Capítulo 3

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3 años después

La relación entre Seika y yo, había ido decayendo con los años y aunque quería culparla a ella por qué sabía que seguía enamorada de la conejita, sabía que no era justo. No era solo su culpa, yo me aferraba a ella, por qué era lo único que me quedaba de lo que era nuestra vida antes de la Tierra, pero si era honesta conmigo misma... incluso yo pensaba habitualmente en la conejita. Lo hacía por que estaba molesta con Fighter por seguir enamorada de ella, pero también, a veces solo pensaba en ella y ya.

A veces comparaba la relación de mi princesa con nosotras, con la relación que tenía la conejita con sus Sailor y me ponía triste por qué a pesar de todo... esa muchacha ingenua, apoyaba a todas sus Sailor a luchar por sus sueños, más allá de su misión.

Esta mañana me desperté nuevamente sola, y cuando giré vi que Seika estaba en el balcón. A penas estaba amaneciendo, y supuse que ella había estado observando las lunas de nuevo. La quería, pero me preguntaba si algún día podría ayudarla a dejar de ser infeliz.

- Sei-chan - susurré levantándome, con solo unas braguitas y una camiseta - Debes dejar el pasado atrás.

- Nunca lo entenderás, Mei-chan - susurró ella, dándose la vuelta hacia mí. - No puedo dejarla atrás porque la amo, y quisiera poder decir, que con tu cariño soy feliz, pero me falta algo siempre me faltara.

- ¡Basta ya! - exclamé alzando la voz - ¡Te aferras tú sola! Ella nunca te correspondió.

- ¡Te equivocas! - me gritó, acercándose a mi - Ella me quería igual que yo la quiero a ella.

- Por eso se quedó con su bonito destino predestinado, en lugar de luchar por ti - respondí, y supe que le había hecho daño - Lo siento...

- ¡Olvídalo! ¡Nunca me entenderás! ¡No sé ni para que sigues aquí conmigo! - dijo Seika, saliendo de la habitación con un portazo.

- ¿Qué he hecho? - susurré al aire, pues nadie me escuchaba.

Quería entenderla de verdad que quería, pero a pesar de ser la única persona que sabía que ambas habían pasado una noche juntas... no podía. Sabía que Usagi había arriesgado su vida para proteger a Fighter e incluso para protegerme a mí, pero... ¿Era eso amor?

¡Dios! Necesitaba aclarar mi cabeza, y seguir peleándome con Seika, no solucionaría nada. Solo deterioraría más mi relación con ella, y lo primero que necesitaba para entenderla a ella era aclarar mis propios sentimientos. Sentimientos que había ocultado por casi tres años, y que pensaba era por una de las guardianas de la conejita.

Por el poder de curación estelar, transformación.

Me transformé y fui en busca de mi princesa, quería escapar, pero mi sentido de la lealtad me obligaba a informar a mi princesa al menos.

La vi a lo lejos con Fighter, Maker y dos de las guardianas del otro grupo que normalmente estaba cerca de ella, así que me alejé. Necesitaba pensar lo que le iba a decir, no podía solo acercarme y decirle me voy ¿o sí? Pero cuanto más vueltas le daba al asunto menos sabía que decir, han pasado tres años. Jamás di ninguna muestra de mostrar aprecio por nadie en la tierra, así qué...

- No diré a donde voy - susurré para mí misma, mientras veía el agua del lago moverse. - Es lo mejor, por qué si Fighter se entera es posible que quiera venir y solo acabará más herida al verla con su pareja...

Después de unos treinta minutos, decidí ir en busca de mi princesa nuevamente. Y la encontré, sola por suerte para mí, cerca de su despacho.

- Kakyuu-himme - dije mientras hacia una pequeña reverencia - ¿Podría hablar contigo en privado?

HeartBeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora