Prólogo

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Antes de empezar:

Este prólogo es un resumen de los One Shots que ya he publicado ("No soy ni la MITAD de lindo" y "Flor venenosa"), estos exploran más a fondo a cada personaje y este escrito no solo los junta, si no que también los complementa y da paso a más acontecimientos. No es obligatorio leerlos, poco a poco se mencionará sobre estos en este mismo fic, pero les recomiendo darles una ojeadita... que lo disfruten.

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Dime si me echas de menos aún

Dime si no me perdonas aún

Principios de Marzo y los días solo se ponían cada vez más pesados.

Ya había pasado un mes desde que Hiro Hamada lidia con una horrorosa presión sobre su pecho, ya que, Megan, una amiga que solía ser tan cercana a él, con la que más solía divertirse y sentirse libre de expresarse, con quien no tenía la necesidad de querer impresionar... la chica de la que estaba enamorado, había iniciado una relación con alguien más.

Y lo peor de todo, es que no podía odiarla... Esta otra persona, esta otra chica, era perfecta. Era un ángel, de las personas más amables que había conocido, de lo más tierna y comprensiva.

No puede, simplemente no puede enojarse a gusto con ella. Así que solo se mantiene enojado consigo mismo.

¿Qué harás con todo este veneno? Nada bueno

Dime si me echas de menos aún

Tan poco respeto tiene por si mismo que ha deseado ser alguien más, ser como ella pero mucho mejor. Aunque con el tiempo ha decidido dejar de intentar, ella es delicada, él es tosco, ella es preciosa, él es horrible, ella es inalcanzable... y él es... pues, nada.

Miró el boche que estaba a punto de ponerse, pensando "¿Debería dejar de hacer esto? Ella ganó"...

"Esto... ¿Esto se trataba de ganar?" Pensó, mirándose con disgusto su propio reflejo en el gran espejo que tenía. "¿Algún día lo olvidaré?"

¿Lo vas a olvidar?

Can you let it go? [ ¿lo superarás? ]

Inexpresivo bajó la mirada hacia el adorno en su mano, suspiró y cerró los ojos. Quería tomarse un momento más antes de volver a bajar por esas escaleras y atender el café de su tía, de atender a sus clientes... de atenderlas a ellas.

Pero su momento fue interrumpido por una llamada telefónica.

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Dime que no te arrepientes aún

Dime si aún queda algo en común

11 de Marzo, 2022

Hace pocos meses, Miguel Rivera y sus primos, Rosa y Abel, cumplieron un año de haber llegado a la gran ciudad de San Fransokyo, que no era nada a comparación de su pueblo natal, Santa Cecilia.

Se tenían que ir a vivir a un lugar tan lejano para evitar ser reconocidos. Muchas escuelas de música aceptaban a Miguel y Rosa sin la necesidad de que ellos hicieran alguna prueba de admisión, ya que, los chicos cargaban con un gran peso:

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