Hoseok giró hacia la derecha, estirando uno de sus brazos en busca de su Kookie. Al no sentir la calidez y el aroma de su omega, sus ojos se abrieron lentamente, en un intento de acostumbrarse a los rayos de sol que se veían obstruídos por la cortina. Volteó de nuevo y tanteó en la mesa de noche hasta tocar su teléfono. Eran las ocho y cuarto de la mañana.
¿Y Jungkook?
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En la planta baja; la mesa ya estaba puesta y la cocina olía deliciosa. Un joven omega pelinegro iba y venía a lo largo del cuarto del horno con calma, terminando de decorar los pequeños coctels de frutas para llevarlos a la mesa, mientras cantaba en voz relativamente baja, la canción que él mismo compuso.
Recordaba la vez en la que la presentó en su escuela y en la persona para quién fue producida. Le daba rabia, pero a la vez, a medida que las palabras salían de su boca, como el agua que cae de una cascada natural; la imagen de la persona que su mente creaba, cambia radicalmente.
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A pasos silenciosos bajaba pedalño tras pedalño, siguiendo con su olfato el asombroso aroma que provenía de la cocina, combinado levemente con el de su omega.
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Eres el Sol que asciende otra vez en mi vida
Una reencarnación de mis sueños de infancia
No sé lo que son estos sentimientos
Quizá esto también sea un sueño
Una silueta de hombre se encontraba a tan solo unos pasos. Y cuánto más caminaba para alcanzarlo, más fuerte se hacía la esencia de alfa y más aullaba su lobo para aumentar la velocidad.
Escucho el océano desde muy lejos
Camino por el sueño a través del bosque
Y voy hacia ese lugar que cada vez se pone más claro
Ya estaba más cerca, y podía apreciar mejor la cabellera rojiza. La persona giró sobre su eje, y Jungkook sonrió enternecido al ver que aquel joven era tal y como lo esperaba. Alto, varonil, coqueto, caballeroso. Orbes avellana, piel morena, nariz respingada, labios ideales, pómulos y quijada marcada, hoyuelos en la mejillas, dientes grandes y sanos y una sonrisa acorazonada: grande, reluciente, sincera y risueña.
No pudo evitar sonreír como bobo al imaginarse a su pareja, mientras sacaba cuatro tostadas y las colocaba con cuidado en dos platos distintos.
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Con el sigilo de un gato se asomó por la pared de la cocina, percibiendo la esencia de vainilla, coco y caramelo más dulce que nunca. Jungkook cantaba y se movía con experiencia en la habitación, con sonrisas bobas de por medio y suspiros que estaban haciendo aullar a su alfa.
Está soñando despierto...
<Y está pensando en nosotros...>
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Toma mis manos ahora
Eres la causa de mi euforia
Y allí, en esa utópica playa donde el mar cantaba y el sol se elevaba. Su alfa le tomaba de las manos para besarlas con parsimonia, logrando enloquecer a su enamoradizo lobo. Y la melodía se iba desvaneciendo, a medida que en la imagen de su cabeza, el alfa se lo llevaba consigo para observar el horizonte. Justo al tiempo en que acababa con su labor de colocar perfectamente queso untable en la última tostada.
—Buenos días, bebé.
—¡Hobi! —exclamó asustado, dejando caer el cuchillito de acero sobre la mesada, volteando para mirar a su pareja—. Diosa mía, ¿cuándo... tú... yo...? Quiero decir, buenos días —saludó sonrojado, sin poder sostenerle la mirada a su mayor.
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Escuela de alfas 🦋Hopekook🦋
Fanfic"¡¡¡Las parejas destinadas son reales!!!" Decía el título del artículo de la revista de la escuela, que el Omega castaño leía. ¿Era cierto? Jungkook toda su vida había pensado que eso era sólo una simple leyenda. Aunque pronto confirmaría que el ar...
