Capítulo 3.

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Pasaron tres días desde el descubrimiento que Baek Hyun hizo en el fondo del armario de Se Hun, pero el pelinegro seguía sin saber quién era el apuesto joven en la fotografía instantánea. A pesar de haber buscado pistas en su perfil de universitario, no encontró absolutamente nada que lo pudiera acercar a la respuesta que tanto deseaba.

—Bueno, tenemos que admitir que eso ya es extraño, Se Hun —Baek Hyun estaba en aquel apartamento otra vez, ayudando a su amigo a empacar—. Ahora incluso yo estoy dudando de lo que dije cuando cenamos pizza contigo. ¿Y si ese chico es un desconocido al que te encontraste por ahí en algún momento de tu vida y sólo le pediste permiso para tomarle una fotografía? —Cuestionó—. Digo, mira lo llena que está esa caja de zapatos, solías fotografiar un montón de cosas, así que es una posibilidad... ¿No crees?

—¿Puedo decir algo que se escucha como una locura total?

—Por supuesto.

—No puedo irme de esta ciudad sin saber quién es este chico.

—¿Quieres decir que... no nos venderás tu apartamento? —Preguntó con cierta preocupación.

—Tranquilo —rio un poco—. El sitio ya les pertenece, Chan Yeol y tú siempre fueron mi primera opción en cuanto a los interesados, sólo quiero llegar al fondo de este caso antes de mudarme. Sé que me comerá la cabeza si me marcho a Daegu sin resolverlo y tal vez ni siquiera pueda dormir bien allá.

Su búsqueda continuó en la universidad. Habían cambiado muchas cosas con el paso de los años, pero de una manera u otra, el ambiente seguía siendo el mismo... Caminar por el suelo de aquel edificio lo llenó de nostalgia. Sin querer perder el tiempo, buscó a los que habían sido sus profesores y que seguían trabajando en ese lugar.

Pocos mencionaron que el chico en la fotografía les parecía conocido. Se Hun realmente no podía culparlos... Con treinta o más alumnos por cada grupo que les fuera asignado, probablemente más de cien por semestre, ¿cómo sería posible recordar a todos? Tenía sentido que se hubieran olvidado de ese chico.

Estaba a nada de volver a casa. No tenía caso seguir en busca de respuestas en la universidad si ahí nadie podía decirle bien a bien quién era la persona a la que tanto quería recordar o como mínimo darle un poco de información al respecto. Sin embargo, antes de abandonar por completo el lugar, se le ocurrió pasar por la cafetería y comprar un licuado sólo para revivir los viejos tiempos. No esperó que en la fila se iba a terminar encontrando con la mujer que había sido su maestra de Literatura.

—¿Maestra Jung?

—Hola —le sonrió—. Tú eres... ¡Oh Se Hun! ¿Verdad?

—¡Sí, soy yo! Qué buena memoria tiene —rio un poco, auténticamente feliz por el inesperado reencuentro.

—Me lo dicen todo el tiempo —bromeó—. ¿Qué te trajo hasta acá? Hace años que te graduaste.

—En realidad, vine porque... no puedo recordar a alguien que, según mi amigo Baek Hyun, pasó tiempo con nosotros en la universidad —se rascó la nuca con cierto nerviosismo—. Ah... Tal vez eso suena bastante tonto...

—Para nada —aseguró la mayor—. Espero que puedas encontrar a esa persona y acordarte de ella.

—Ya le he mostrado esta fotografía a tantas personas hoy, pero... ¿Usted también podría echarle un vistazo, por favor, maestra Jung?

Cuando la mujer asintió, el pelinegro sacó la fotografía instantánea y se la entregó. La señora Jung se le quedó viendo fijamente hasta que tuvo una respuesta para él. Su buena memoria en verdad era envidiable.

—¡Lu Han! —Exclamó—. Lo recuerdo, fue alumno mío... y una de las mentes más creativas con las que he tenido el placer de trabajar —agregó con una sonrisa tierna—. No entiendo. ¿Estás buscándolo aquí? —Preguntó extrañada.

—Lu Han... —Repitió el nombre.

El chico en la fotografía tal vez no era un desconocido, después de todo.

Le dio las gracias a la señora Jung y, olvidándose de su licuado, salió de la cafetería rápidamente. Llegó a su apartamento y abrió la caja donde había puesto sus pertenencias más antiguas, buscando entre ellas hasta encontrar el teléfono celular que había usado en sus años como estudiante universitario.

Ni siquiera sabía por qué había tomado la decisión de conservarlo, pero ahí estaba, sosteniéndolo en su mano. El aparato tardó un poco en encenderse incluso después de que el pelinegro lo hubiera conectado para recargar su batería.

Apenas tuvo la oportunidad, buscó el nombre "Lu Han" entre los contactos agendados de ese teléfono y sonrió de lado cuando lo encontró. Tenían una corta conversación guardada.

Se Hun
¡Se borraron todos mis mensajes
otra vez! No puedo seguir con un
teléfono así...
En fin.
Lu.
No estás enojado, ¿o sí?

Lu Han
¿Qué?
Claro que no, tonto.
Me dio risa que me tomaras
una fotografía mientras pensaba
en mi respuesta.

Se Hun
¡Ni siquiera estabas pensándolo
en serio!

Lu Han
¿Tú no me estabas preguntando
en serio?

Se Hun
Hmm...

Cerró los ojos e intentó traer a su mente algún recuerdo relacionado a esa conversación, pero no lo logró. No sabía de qué estaban hablando. Se estaba encontrando con un obstáculo nuevo en su búsqueda... ¿Y lo peor? Que sucedía precisamente cuando parecía que el misterio podía ser resuelto.

Continuará.

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Al menos ya sabe cómo se llama el chico en la fotografía. (?)

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El chico en la fotografía [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora