EPÍLOGO

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–¿Vas a ir Charly?– mordí mis labios. Si quería, ¿pero debía? Claramente no. Había pasado ya un año, pero sinceramente se sentía como si solo hubieran pasado días. Involucrarte en este mundo es difícil, involucrarte con alguien como él, lo era, pero salir de este mundo sin un par de golpes de la vida era simplemente imposible. Este tipo de relaciones, de amor, simplemente era peligroso. Intoxicante.

–Yo...– mordí la punta de mi dedo, buscando alguna excusa. ¿Mi gatito murió? No, no tenía gatos, y ella bien lo sabía. Aparte de que era terriblemente alérgica a algunos de ellos. Como a Luca. Nunca pude estar cerca de ese gatito sin evitar estornudar como una loca.

–¿Realmente estás pensando una excusa para no venir a mi boda?– su acusadora voz me hizo apretar los labios con culpabilidad. Si lo estaba haciendo. Pero no era porque no quisiera estar cerca de ella en un día tan importante como este, solo, solo quería decir que aún no cerraban por completo mis heridas. Y el verlo parado con un perfecto traje a su medida simplemente sería como meter el dedo en la herida. Absolutamente doloroso. E innecesario. – Es algo raro estarte rogándote, sabes que no lo haría, porque respeto tu "duelo" o como le quieras llamar, pero es mi boda, solo me casaré una vez en la vida Charly, bueno, eso creo– su risa inundó la línea y me hizo sonreír también. – ¿puedes hacer un esfuerzo por mi?, realmente te quiero ver ahí. ¡Aparte de que eres una de mis damas de honor, ingrata!– cerré los ojos con culpa. Sí que lo era, y justo ahora no me estaba portando como la mejor dama de honor de la historia. Debía ir, no quería remover lo que había enterrado, pero ella realmente lo valía. Además de que si no iba, probablemente vendría hasta mi casa y me sacaría, así estuviera en pijama. ¿Se imaginan a una novia corriendo por las calles como loca? Bueno, esa sería ella.

–Lo haré– susurré

–¿Disculpa? – estaba sonriendo. Realmente estaba disfrutando el hacerme esto.

–Que si lo haré

–¡Eso es! Yo sabía que te convencería, mamá siempre dijo que los Canela tenemos un poder para eso– lo sé, tu hermano me lo demostró. –en fin, arregla tu bonita cara y mueve tu trasero rápido aquí. Ya estamos todas, Charly.

–¡Fernanda, ven acá, aún no termino tu peinado, niña!– alguien gritó de fondo

–¡Por dios, ya voy!, ese es mi llamado Charly, nos vemos en unas horas. ¡Te amo!– gritó en forma de despedida antes de colgar la línea.

Quité el teléfono de mi oreja y suspiré pesadamente. Realmente era la peor amiga de la historia. Pero no me pueden culpar, si decía que se habían sentido como días desde que todo pasó, fue por el simple hecho de que prendía la televisión y ahí estaba él, siendo anunciado en esos top de canciones. Abría Twitter y había un trending sobre él o la noticia de su nueva canción. Abría Instagram y mis etiquetas estaban repletas con memes sobre stream dime tú. No podía dejar de pensar en él, aunque quisiera. Así que mi método fue desconectarme del mundo durante meses. Pero aún así, salía a bares con mis amigos, ¿y adivinen qué? Su maldita canción sonaba en ese instante en el bar.

Esa es la parte difícil de involucrarte con alguien de ese medio. No son fáciles de olvidar, porque parece que la tierra conspira en tu contra y en todos lados ves su cara. Además de que las fans no cooperan mucho, siempre etiquetándome en sus cosas o mencionándome en sus publicaciones. Algo difícil de lidiar.

Me coloqué el vestido, sumida en mis pensamientos. No me quedaba nada mal, pero mi cara de pocos amigos no era el contraste perfecto.

–¡Por dios, viniste!– Fernanda corrió como pudo por el pasto del salón en sus altas zapatillas y me rodeó con sus brazos.

–¡Fernanda, el maquillaje!– Mariana gritó detrás de ella.

Dime tú    [J.C] // terminada ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora