2. El Bosque sin Final

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La lluvia se detenía poco a poco, con la visión más clara, el misterioso castaño se acercó al extraño herido. Colocó su machete en la espalda y corrió a ayudarlo, la sangre que salía de él lo alertó. ¿Cómo había llegado alguien a ese lugar? Bueno, podría cuestionarse luego, lo tomó en brazos llevándolo a un sitio seguro, a su casa.

Luego de unas horas, ya había curado y vendado la herida del extraño. Al parecer la pérdida de sangre lo dejaría inconsciente por un rato más. Tras tomar un baño, se acercó curioso al chico que descansaba en su cama, con un paño húmedo le limpió el rostro. 

-¿De dónde saliste tú? Nadie llega a este sitio y créeme que tampoco sale. Me siento feliz, después de tanto tiempo al fin podré hablar con alguien más. Estuve tan solo en este lugar... Quisiera saber que pasó, ¿Porqué estoy aquí?

Cellbit emitió un leve quejido, movió con suavidad su rostro pero aún no despertaba.

-Je... Se ve que eres una persona con mucha resistencia, mira que estar en el bosque con tal herida, me pregunto cómo se hizo ese daño. -Se acerca- Tienes bonitas pestañas -Sonríe- Además ese mechón de cabello blanco es genial.

-Bueno Sr. extraño, iré por algo para comer, supongo que despertarás con mucha hambre. Es lo mejor para que te recuperes. 

El castaño sonrió y salió de casa con dirección al bosque.  Con ayuda del machete se abría paso entre los arbustos. Recolectaba leche, huevos y algo de carne. Además algunas bayas y maíz para sus tortillas. Llegando cerca del lago pensó en pescar algo. Quizá al invitado le gustaba otro tipo de carne. Levantó un poco sus prendas y remojó sus pies en la orilla, se sentó esperando paciente. Ya se había acostumbrado a realizar las tareas de casa por su cuenta. 

A lo lejos, entre los árboles, alguien se asomaba para observar a aquel chico durante su pesca "Eres tan hermoso" dijo para sí "Prometo que encontraré la manera de estar por siempre contigo" en ese momento un trueno sonó y aquella persona desapareció chasqueando la lengua con molestia.

-Verga que susto, parece que debo regresar, quizá vuelva a llover, al menos ya tengo lo que necesito. Uno o dos peces es suficiente para la visita.


Al entrar por la puerta de la cocina vio a un ave dando saltitos mientras cantaba en la mesa.

-Hola pequeño, supongo que vienes por algo de comida. Sabes, hoy llegó un invitado, espero nos llevemos bien todos. -Dijo Roier mientras daba de comer al ave.

El ave, agradecida por la comida, se posó en el hombro del castaño y lo acompañó mientras cocinaba, haría tacos de carne y asado de pez con papas. También una tarta de bayas, siempre es bueno tener postre. 

Al cabo de un rato, el delicioso aroma de la comida llegaba a inundar la casa. Cellbit se removió en la cama. Parpadeó con algo de pesar, se sentía entumecido. Con cuidado se sentó, notó que su herida ya no sangraba, se sentía mejor a pesar del persistente dolor. Se puso de pie siguiendo el aroma de la comida. Si bien estaba agradecido por ser atendido, no debía bajar la guardia. No tenía idea de dónde estaba y quería regresar a su barco.

Al asomarse por la cocina, pudo notar a un castaño cocinando mientras cantaba. Por más que trataba de recordar, le pareció que no era el mismo chico que vio en primer lugar, cuando perdió la consciencia al llegar. ¿Quizá era una persona conocida del otro chico?

Roier volteó y sonrió mientras saludaba a Cellbit, el mencionado se "erizó" ante las palabras del contrario. No tenía idea de quién era. 

-Vamos Sr. extraño. Pasa, toma asiento. Casi termino de cocinar. Tu herida era algo profunda por lo que debes comer bien para que puedas recuperarte.

La Habitación de los Secretos - QSMPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora