Capítulo 1

45 7 8
                                    


1. Una noche común

Voy sentada en el bus, soy una chica de 16 años que vive sola la mayor parte del tiempo. ¡Que día más divertido he pasado hoy! leyendo en la biblioteca hasta minutos antes de la hora de cierre, eso es mejor que estar sola en una casa tan grande como un palacio y tan solo con la compañía de un loro.

Ahora que voy junto a la ventana, en una de las filas del fondo del bus con mis cascos negros escuchando una de mis canciones favoritas "The reflections". Al mirar al exterior puedo ver qué ya no hay sol, creo que me retrasé mucho en la biblioteca porque era imposible elegir un libro para llevar, al final opté por "Harry Potter y el prisionero de Azkaban ", no es la primera vez que lo voy a leer, de hecho ya me leí la saga unas cuatro veces pues es una de mis sagas favoritas, no es de las mejores pero no puedo parar de releerla, tuve que ir a la biblioteca a buscar el libro porque, ¡tuve la gran idea de prestarlo!.

¿Pero a quien se le ocurre prestar un libro, Maddy?, ¡Podría romperlo, mojarlo, perderse!... Hay tantas posibilidades de que le pase algo malo, me entra escalofríos de solo pensarlo.

-Señorita- interrumpen mis pensamientos posando una mano en mi hombro-señorita llevo un rato llamándola, es la última parada-me avisa el conductor.

-Oh, gracias. Perdone no me di cuenta.

-No pasa nada-me dice muy amable el señor mayor, de poco pelo y canoso, barba abundante y piel arrugada. Este podría ser perfectamente mi abuelo, pero no lo es.

Por desgracia a mis abuelos no los llegué a conocer, mi madre me contó que mucho antes de yo nacer sus padres, es decir, mis abuelos murieron no por un accidente ni nada por el estilo, si no por la vejez.
Tampoco he tenido mucha suerte con la familia de mi padre, ni con mi padre, a él no lo llegué a conocer nunca y mi madre no quiere hablar de ello. Siempre esquiva mis preguntas, así que supongo que nos dejó y por esa razón no me quiere contar sobre él.

-Perdone. Otra vez- digo para salir del bus. Bajando a la oscuridad de la noche, que esta tan solo iluminada por pequeñas farolas de luz amarillenta y tenue.

-¡YA LLEGUÉ!-grito-¿Mamá estás en casa?-repito varías veces entrando y saliendo de algunas habitaciones sin obtener respuestas, tan solo del loro, que dice "Hola, Pico, Hola", aunque si tengo en cuenta que se llama pico. ¡¿Se esta hablando a sí mismo?! Bueno en todo caso no importa.

-Hola Pico-le digo para obtener una de sus pocas palabras.

-Hola-dice sin más y sigue comiendo.

Después de esperar durante 2 horas sentada en un taburete que está junto a la isla de la cocina, a que mi madre entre por la puerta de la entrada para poder cenar con ella ya que hacia tiempo que no cenábamos juntas decido, bueno mi estómago me suplica con ruidosos rugidos que le den alimento.

Me preparo una ensalada de algunas verduras que quedaban en el frigorífico: lechuga, tomate, maíz y pimientos verdes, más una lata de atún.
Una comida simple, rápida y deliciosa.

Ya han pasado 5h desde que llegué a casa y cené, pero no puedo dormir, en realidad miro al techo con la mente en blanco, sin pensar en nada y ahora que lo pienso, vendría bien pintarlo un poco.

-Hummmm, hummmm-vibra el móvil. Es un mensaje de voz de mamá.

-Hola cariño, no había cobertura y no he podido contactar hasta ahora. Lo siento pero tendrás que quedarte unos días sola. Pensé que el proyecto no se demoraría más de un día pero parece ser que no es así. No dejes mucho desorden y dale de comer a Pico. Besos.

- Vale mamá, no te preocupes. Que os salga todo bien, suerte- digo con voz de pocos amigos y medio dormida.

- ¿Tan tarde despierta?- dice con enfado.

- Mamá solo son la 1:24 no te enfades.

Se que no le gusta que este despierta hasta tan tarde pero no es mi culpa no poder dormir, aunque si no le contesto también se enfadaría, hay veces que ya no se ni que hacer. Si contestar o no.

- ¡Madeleine keller soy tu madre y te digo que te vayas a dormir ya!

Odio que me llamen así y lo sabe, solo lo hace para fastidiar. Ni siquiera me da tiempo a responderle cuando ya no está en línea. Es mi madre y le quiero mucho pero no me puede dejar una conversación a medias.

Pues creo que ya no va a contestar más, seguro que ha apagado el móvil por completo, como siempre hace cuando se enfada. Cualquier día va a tener algún accidente y no va a tener con que pedir ayuda. Mientras no le pasé nada mientras duerme no pasará nada.

Dormir. Cada segundo que paso despierta siento más la necesidad de hacer uso de su significado, ya se va notando lo tarde que es, tanto que no puedo aguantar más con los párpados abiertos. Será mejor que haga caso a las señales que me manda el cuerpo y dormir ya, además mañana tenia pensado levantarme temprano y aprovechar cada instante del verano.

Cuando inclino la cabeza hacia atrás puedo ver hasta dónde llegan árboles tan altos y hermosos que apenas dejan ver entre algunas ramas pequeños rallos de luz, siguiendo la vista desde donde alcanzo a ver con la acumulación de hojas verdes y brillantes hasta la parte más baja y ancha del oscuro tronco, veo y escucho a algunos a animales que habitan en él. En un agujero, no muy a lo alto, hay un nido de búhos.
De pronto un movimiento ligero entre los árboles mas cercanos llama mi atención. Sin pensarlo dos veces me dirijo hacia allí, lentamente, para no asustar a la criatura que puede encontrarse escondida detrás de los ahora visibles arbustos. Cuando me acerco, me agacho para que no se asuste y hago un espacio lo suficiente pequeño para mirar.

-No hay nada- las palabras salen de mis labios antes de procesar las y vuelvo a escuchar movimiento detrás mío.
Ahora al escuchar que es lo bastante grande como para romper una rama el miedo se a apoderado de todo mi cuerpo, impidiendo moverme y a duras penas me giro abriendo los ojos, estaba tan pendiente de mis nervios que no me di cuenta que cerré los ojos, aunque sea un autorreflejo sigue siendo muy peligroso.

En susurros de asombro alcanzo a decir- ¿Lobos?
Que animales tan... grandes, no pensé que fueran casi de mi tamaño. Hace años que no se veían lobos por el bosque pero no los recuerdo así, tal vez tuvieron que cambiar por su bien. Dana no se va a creer esto. Tengo el privilegio de estar tan cerca de una manada salvaje.
No tengo un por qué pero me siento tan agusto, y al ver que no han hecho ningún movimiento brusco al percatarse de que los estoy observando, me acerco más y más sin obtener reacción ninguna como si supieran que no les voy a hacer nada. Tan solo se limitan a ver mis movimientos. Cuando estoy justo en el centro de todos un ruido los hace ponerse en guardia quedando todos en dirección del ruido, que prestando más atención son como pasos pero no de un oso o cualquier otro animal, si no de una persona que sale de detrás de las ramas apuntando con una escopeta a uno de los lobos que está frente mia. Yo le grito suplicando que no lo lastime y el me dice que no me va a pasar nada que me sacara de aquí.

- ¡No le hagas nada, yo estoy aquí porque quiero!- le digo intentando parecer lo más calmada posible pero no puedo ocultar mi enfado.

-No te preocupes, yo me encargo- dice ignorando mi comentario y preparándose para disparar, segundos después de apretar el gatillo y ver lentamente salir la bala y llegar hasta el pobre animal. Que gime en sufrimiento, grito junto a los aullidos de los otros miembros de la manada.

Cuando abro los ojos me encuentro sentada en mi cama con el pecho agitado llendo hacia arriba y abajo. Todo había sido un sueño.

Nota de la autora:
¡Hola!, esta es la primera historia que escribo. Tal vez es un poco corto el primer capítulo pero los próximos irán siendo más largos, podéis opinar. Espero que os guste, voy a estar subiendo capítulos todos los meses pero no con día fijo de subida.
Gracias por leer♡

Atte: Olga N.

¿De Mundos distintos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora