Cuando te pesa el aire que respiras, se cierra la boca de tu estómago, haciendo que tengas ganas de vomitar las mariposas muertas que de allí proceden, esas que llevan tu nombre y apellidos. Recuerdos que aparecen justo antes de dormir, de momentos que nunca ocurrieron, tan detallados que parecen reales.
Jamás existirá algo que duela más que lo que no pasó. Nos armamos de valor tomando nuestras propias decisiones pese a las consecuencias, sabiendo que algo que no podremos cambiar nunca es nuestro pasado, ni nuestro destino.
Quizá estábamos destinados a encontrarnos, pero no en este momento, quizá dentro de un tiempo podamos hacer realidad esos recuerdos que abarcan mis noches de soledad, en las que no puedo dejar de pensar en ti.
O quizá en otra vida, seguiré esperándote.
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Latidos cautivos de mi cobardía
RomanceTodo lo que no pude decirte en voz alta, lo siento.