Los sonidos habituales de mi despertador me indicaron que ya era momento de levantarse para comenzar un dia más de instituto, extendí mi brazo para alcanzar el despertador y cesar el insistente sonido. Admito que la idea de dormir cinco minutos más no me desagradaba por completo pues la noche anterior no pude dormir muy bien, por alguna razón mi cabeza me dolía tanto que ni siquiera los analgésicos que me dio mi madre funcionaron y solo pude tener unas pocas horas de sueño. Decidi no darle más vueltas al asunto y levantarme de una vez por todas por más cansada que me sintiera, tal vez un café bien cargado me ayude a mantener los ojos bien abiertos durante las horas de instituto.
Al bajar me encontré con el desayuno ya servido en su respectivo lugar del comedor y a mi madre cocinando lo que por si olor supe que eran crepas, me acerqué sigilosamente para asustarla, pero como siempre mi madre fue lo suficientemente rápida como para sentir mi presencia primero y voltear su cuerpo antes de que pudiera tan siquiera acercarme a ella.
-Ni siquiera lo pienses señorita, sabes muy bien que ese tipo de bromas no son de mi agrado. – soltó mi madre sin una gota de humor en su tono, a veces podía ser demasiado estricta con algunas cosas y no suele tomar con demasiado humor algunas otras, pero a fin de cuentas es mi madre. – A demas, pudiste causar un accidente si no me hubiera dado cuenta de lo que estabas a punto de hacer.
-Ya madre lo siento, era solo un pequeño susto mañanero para alegrarnos el dia, nada más eso. – le dije con tono divertido al cual su única reacción fue poner los ojos en blanco y regresar a lo que estaba haciendo. A veces su actitud no me agradaba mucho, siempre fría y distante pocas eran las veces en las que reíamos y podíamos contar tonterías, la mayoría de las veces no era asi por lo que esos momentos de felicidad son mis recuerdos más preciados.
Tome asiento mientras esperaba a que mi madre terminara de cocinar las crepas; como todos los dias cada plato se encontraba en su lugar junto a su juego de cuchara, chuchillo y tenedor los cuales siempre se encontraban sin falta, aunque uno de ellos no fuese necesario, cada vaso y taza en su lugar y al centro el florero favorito de mi madre con un ramo de flores de su jardín, eh de decir que hasta las flores combinaban con la decoración.
-Buenos dias familia – dijo mi padre cuando entro al comedor vistiendo su traje negro sin ninguna arruga, junto con su perfecta camisa blanca y una corbata completamente gris sin ningún diseño. – ¿Cómo despertaron el dia de hoy?, tu madre me comento que tenías un dolor de cabeza terrible anoche Isabella, ¿te encuentras bien?
-Si padre me encuentro mejor, gracias por preguntar. – le dije con tono amable, aunque con sinceridad el dolor no se iba por completo.
-Excelente, en ese caso desayuna rápido para que llegues temprano al instituto que tu récord de asistencias debe permanecer intacto. – mi padre era un hombre de pocas palabras, siempre iba directo al objetivo sin titubeos ni indirectas, para la comunidad él representaba al hombre perfecto que supo crear una familia de ensueño y educar a sus hijos de la manera más correcta. Con un empleo de envidia y una posición social no tan baja pero tampoco para llegar a esos niveles de presumir, manteníamos una vida estable, perfecta a la vista de todas las personas, modesta para mis padres y a mi simplemente me daba igual, lo unico que me esforzaba en hacer bien era seguir al pie de la letra las ordenes de mis padres lo cuales se han encargado de manejar mi vida hasta el momento; muchos piensan que estoy loca por permitirles hacerlo, pero hasta el momento nunca he experimentado un mal momento o penas que bien se pueden evitar con un consejo o advertencia previa.
-Bien, antes de comenzar nuestro desayuno daremos gracias, tomémonos de las manos. – mis padres eran muy conservadores, siempre dábamos gracias antes de comer y procurábamos tener por lo menos una hora de estudio bíblico; todos los domingos asistíamos a la iglesia y pertenecíamos al grupo de ayuda comunitarias de la misma. Para mis padres cualquier falta o desobediencia a las reglas merece un castigo sin excepción alguna y sin importar la gravedad de la falta, los castigos todos y cada uno de ellos tienen el mismo peso, asi los educaron a ellos y según eso los convirtió en las personas que son ahora, por esa razón utilizan los mismos metodos conmigo y tambien con mi hermana Isabel cuando aún vivía en casa con nosotros.
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El Verano de Nuestras Vidas
Roman d'amour"El amor viene envuelto en cajas de diferentes formas, colores y tamaños" Isabella solo sueña con poder ser ella misma, vivir su propia vida, hacer lo que en verdad le apasiona y poder encontrar el verdadero amor. Lamentablemente solo es eso, sueños...