Vamos a la época donde los antiguos dioses eran nuevos, recién nacidos, en la Tierra de Bedwyr en el reino de Gawain un mundo gobernado por las mujeres, lugar pacífico y bello donde los hijos de esta tierra son todos hermosos, de pieles obscuras unas más claras que las otras con grandes o a veces felinos ojos marrones como el chocolate, también verdes como esmeraldas derramadas sobre terciopelo negro, todos portan joyas doradas que resaltan sus cuerpos un lugar digno de gloria, algunas personas nacen con dones los más especiales son los dones con muertos de ahí el nombre de Bedwyr en su mayoría mujeres son las que portan estas habilidades, algunos hombres lo tienen pero no es muy común, es una tierra de hechiceros todos conviven de alguna manera con la magia, la tierra es respetada al igual que los animales cuando se come uno se honra hasta la última parte, y se guardan sus inocentes y sabias almas en piedras preciosas, para que ayuden y protejan al portador.
El príncipe Caron de Aures lo que significa amoroso y oro, hijo de la gran soberana Aysha, quien le pidió a un espíritu del bosque que le diera un heredero, de ahí nació él, por desgracia la reina murió, te preguntarás ¿cómo? Después de dar a Luz al príncipe emprendió un viaje a otra tierra, donde al tener un desacuerdo con un espíritu de bajo astral le lanzó una maldición, ni si quiera los grandes hechiceros de sus tierras pudieron romperla, se puso tan enferma que cayó en cama y pidió que sus hermanos la lanzaran a la hoguera, para que su alma se fundiera con la del fuego, no quedó nada de su cuerpo ni si quiera las cenizas, el niño que dio a luz es el más bello sol, el príncipe tiene ojos violetas, nadie en el reino los tiene, son grandes y con pestañas largas, sus cejas negras y pobladas, rectas, bien definidas un rostro en forma de diamante, labios algo carnosos, definidos y joviales, junto con unos marcados pómulos, una perfecta fila de blancos dientes, que parecían perlas, el color de su tez era moreno, apiñonado, a la luz del sol, algunas partes parecían doradas a la vista, aquel muchacho tenía un hermoso cuerpo, era alto, un metro con ochenta y siete, quizás, la forma de este era un triángulo invertido, los hombros anchos y el abdomen la cintura estrecha, aun así fuerte y ejercitado como un guerrero, unos brazos increíblemente fuertes y gruesos, las piernas igual, hermosas como las de un bailarín, sus caderas eran masculinas y afiladas, unos glúteos bellos, redondos y firmes, no hablar de su cabello, negro, ondulado y largo, hasta la cintura, los cuales a veces trenzaba ciertos mechones, los adornaba con flores, plumas o accesorios hechos de metales preciosos; ahora hablemos de la personalidad del príncipe Caron, aquel bello joven, es risueño y amable, con la inocencia de un niño, es gracioso y solidario con su pueblo, aunque también es testarudo, necio y orgulloso, aun así es buen chico, este ama correr por todo el reino siempre está descalzo, pisa con cuidado la maleza para no lastimarla en vez de correr parece que flota, siempre viste un chitón, una falda ceñida a la cintura la sostiene un cinturón hecho de una delgada cadena de oro, con pequeñas amatistas colgando por cadenas más finas, con brazaletes dorados en sus bíceps uniendo cada uno con telas a sus ante brazos, también una pulsera en el tobillo, un collar con la imagen de un sol, propiedad de su tía abuela, un arete largo donde cuelga una esmeralda, él ya tiene 16 años, tiene una regente, por todo el reino ha habido un rumor, sobre que una de las más poderosas brujas tenía un demonio como amante, un íncubo aprisionado el cual logró escapar y está suelto, este es de la más alta casta poderoso sin duda, aunque solo es un rumor, ¿no?, incluso si fuese así solo se acostaría con algunas personas y se iría, nuestro querido príncipe se encuentra dormido, rendido en la belleza de la noche, siendo abrazado por el recién nacido Morfeo, es una noche calurosa, no tanto como para dormir sin nada que te cubra pero si lo suficiente para dormir con una sábana, aquel se encontraba desnudo abrazado a las almohadas boca abajo, con las piernas flexionadas con su ancha espalda expuesta, lo único que cubren aquellas sábanas de seda son sus glúteos y la mitad de sus gruesos muslos, se ha sentido una oleada de calor sutil y luego una fría, un escalofrío recorre su espina dorsal y luego siente una leve caricia por la misma, algo se sienta en la cama y acaricia su cabello con dulzura, no es la mano de alguien conocido, ni de una mujer, estaba fría como la de un muerto. De pronto esa cosa que está ahí le da un beso en la mejilla, sintió como olió su cuello y suspiro excitado "hueles delicioso, me daré un gran festín contigo", aquello que estaba poniéndose encima de él dejándolo inmóvil, sentía que estaba en un trance, de pronto despertó con la vista aún borrosa, ladeó su rostro dejando su vista más libre pudo vislumbrarlo gracias a la luz de la Luna aquello tenía una apariencia masculina, y extraña para alguien que no había tenido contacto con otras tierras ni personas ajenas. Los ojos de aquella criatura eran grises y felinos, pestañas largas y blancas, y la piel tan blanca como mármol, cejas con un ángulo pronunciado, cabello rizado, labios rosados como pétalos, había algo en él que no era humano, sus orejas eran puntiagudas, y sus dientes... cuatro caninos alargados parecía que podía desgarrar cualquier piel.
-¿Quién eres?, ¿cómo entraste?- dijo con una voz entrecortada y baja, como un susurro, aquello que estaba sobre su espalda inmovilizándolo solo se limitó a sonreír, se inclinó hacia su nuca, dándole un beso, después una lamida que hizo estremecer a el noble.
-No te tengo miedo.- dijo con una voz firme, cuando la criatura escuchó respondió con un "deberías, porque estás a punto de ser mi cena".
-Tú no eres humano.-
-qué listo eres.- aquel no pudo refutar, sintió 4 pinchazos alrededor de su hombro, aquella cosa le había mordido como una serpiente, después aquellas cuchillas se separaron de su piel, una lengua larga, fría y húmeda pasó por aquella herida donde la sangre no cesaba y besándola, más bien succionándola, aquel demonio abrazaba su dorso, acariciando su vientre, cuando por fin estuvo satisfecho volvió a dar un pequeño beso.
-¿sabes lo que sigue después? No te preocupes, te gustará, aunque quizás en la mañana duela un poco, déjame adivinar, eres un delicioso virgen, hace mucho que no pruebo un muchachito, menos uno virgen, tu sangre es como fuego eres realmente delicioso, estoy ansioso por comerte.-
Caron tomó fuerzas y logró ponerse boca arriba, estaba realmente asustado, con un voz clara y fuerte dijo. -¡Bajo la protección de mis ancestros y guías estoy, no puedes acércate ni hacerme daño, así sea, así será y hecho está!- aquel se alejó rápidamente recargándose en una pared.
-No eres tan estúpido como creí, que valiente, esto es un sueño cuando despiertes, no recordarás nada, ahora ve a dormir.-
En la mañana me desperté por un ruido que hizo uno de mis sirvientes, estaba exaltado sentía un agudo dolor en el hombro, toqué, pero no había nada.
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Bedwyr Travel.
Short StoryEstamos en la tierra de los dioses cuando estos eran nuevos, y el radiante sol del príncipe Caron, cuya belleza es sin igual se ve en una serie de inconvenientes con una criatura de la noche, al parecer es ¿un demonio con forma de joven? ¿qué ha ven...