que se le ceñía al cuerpo, creado a la medida era imposible que no le quedara como un guante.

Se veían fijamente, ambos repletos de pena por el contrario: el joven Jungkook veía como su yo mayor se veía tan serio, entendía porqué la frialdad inundó su corazón, y sólo quiso darse un fuerte abrazo para recordarle que el brillo de las estrellas no se apagan con unas cuántas lágrimas; el señor Jeon veía a su yo menor con el corazón destrozado, sobreviviendo a duras penas gracias a su familia que jamás le abandonó, con una alma llena de sueños y metas que deseaba cumplir, y un lobo juguetón y protector como compañero.

Ambos veían a su contraparte, pero no lograban encontrar una estabilidad entre el pasado y el presente, por lo que el Jeon mayor se alejó a pasos cortos y pesados de aquel niño débil, dejándolo en llanto una vez más.

Y entonces despertó.

Lo primero que vieron sus ojos fue un pequeño peluche del gato Pusheen sonriéndole, por lo que una diminuta sonrisa se instaló en su rostro, después se giró para ver el techo color salmón inundado con una luz grisácea, ya que fuera del enorme ventanal detrás suyo, el cielo se encontraba nublado; el dispositivo Alexa entonces comenzó su rutina:

"Buenos días, Jungkook, son las 8:30 de la mañana, en este momento en Seúl hay una temperatura de 18® Celsius con una sensación térmica de 15®; el pronóstico del clima son tormentas dispersas, espero que este lunes no sea tan pesado para ti."

-Oh, claro que será pesado, pero eso no lo sabes...bien, es hora de empezar

Se levantó sin mucho ánimo de la cama, se dirigió al baño para tomar una ducha rápida que terminó por despertarlo, se colocó un traje café claro; una vez cambiado, fue a la cocina a tomar una barra de cereal junto al maletín que siempre cargaba para finalmente salir de su departamento.

Entre sus pensamientos llegó el recuerdo de que ese día se reuniría con sus amigos, y al mismo tiempo, que tendría entonces que comprar todo lo que comerían y beberían como castigo por perder una pequeña apuesta, pero al menos, no estaba solo. Su querido Yoongi había abogado que Namjoon -uno de sus amigos- había hecho trampa, pero como todos estaban de acuerdo en que no fue así, le dijeron a Yoongi que entonces él prestaría su departamento para la fiesta.

No le quedó otra opción, y para demostrarle a Jungkook que no estaba molesto, le sonrió con esa sonrisa gomosa que tanto le gusta al alfa con aroma a roble, sonrojándolo un poco.

R⃤e⃤n⃤a⃤c⃤e⃤r⃤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora