⛓️;; Tres

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Dando un portazo, Jeongin exhaló frustrado, al borde de la locura. Estaba irritado, en realidad, lo estaban irritando ¿Quién? Si Jeongin tuviera más manos, apuntaría a Hyunjin, echándole toda la culpa de su frustración y enfado. Él era el dueño de los pensamientos del pelinegro en todo momento, y aún por más que sacudiese la cabeza e intentara mantenerse distraído, por ejemplo de las clases del profesor Min, no lo lograba. Se podría decir que Hyunjin era el ombligo del mundo de Jeongin a estas alturas.

Castigos, regaños, llamadas de atención; Jeongin tenía que pasar cada una de estas cosas, y más, por mantener su mente en el moreno cuerpo de su mejor amigo en vez de la realidad. Su penosa realidad, como él lo llamaba.

Y al llegar a su casa directamente subió las escaleras en dos por dos escalones para luego encerrarse en su bendito cuartó. Lanzó su mochila mientras se tiraba a su cama, enterrando su cabeza en la almohada, esperando que por arte de magia a esta le saliera una boca y se lo comiera. Algo raro pero lo agradecería, ya que más que nunca deseaba desaparecer de la faz de la tierra.

Por más que dijera lo harto, frustrado, enfadado, y otras mierdas más, no podía alejar el hermoso rostro de Hyunjin de su mente, y la idea de declararse también.

Indirecta tras indirecta, ¡¿Qué más tendría que hacer?! No podía simplemente ir y besarle, bajarse los pantalones y mostrar su trasero para que él lo apreciara y supiera lo que se estaría perdiendo, o aparecer con lencería diciendo un sensual "Tómame" y allí mismo el mayor se riese de él. Todas esas ideas cruzaban los límites de Jeongin, él tenía orgullo, bueno aún tenía un poco de ello, y no lo tiraría por la ventana haciendo una de esas bizarreadas.

¿Y siendo directo de una puta vez? Seguía teniéndole miedo al rechazó, burla, y en los peores de los casos, que lo ignorara. Así que necesitaba nuevas ideas ¡Ahora!

Tres toques en la puerta fueron necesarios para que Jeongin girara su cabeza a ver, evitando que se terminara asfixiando dándole vueltas constantemente al tema. — Mamá, no molestes. — Dijo, haciendo un puchero inocentemente. Jeongin estaba teniendo problemas amorosos y de seguro ella vendría a darle la típica charla o a avisarle de algo que no le importaba en lo absoluto. No se escuchó nada del pasillo, así que supuso que se habría ido; más equivocado no pudo estar cuando nuevamente la puerta fue tocada.

Bufando, el pelinegro se levantó de su cama para abrir la puerta. ­

«Hablando del rey de Roma.» Pensó en el momento que abrió la puerta, dejando ver la sonrisa deslumbrante y característicamente radiante. Por un segundo la idea de cerrar y poner seguro para luego volver a tirarse a su cama a quejarse de la vida se le cruzó por la mente, pero Hyunjin fue más rápido que la mano de Jeongin, entrando a la habitación de este.

— Me aburró en mi casa. — Hizo un mohín, cruzándose de brazos mientras se dejaba caer sentado en la alfombra. El menor sintió un hormigueo en su cuerpo, era demasiado aniñado y tierno. Hyunjin dejó de mirar a quién sabe dónde para dirigir sus ojos a su amigo. «No, Hyunjin. No pienso entretenerte como un jodido payaso.» Se mordió la mejilla. — ¿Jugamos un vídeo juego? — Sugirió, con ojos suplicantes.

Pensaba negarse, estaba muy destrozado como para prestarle atención a un juego. Pero, como una bombilla recién colocada en un abandonado y oscuro sótanos, una idea lo ilumino. Sonrió pasa sí mismo, tal vez así alguna indirecta podría sacar. Asintiendo, Jeongin prendió la consola mientras que Hyunjin elegía un juego.

— ¡Este! — Voceo el castaño, entregándole el juego seleccionado al menor. El susodicho lo analizo y suspiro pesado al darse cuenta que era uno de pelea. A ver qué mierda se le ocurría con esto, solo no esperaba meter la pata.

Ya puesto el juego y haber elegido los respectivos controles de colores, ambos se hayan viendo la variedad de personajes. Jeongin miró de reojo al mayor, observando como este presionaba su lengua con sus labios sin despegar su atención de la pantalla. Al principio pensó que lo hacía aposta pero enseguida negó, el contrario no sabía nada de sus sentimientos. Volvió la vista al juego, sin saber a quién elegiría.

Rápidamente se percató que dos de los personajes masculinos llevaban casi la misma vestimenta, miró nuevamente a Hyunjin, esta vez analizando su ropa que, para sorpresa del menor era también casi idéntica a la suya. El mayor llevaba una camisa roja con rayas blancas horizontales, mientras que él con una sola raya en cada manga.

— Esos dos llevan casi la misma vestimenta. — Habló, con la voz temblorosa debido al repentino golpe de nervios que comenzaba a perjudicarle la garganta. — Parecen pareja. — Se mordió el labio inferior. — ¿Te lo imaginas? Seria lindo. — Musitó. «Estúpido, estúpido, estúpido.» Se maldijo a si mismo por haber hablado.

Para su desgracia, Hyunjin solo se encogió de hombros, indiferente, mientras elegía un personaje al azar. Jeongin frunció el ceño ¿Y ahora qué haría? Con un estúpido juego de pelea no podía hacer ninguna comparación, pero por lo menos agradecía que no haya sido alguno de carreras.

¿Si le insinuaba físicamente? Es decir, si hacia algún movimiento en vez de taladrarse la cabeza usado las palabras. En tan solo pensarlo hizo que un leve color carmesí invadiera sus mejillas.

— Quiero el control azul. — Reclamó, girándose a mirar a Hyunjin. Este alzó una ceja.

— Pero ya elegí mi personaje. — Se negó el mayor, cruzando sus brazos.

La escena era algo infantil, demasiado para ser sincero, pero a Jeongin no le importó e inmediatamente se abalanzo encima del mayor con intenciones de "quitarle el mando", quedando a pocos centímetros de su rostro. Vio cómo su nuez se movió, tragando saliva.

Y sin esperarlo, ya tenía el control azul delante de sus ojos acompañada de una mueca del castaño. Jeongin lo miró confundido, agarrándolo.

— No hacía falta que fueras brusco, Jeongin. — Hyunjin apartó al susodicho de su regazó, mientras se frotaba su dedo índice. — Me pisaste el dedo. — Frunciendo el entrecejo, él se quejó.

— Lo siento. — Fue lo único que pudo articular Jeongin, bajando la cabeza. Lo había arruinado.

— Está bien. — Tomando la barbilla del menor para nuevamente alzar su vista, Hyunjin le sonrió cálidamente, dándole a entender que se despreocupara. — Pero igual te partiré el culo. — Rió mientras sacaba su legua en forma de burla, y comenzado la partida. Jeongin puso los ojos en blanco, encontrando un doble sentido a sus palabras, que obviamente el mayor no lo hizo intencional.

— ¿Eres idiota o le tiras piedras a los aviones? — Masculló el menor, sintiéndose avergonzado. Definitivamente tuvo que haberle cerrado la puerta en la cara.

You're stupid ⎯   HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora