Bedwyr Travel.

Putridum

La fría y bella luna empapada de sangre contemplo aquel acto aberrante y estéril, un sacrilegio, una lágrima escurrió de mis mejillas mi alma parecía haber sido cortada por cuchillas incandescentes, pero sin embargo la sensación es deleitosa, me embriaga, mi longitud tiene otro tipo de ardor severo que no parará hasta que no sacie mi vergüenza y de ella obtenga un collar de blancas perlas, después de ello salí de nuestro dormitorio y me duché limpiándome de aquellos fluidos como si nunca hubiera existido tal crimen, mi ahora propietario me pedía que me educara así que decidí dirigirme a la biblioteca a leer hasta que fuera hora de volver a mis actividades, la mayoría de esos libros estaban en el extraño idioma que hablaba él y todos los que le servían, aunque también hablaban la lengua que todos los reinos cercanos hablamos para entendernos entre nosotros, aunque cabe mencionar que todos tenemos una lengua nativa, a los niños se les educa para saber su lengua y la que todos usamos, en fin volviendo al tema, tomé un diccionario y pude aprender algunas palabras, el sol se asomó era hora de comenzar el día, le recé a los dioses y salí de la biblioteca, tenía que buscar a Daren ese hijo de puta impostor, demonio.

Pero primero tenía que cumplir con todas mis actividades, siempre esperaba a que las chicas terminaran de ducharse para yo hacerlo pero una de las sirvientas me llevo a jalones al baño donde estaban todas ellas, me moría de la vergüenza sus cuerpos voluptuosos, rollizos o esbeltos estaban desnudos y expuestos, cerré los ojos y me cubrí con la tela pero aquella mujer me obligó a desnudarme, frente a todas ellas, a la mujeres no les parecía importarles que yo estuviese ahí pero cuando me desnudé algunas clavaron sus ojos sobre mi como cuchillas, escuché cuchicheos; me duché incómodo, no porque no fueran bonitas o no me sintiera atraído hacia ellas, solo que ducharme era lo único de privacidad que tenía, luego eso me vestí y comí, una de las ventajas de ser el favorito es que me daban comida especial y diferente cada día, hable con algunas de las chicas preguntando sobre Daren y donde se encontraba, al terminar la comida me dirige hacia su habitación la cuál tenía una puerta enorme, sabía que estaba ahí, sin tocar abrí la puerta y lo ví él tenía un gesto sorprendido.

-¡tú! Maldito.- le grité, la puerta se cerró y me aproximé a él.

-¿Qué pasa Caron? ¿Necesitas algo?- el actuaba tan tranquilo, le tomé de los cabellos con firmeza.

-No actúes como si no supieras nada, te he descubierto, sé que eres, sé que tú me visitaste en mi habitación la última noche que pasé en el palacio y sé que me visitaste ayer, tú fuiste quién me inició ayer en la fiesta de la Luna roja.- una sonrisa se formó en su rostro.

-Chico listo, es una lástima que durara tan poco nuestro juego, bien, me descubriste y ahora que harás, tus dioses te han abandonado por tus actos, te han despojado de las habilidades que te otorgaron cuando naciste, mi pobre príncipe, no tienes nada ni a nadie, tu papi te ofreció como ganado, tu madre murió y tu tía, tu muy querida y ambiciosa tía te traicionó, soy lo único que te queda, te he estado esperando aquí desde hace años.-

-¿Por qué? ¿tú no fuiste el íncubo que se le escapó a una bruja?- dije con un tono de voz bajo, le solté del cabello, en cierta parte tenía razón, estaba solo, había perdido mi título, mi tierra, mi reino, mis posesiones, amigos y toda mi familia.

-No, no supe nada de ello, he sido esclavo sexual de muchos hechiceros que me han atrapado, tomé forma humana y vine aquí, por ti, sabía que vendrías ¿por qué? ¿Recuerdas esa vez que estabas practicando alta magia con Tala y Urika, a pesar de que tu tía y ellos dijeron que no?, tenías solo 14 añitos, invocaciones y evocaciones, te creíste lo suficiente bueno y listo como para una evocación, pero te salió mal a medias ni siquiera me ibas a llamar a mi ¿verdad? Intenté atacarte pero tu tía te había protegido y me era imposible acercarme pero conforme fuiste creciendo te volviste cada vez más exquisito y apetitoso, despertó tu instinto sexual por completo y ahora si podía tocarte pero mejoraste como hechicero de los mejores de tu reino, así que esperé a que vinieras aquí, soy tu única compañía ahora.- aquella criatura se levantó, me acarició la mejilla, con su piel gélida, sobrenatural.

-Tú me tomaste por la fuerza y te aprovechaste de mi, me metiste en tu juego perverso.-una lágrima rodó por mi mejilla

-No, tú lo hiciste, tú provocaste todo esto, no llores es una pena ver a un muchacho tan apuesto hacerlo, y no te tomé por la fuerza, me recibiste con gusto, con las piernas abiertas, esta es una oportunidad para ti , soy lo único que te queda, incluso los dioses te han abandonado e incluso te han despojado de tus dones, yo puedo darte nuevos y mejores, soy un ser milenario puedo darte todo el conocimiento del mundo, cualquier cosa que desees, pero eso si voy a protegerte porque soy celoso con mi comida, no porque esté enamorado de ti, vas a ser mío cuando yo quiera a la hora que sea, sin rechistar, de todos modos... estás sucio, manchado, corrompido no tienes ningún tipo de perdón ¿qué más da, qué puedes perder?- aquella criatura cruel y hermosa me giró colocándome frente al espejo, me tomó de las manos y me abrazó besando mi cuello, estaba en shock realmente sorprendido y demasiado confundido.

-¿por qué haces todo esto?- pregunté ahora más calmado, no tenía miedo en lo absoluto, estaba en paz, sé que ese tipo de entidades son encantadoras, son seductoras, pero tenía toda la razón.

-Porque... estoy aburrido, vamos cariño acepta no tienes nada que perder, esta discusión está aburriéndome, perdiste tu reino, tus posesiones, pero puedes tener uno nuevo aquí yo estaré para acompañarte.-

Sentí una mano deslizarse por mi pecho, acariciándome con dulzura. -Está bien, acepto.- A la mierda, tenía que conseguir las cosas por mi cuenta, y tener un aliado no me haría daño, sería un hechicero poderoso más de lo que siempre fui, podía tener el mundo de rodillas ahora  si quería.