17 de enero.—La única solución es la votación.
Suspiro y bajo la cabeza hacia la mesa, tratando de evitar poner los ojos en blanco. Las pulseras en mi muñeca chocan entre sí cuando alzo mi mano para masajear mis sienes, haciendo que el suave tintineo agregue tensión en mi cabeza. Deseo más que nunca tomar los auriculares de mi bolso y perderme en la música, cosa que no tendría problema de hacer si no fuera porque, por supuesto, me llevaría una reprimenda. Algo como confiscar mi celular o una llamada de atención, no importa, el señor Parker no tiene preferencias.
No obstante, cedo a la tentación y comienzo a recitar mentalmente la letra de una canción con el objetivo de distraerme del bullicio.
Estoy a la mitad del coro de Stereo Hearts cuando un papel sale volando de mi derecha hacia el rostro de Alisson.
—¡Hija de...!
—Vocabulario, Alisson.
La chica giró hacia el señor Parker con furia latente en sus ojos y señaló a Lisa, que contenía una sonrisa con su mano.
—¡Me agredió!
La rubia alzó una ceja.
—¿Tienes pruebas?
—¡La maldita hoja tiene tu nombre!
Golpeé la espalda contra el asiento y negué con la cabeza, queriendo salir por la puerta inmediatamente.
Hay gritos por todas partes, papeles volando, acusaciones peligrosas y golpes contra la mesa. El ambiente es un completo caos y ni siquiera el señor Parker hace algo para calmar la situación. No tenemos ninguna razón para estar peleando, pero de todas formas aquí estamos. Somos vehementes, temperamentales y todos queremos ser escuchados. No importa el tema ni el resultado, siempre encontramos la forma de alterar las cosas. Somos un completo desastre y no hay otra cosa que quiera hacer que no sea desaparecer. Me duele la cabeza, el cuerpo y la mano de tanto anotar. ¿Qué cosa? No tengo que mirar los apuntes para darme cuenta que nada tiene sentido.
Pero cuando alzo la cabeza y miro a mi alrededor, no puedo evitar sonreír. Porque sí, podemos ser un completo lío, pero es caótico y hermoso a la vez. No puedo imaginarme un lunes sin las tímidas palabras de Jackie, ni el fuerte temperamento de Alisson. Adoro el suave aroma de las velas de vainilla y el tacto del papel sobre mis dedos. Aguardo ansiosa los constantes resoplidos de Brandon o las replicas sarcásticas de Lisa y, naturalmente, el tranquilo comportamiento de Donnie. Me encuentro en un lugar que es parte de mi como una segunda piel, algo que me hace bien. Quizá por eso decidí que por una vez en mi vida no iba a hacerle caso a Valerie.
Estaba jugando con fuego, eso ya lo sabía. Pero no iba a permitirle quitarme más cosas. No obstante, eso no quería decir que no había tomado medidas de seguridad; cuando hablé con el señor Parker sobre quitar mi nombre de toda impresión, él no se molestó en preguntar. No le importaba, por supuesto, pero había visto la mirada comprensiva en sus ojos antes de irme. No necesitaba mucho más para saber que conocía a mi madre, o por lo menos, estaba al tanto de mi situación. Cualquiera que fuera, bastaba para mí.
Para mamá, yo estaba en la biblioteca. Literalmente. Valerie no bromeaba cuando había decidido instalar un software de seguimiento, pero Donnie, de una manera en la que preferí no preguntar, logró hackear su infalible sistema y hacerle creer que los lunes y miércoles yo me encontraba estudiando sus estúpidas leyes en la biblioteca.
Eso no bastaba para hacerle frente, ni mucho menos, pero era un gran paso. Sabía que el día en el que se daría cuenta no estaba muy lejos, pero ahora, mientras disfrutaba del caos y la preciada sensación de sentirme parte de algo, no podía importarme menos. Estaba preparada para sus planteos. Estaba lista para tomar decisiones en mi vida.
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Las cosas que no me dices
Ficção AdolescenteExisten tres motivos significativos por los que Brielle Benworth odia a Adonis Hartmann: - Es el idiota que le rompió el corazón a su mejor amiga. - Es perfectamente obvio que bajo su fachada de "chico bueno" está completamente podrido. - Y aunque l...