⛓️;; Uno

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Un par de meses antes.

Aclaró su garganta mientras arreglaba su cabello y camisa. Los nervios lo consumían por dentro como un agujero negro. Por fin se iba a declarar, por primera vez en su vida él sería el primero en dar los pasos principales de la relación, y la sensación era todo lo contrario que había escuchado. Varios decían que era una sensación hermosa y era normal estar nervioso, pero Jeongin en esos momentos tenía ganas de vomitar. No eran como mariposas o fuegos artificiales, él sentía que en breves le iba a dar un paro cardíaco y esperaba estar cerca de un hospital.

Por fin iba a entregar su corazón y tiempo a quien tanto le había gustado desde hace dos años y, ahora, lo traía enamorado como una colegiala.

Miro por el ventanal el interior de la cafetería, tratando de divisar a su amigo de pelos castaños entre las pocas personas que había en el establecimiento; lo encontró en una mesa del fondo con su móvil. Jeongin tragó saliva, pensando seriamente si entrar o no.

Quería y necesitaba expresarle a Hyunjin todo lo que sentía por él, pero la simple idea de que el mayor se riera en su cara lo aterraba y hacia que retrocediera inseguro. Aunque había estado planeando e imaginado este momento desde hace tiempo, preparándose mentalmente por si llegaba a ser rechazado o de no descontrolarse si la respuesta era positiva. Pero admitía que seguía igual de aterrado y  frotaba constantemente sus manos con nerviosismo.

Antes era un gusto, tal vez hasta un capricho; pero cada cosa y rato hacia que ese simple gusto creciera y terminara con el pelinegro arrastrándose por donde Hyunjin pisaba. Sentía celos cuando este hablaba con cualquier persona; tenia esa manía de reírse como niña por chistes malísimos o comentarios absurdos por parte del mayor; llorara para llamar su atención; etc. Demasiadas humillaciones que el mismísimo Jeongin, quien había contado cada acto, perdió la cuenta.

Respiro profunda y dificultosamente, caminando hasta la puerta de color café. Estaba seguro; hoy sería el día en que Hyunjin se daría cuenta que traía enamorado a su mejor amigo.

Pero algo en el cuerpo de Jeongin se sacudió, un escalofrió le recorrió cada una de sus extremidades, y de repente se vio caminando en sentido contrario del establecimiento.

«Deja de tener miedo, Yang»  se confronto a sí mismo, volviendo a dar la vuelta sobre sus pies y entrar en esa cafetería e ir a la mesa de su -por ahora- amigo.

Toco el hombro de Hyunjin y este giró a mirarlo con una sonrisa amplia. El corazón del pelinegro explotó en latidos y sus piernas temblaron.

« ¡Corre! Dejaste la puerta de casa abierta ¡Todavía hay tiempo para volver! » Su subconsciente trataba de hacerlo echar para atrás, de mentirse a sí mismo para que se fuera y dejara al castaño; porque tal vez se arrepentiría de varias cosas si llegaba a confesarse.

— Pensé que no vendrías. — Hyunjin soltó una risa entre dientes por el comentario. Jeongin, con una sonrisa, se sentó en la silla que estaba adelante del mayor

— No te dejaría plantado — Contestó el castaño viéndolo a los ojos, aún con su sonrisa encantadora. — Te compré un batido. — Aclaro señalando la bebida de color rosa.

— Gracias. — Se sonrojo el menor.

Hyunjin siempre había sido así y nunca se sonrojo por esos detalles; quería suponer que eran los nervios. Tomo un sorbo del batido para tratar de bajar el color carmesí que adornaba sus pálidos cachetes. Él había venido por un motivo: declararse, y ya estaba sonrojado y jugando nerviosamente con sus dedos debajo de la mesa mientras que su amigo miraba nuevamente su móvil, esperando a que le dijera el porqué de la repentina llamada pidiéndole ir a esa cafetería. — Hyunjin. — Tuvo que inhalar y exhalar constantemente para decir su nombre sin entrecortarse o ahogarse con su propia saliva.

— ¿Sí? — Pregunto él, dejando su móvil encima de la mesa.

— Q-quisiera — Ya estaba tartamudeando y no le gustaba para nada, y menos que Hyunjin lo mirara atento; buscando contacto visual. Jeongin soltó un suspiro entrecortado, hasta pareció un sollozó, del cual Hyunjin se preocupó.

— ¿Qué sucede, Jeongin? — Intento agarrar la barbilla del menor para así ver su tierno rostro; pero el pelinegro se negó y detuvo la mano del mayor. Desde un principio quería decírselo de una manera directa, el "Me gustas." Pero no se atrevía y decidió por decirlo de una manera más "camuflada", una indirecta en otras palabras.

— Quisiera ir al siguiente nivel. —Un nudo se le había formado en la garganta y tuvo que morderse el labio inferior para no dejar escapar un sollozo. Hyunjin frunció el ceño.

— ¿No te gusta aquí? — Jeongin alzó una ceja, sin entender a que se refería. — Bueno, pensé que te gustaba estar en esta mesa, pero claro que podemos ir al piso de arriba — El castaño agarro su batido y se dirigió a las escaleras. Mientras que al menor se le había caído la mandíbula – y esperanzas-. Mal interpreto sus palabras. Intento remediarlo de inmediato, decir otro expresionismo que sea más claro sobre ser pareja. — ¿Jeongin? —El mencionado lo mira, estaba esperando a que reaccionara y poder subir al segundo piso como había "pedido". Rendido, Jeongin asintió y se puso de pie mientras agarraba su bebida e iba junto al mayor, quien ya estaba subiendo las escaleras.

— Eres un idiota. — Musitó para luego seguirlo.

Hoy no era el día correcto para declararse.

You're stupid ⎯   HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora