II

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Está oscuro.

Eso fue todo lo que pudo pensar al despertarse, no podía abrir los ojos, una tela gruesa los cubría. Estaba tensa, como si hubieran querido apretarla hasta que se volviera parte de él; sentía la molestia del nudo en la nuca, giró la cabeza hasta sentir el nudo contra el suelo: estaba frío, demasiado, era concreto. El olor a humedad se hacía presente, recordó haberlo sentido incluso mientras dormía, le causó una extraña pesadilla dónde estaba atrapado en un pantano.

Atrapado. No, secuestrado. Esa era la palabra.

Sacudió su cuerpo, las ataduras se encontraban en sus tobillos y las muñecas, manos a la espalda; trató de moverlas, sintió un punzante dolor en aquella área. Era cinta adhesiva.

Su respiración comenzó a agitarse, el estómago le dio un vuelco causando náuseas y mareo, jadeo tratando de controlarse, pero era inevitable que el pánico subiera desde la boca del estómago hasta la garganta formando un nudo. Quería gritar, pero tenía miedo.

Trató de levantarse empujando la cadera, sin embargo el suelo era liso y duro, dio la vuelta para quedar boca arriba y recargar los pies en el suelo con las rodillas dobladas, tenía que arquear la espalda para no lastimar sus manos, pero el aire lograba llegar mejor a sus pulmones.

No sabía qué hora era, si la noche había acabado o el desmayo había sido momentáneo. No podía escuchar mucho: el repiqueteo de las ventanas por el viento, gotas de agua cayendo sobre un charco causado quizá por una llave rota u oxidada, su propia respiración y los latidos de su corazón. Estar con la espalda al suelo le hizo darse cuenta de lo alterado que estaba su pulso, inhalo profundamente para regularse, necesitaba estar lo más tranquilo posible para aclarar su mente.

Giró la cabeza a los costados, tal vez un reflejo por querer ver algo, pero no podía captar nada más. Exhaló lento para aliviar la tensión en sus músculos, su cuerpo cayó un poco, más relajado que antes.

"No hay nadie", pensó al agudizar el oído. Tocó con la palma de su mano el suelo, frotando para verificarlo, como temía: era completamente liso, si no fuera por la gruesa capa de polvo también estaría resbaladizo. Apretó las muñecas contra el suelo y arqueó la espalda para darse espacio, hizo presión para comenzar a frotar la cinta contra el suelo, al principio solo se deslizó a causa del polvo, pero una vez estuvo directamente contra el suelo, la cinta se tensó por la fricción.

"Tomará tiempo, pero puedo romperla", tenía que medir la fuerza que empleaba o se lastimaría, pero un par de minutos bastaron para que midiera la velocidad y presión que debía poner.

Entonces escuchó un ruido.

Se detuvo al instante, contuvo la respiración y trató de escuchar de dónde venía el sonido.

Era apagado, distante, pasos livianos, pero constantes. Se estaban acercando a él.

Dejó caer su cuerpo ocultando las manos bajo la espalda, para que no se dieran cuenta de lo que había tratado de hacer. Los pasos se detuvieron cuando los podía escuchar más claramente.

Seonghwa trató de enfocarse en cada sonido, bloquear el goteo y el chirrido de las ventanas e ir más allá de ellos. Entonces los encontró: murmullos.

No eran claros, como si algo les impidiera el paso, como si algo los separará... una puerta, lo tenían en una habitación.

Era difícil distinguir algo, pero sabía que seguían ahí, merodeando.

Contuvo su cuerpo al escuchar una perilla girar, trató de imitar la respiración pausada del sueño y relajar el cuerpo, no quería que supieran que estaba despierto.

Efecto colateral [HongHwa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora