3. La servilleta

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Harry llegó al trabajo y como siempre una pareja de ancianos estaba esperando para entrar y tomar su café como todas las mañanas.

Abrió la tienda ya que era el encargado de hacerlo y se puso a trabajar. Al salir rápido de su casa no pudo desayunar asique aprovechó a hacerse un café. No se que tan bueno es ya que él no duerme y agregarle cafeína a su cuerpo no es bueno, pero no le importó.

Mientras se estaba tomando su café el reloj marcó las 7:15 y la campana de la puerta indicó que un nuevo cliente entró.

Se levantó de la silla y miró hacia ese lado. Nuevamente vio al joven de ayer entrar. Se acercó y saludó a la pareja, parece que los conocía. Luego se dirigió hacia la caja y se paro frente a Harry.

-¿Qué vas a pedir? -preguntó el rizado.

-Nada, solo quería desearte los buenos días -contestó con una sonrisa.

-Asique todos los días vas a venir a hacer lo mismo? -asintió - Y ¿se puede saber por qué?

-Simplemente me gusta hacerlo, te vas a tener que acostumbrar a mi -respondio. Luego intento hacer un chiste del cual Harry ni siquiera se inmutó.

-Tengo un público exigente parece -dijo rascándose la nuca nervioso - ¿Vos sos Harry no? -preguntó el joven mientras miraba el cartelito con el nombre que colgaba de la remera del rizado. Este asintió.

-Sos la primera persona que saludo  y no me sonríe.

-¿Querés que finja una sonrisa o? -respondió Harry sin importancia.

-No, quiero que sonrías porque verdaderamente lo sentís, no me sirve que pongas una sonrisa que no es sincera. Yo se que voy a lograr ver una sonrisa.

-Ah si? Cómo?

-Todavía no se, pero lo voy a lograr, siempre logro lo que me propongo - Respondió con una sonrisa mientras se daba la vuelta y se iba. Harry asintió sin creerle, hace mucho mucho tiempo que él dejó de hacerlo y sinceramente no veía motivos para sonreír.

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Louis se levantó de su cama y luego de cambiarse y lavarse los dientes se dirigió a la cocina. El desayuno estaba servido, su padre lo había preparado para todos.

El día anterior le había hablado a Liam para preguntarle sobre Harry. ¿Por que no sonreía nunca?

Liam no supo responder, lo conocía hace algunos meses y fueron escasas las veces que logró verlo bien. Nunca se animó a preguntárselo, sentía que no debía entrometerse en su vida.

Louis se quedó pensando en que podía hacer por él. Una persona debería sonreír siempre, divertirse, pasarla bien. Obviamente hay momentos en los que uno está triste, pero hay que saber sobrellevarlos.

Después de comer su desayuno agarró su mochila, su abrigo, saludo a sus padres y se fue. Mientras se dirigía a la cafetería se le ocurrió una idea. Un poco loca, si. No sabía si funcionaría pero no perdía nada por intentarlo.

Abrió la puerta y como siempre la campanita de la puerta hizo ruido. Saludo a la pareja que iba cada mañana y se acercó a la caja. Harry estaba sentado y en su cara no se reflejaba ninguna emoción, como en la última semana.

- Buenos días -dijo sonriendo - Te pido un café para llevar, por favor.

Harry se acercó a la caja y registró el pedido. Mientras tanto Louis agarro una lapicera que estaba arriba de la mesa y se fue a sentar. Agarro una servilleta y escribió algo que siempre le gustó.

¿Estaba nervioso? Si, pero lo haría igual. Cinco minutos después Harry se acercó con su café y lo dejó arriba de la mesa para luego retirarse. Louis le grito un gracias y se fue por la puerta, no sin antes pasar por la caja y dejarle la servilleta ahí arriba.

El rizado lo miro confundido y Louis cruzo la puerta. Pero no se fue, se quedó mirando por una ventanita para ver la reacción de él. Vio como lentamente agarro el pedazo de servilleta y lo leyó, creyó ver una sonrisa y eso fue todo lo que necesito para saber que su plan había funcionado.

Se dirigió a la parada de colectivo con una sonrisa de oreja a oreja. Sus padres siempre desde chico le dijeron una frase que le quedó marcada "no es una mala vida, sino un mal día".

Quería entender por qué ese rizado que parecía estar pensando todo el tiempo, era así. En su mirada no reflejaba sentimientos ni emociones. Louis siempre quiso ver bien a los demás y hacerlos reír y esta vez no sería diferente.

 Louis siempre quiso ver bien a los demás y hacerlos reír y esta vez no sería diferente

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Sonríeme una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora