1. Insomio

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Era lunes por la mañana y la alarma comenzó a sonar marcando las 7 a.m. Harry, como todos los días, estaba despierto ya que sus pensamientos no lo dejaron dormir.

Se levantó de la cama con sus pantalones anchos y camino hacia su ventana. Era un día nublado y lluvioso, sus favoritos.

Se dirigió hasta el baño y se miró en el espejo, pasó su pulgar por su cara notando que sus ojeras crecían cada día más. Se tomó una ducha rápidamente mientras escuchaba su playlist.

Al terminar se puso su ropa de trabajo y se dirigió hacia la cocina. Abrió la heladera y no había absolutamente nada, como siempre. El vivir solo al principio fue hermoso, ser independiente. Pero luego se dio cuenta que el estar solo no le hacía bien, sus días eras constantemente los mismos.
Comer, dormir, pensar, pensar y pensar.

Cuando uno tiene tanto tiempo libre su cabeza divaga, y comienzan a aparecer escenarios que no nos gustan, que nos hacen mal, que nos rompen un poquito más.

Harry abrió uno de las puertas de la cocina y se encontró con unos cereales, los agarro y se sentó en uno de los sillones, no sin antes agarrar su taza de café que lo acompañaba cada mañana.

En la mesa ratona se encontraba su diario, cada día anotaba como se sentía, que le había pasado el día anterior, si estaba bien, si estaba mal.

En las últimas hojas tenía una especia de calendario con un título que decía "noches de insomnio" y cada día iba tachándolos. Hacia dos meses que no lograba dormir más de dos horas por noche.

Cuando sus amigos o su familia lo iba a visitar, ponía una sonrisa en su cara y trataba de parecer feliz, pero toda máscara al final del día es retirada, dejándolo solo y con sus pensamientos nuevamente.

Al terminar de hacer los últimos garabatos, cerró su diario dejándolo en su lugar. Agarro su celular para ver la hora y se dio cuenta que si no se iba, llegaría tarde.

Lavo la taza rápidamente, después agarro su mochila, guardo sus cosas dentro y salió. Saco su paraguas y lo abrió para que la lluvia no lo mojara. Aunque si fuera por él caminaría mil veces por debajo de esta.

Tantas noches que caminó por el parque solo completamente mojado sin importarle nada. Realmente ama estos días.

10 minutos después llegó a su lugar de trabajo, una cafetería un poco antigua pero que la paga es bastante buena.

A los 21 años decidió que quería vivir solo, tenía una relación hermosa con sus padres y su hermana pero quería alejarse de eso y experimentar el vivir solo.

Su amigo Liam también trabaja ahí, él le consiguió el trabajo. Este también está estudiando y es por eso que Harry a veces hace doble turno.

Casi siempre va la misma gente, nunca van jóvenes, a veces es medio aburrido pero no se puede quejar, toma café gratis y de ves en cuando se guarda algunas tortas sobrantes en su mochila.

Ese día Liam debía ir a la universidad, por lo que Harry debía hacer doble turno. Habían solo 3 personas en el lugar, por lo que el rizado se sentó en una de las banquetas detrás del mostrador.

Se apoyó sobre su brazo y sin darse cuenta sus ojos se le fueron cerrando de a poco. No sabe cuánto tiempo pasó hasta que escucho un golpe sobre la mesa que lo hizo sobresaltar.

Como acto reflejo se paró rápidamente golpeándose con la silla logrando que se caiga sobre el suelo.

-Ay no ¿estas bien? - se escuchó por detrás del mostrador.

Harry no podía ver de quien se trataba pero se le dificultó un poco recomponerse. Segundos después vio como una cabeza se asomaba dejando ver a un chico con una sonrisa.

-Perdón no te quise asustar.

El rizado finalmente se levantó y lo miro de arriba a abajo. El chico tenía unos ojos celestes hermosos y estaba completamente mojado por la lluvia.

-Me di cuenta -respondió por lo bajo.

-¿No te dijeron que no se puede dormir en el trabajo? -dijo el ojiazul riendo.

-No te dijeron que no tenes que asustar a las personas porque les puede agarrar un ataque.

-mmm, no, no me lo dijeron.

Harry revoleo los ojos y se acercó a la caja registradora.

-¿Que vas a pedir?

-No voy a pedir nada, sólo quería desearte un buen día.

El rizado al oír esto se quedó unos momentos pensando en la situación, estaba por hablar pero fue interrumpido.

-Ya se que te va a sonar re raro, siempre vengo acá y le deseo los buenos días a tu compañero, Liam. Nunca te vi a vos. Bueno, igual ya me tengo que ir, que tengas un día hermoso.

El joven al terminar de decir esto se dio la media vuelta y se fue por la puerta.

Ojalá alguien le hubiera sacado una foto a la cara de Harry, tenía la boca abierta, no entendía absolutamente nada. Probablemente el chico estaba loco o algo así. Lo dejó pasar y volvió a su rutina aburrida.

Pensar, pensar y pensar.

Pensar, pensar y pensar

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Diario de Harry

Sonríeme una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora