Capítulo 5.

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Decir que no se encontraba nervioso sería una mentira, pues cada minuto que pasaba se sentía como una hora y, por si fuera poco, los intentos de la simpática Dilraba por divertirlo no estaban dando resultado, aunque los agradecía con una sonrisa.

—¿Cómo conociste a Lu Han? —Preguntó la chica de repente, dejando que su auténtica curiosidad se notara en el brillo de sus ojos.

—Ah... Parece que... fuimos a la misma universidad cuando éramos más jóvenes —dijo con voz tranquila, lamentando no poder estar tan seguro de sus palabras.

—¿A qué te refieres con "Parece que"?

—A pesar de que yo tomé esta fotografía, no puedo recordar la gran cosa acerca de Lu Han... —Admitió.

Pasaron al menos otros tres minutos antes de que Lu Han entrara a su campo de visión. Venía en una bicicleta verde, sonriendo débilmente mientras el viento mecía su lacio cabello ahora teñido de una curiosa, pero bonita, tonalidad azul. Se Hun se sorprendió mucho al verlo, al grado de por poco quedarse sin habla. Sin tomar en cuenta el color de su cabello, podía decir que Lu Han no había cambiado nada, como si la fotografía descansando entre sus manos hubiese sido tomada tan sólo unas cuantas horas atrás.

—¡Por fin llegaste! —Exclamó Dilraba, corriendo a recibirlo con un abrazo veloz.

—Tú eres la que opinó que ya no estaba tan lejos —le recordó, riendo bajito.

Se Hun se acercó también, sintiéndose un tanto culpable por interrumpir aquel momento agradable entre Lu Han y Dilraba. No tenía nada que hacer en ese sitio, era un hecho que parecía estar escrito en toda su expresión facial, pero de todas maneras quería estar ahí simplemente para volver a encontrarse con el chico en la fotografía.

—¿Lu Han? —Lo llamó con cierta timidez.

—Se Hun... —Susurró un tanto sorprendido—. ¿Qué haces aquí? ¿Acaso Dilraba y tú se conocen y recién me entero? —Preguntó acompañado de una risa suave.

—Me adelantaré —dijo la castaña antes de tomar la gran caja que estaba en el cesto de la bicicleta de Lu Han y caminar hacia la biblioteca, dándole así cierta privacidad a los chicos.

El más alto no sabía ni cómo comenzar a explicar lo que sentía en esos momentos, estaba sonrojado y ni siquiera entendía el porqué, pero Lu Han pareció arreglarlo todo al dedicarle una sonrisa y romper el silencio antes de que fuera demasiado incómodo.

—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos... Mucho más desde la última vez que nos vimos —comentó tranquilamente, por fin bajando de su bicicleta—. Dime, ¿cómo has estado, Se Hun?

—¿N-no estás enojado conmigo? —Logró preguntar.

—¿Eh? —Parpadeó un par de veces, un tanto confundido ante las palabras ajenas—. ¡Por supuesto que no! ¿Por qué lo estaría?

—Dejamos de estar en contacto y... creo que fue culpa mía —soltó un suspiro—. Me da mucha pena decir esto, pero incluso me había olvidado de ti, Lu Han.

—No deberías sentir pena —intentó transmitirle algo de calma—. Fuimos amigos en la universidad, pero después crecimos y tomamos caminos diferentes. ¡Eso es de lo más común que puede pasar! —Explicó sin borrar su sonrisa cargada de amabilidad—. Es muy de fantasía creer que absolutamente todos los amigos que uno hace durante sus años de estudiante universitario se quedarán a su lado para siempre. Hay algunos casos, pero son en verdad muy pocos...

—Lu Han —lo interrumpió—. Necesito saber qué es lo que te pregunté...

Extendió la fotografía hacia él y esperó a que el más bajo la tomara. La sonrisa de Lu Han se extendió levemente al ver aquel recuerdo capturado y después volteó a ver a Se Hun.

—¿En serio no lo recuerdas?

—En serio —se rascó la nuca con cierto nerviosismo.

—Bueno... Sé que fue sólo una tontería, pero de todas formas no te lo diré —le enseñó la lengua.

—¡Lu Han! No seas así... —Rio un poco—. Si tú lo recuerdas, entonces dime, por favor.

El peliazul sonrió con ternura y le regresó la fotografía. Podía imaginar las posibles reacciones por parte de Se Hun cuando supiera la verdad, cosa que lo obligó a cubrir su boca con una mano para evitar soltar una carcajada.

—Me preguntaste si me casaría contigo —reveló—. Yo me puse a pensarlo y tú me tomaste esa fotografía.

—¿Qué...?

—Y sí, estoy hablando en serio.

Los recuerdos comenzaron a aparecer en la memoria de Se Hun lentamente y se quedó boquiabierto. ¡Lu Han había sido más que un amigo para él en la universidad! Le gustaba... ¡Y mucho! Sin embargo, nunca tuvo suficiente valor para decírselo directamente y sólo trató de deshacerse de sus sentimientos para no hacerle daño a su lazo amistoso.

¿Por qué lo había olvidado? ¿Sólo para proteger a su corazón de un amor imposible? ¡¿Había huido?!

—¡Es verdad! —Casi gritó con el rostro completamente rojo—. Te pregunté si en un futuro te casarías conmigo...

—Dejé la respuesta en tu casillero, pero supongo que nunca la viste... —Suspiró—. Y ahora todo esto parece parte de una película, ¿no? —Sonrió de lado el peliazul—. Dos chicos se enamoran cuando son jóvenes, pero no llegan a nada, se reencuentran después de años y sus corazones piden a gritos intentar algo, mas es demasiado tarde para eso y no se puede hacer nada al respecto, así que sólo se sonríen y piensan en cómo habrían sido las cosas si tan sólo hubieran sido un poco más valientes en su pasado.

—¿Demasiado tarde? —Preguntó sin entender—. ¿Por qué dices eso?

—Ya conociste a Dilraba, ¿no es así? —Miró hacia el suelo—. No sé si te lo dijo, pero es mi prometida. Me casaré con ella en diciembre —hizo una breve pausa—. Incluso si sintiéramos que queremos decirnos algo ahora mismo, no serviría para nada.

—Oh... —Un tanto sorprendido, retrocedió un paso e intentó reír—. Bueno, menos mal que lo dijiste antes de que te invitara a tomar un café, ¿no?

No podía negar que se sentía un tanto desilusionado. Recordar a la persona que movió tantas cosas en su corazón cuando estuvo en la universidad y revivir todas esas emociones por un corto segundo sólo para terminar enterándose de que esa persona ya no podría estar con él ni por error... Era un golpe duro.

Lu Han empezó a reír con fuerza, teniendo incluso que llevarse una mano al estómago mientras se doblaba un poco en su lugar.

—Estaba bromeando —confesó—. Dilraba y yo somos sólo amigos. ¿No notaste que ni siquiera usa anillos?

—¡Lu Han! —Infló las mejillas.

—Guarda tu número aquí, ¿sí? —Le pasó su teléfono celular al contrario—. Me encantaría tomar un café contigo, Se Hun.

La sonrisa de ambos en ese momento fue suficiente para iluminar todo a su alrededor de una manera única.

Fin.

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¡Feliz cumpleaños a Lu Han!

Muchas gracias por leer este fanfic, espero que les haya gustado. ~

El chico en la fotografía [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora