22 De la cena en la casa de los Jeon

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—¡Hobi hyung! —exclamaron los alfas menores al abrir la puerta de par en par.

Jungkook saltó sobre su sitio ante la sorpresa y Hoseok rió encantado con los besitos y pequeños abrazos que sus menores le daban, algunos entre lágrimas.

—Hyung estábamos muy preocupados—lloriqueó Jimin.

—Sí hyung, por favor no nos vuelva a asustar así —le siguió Taehyung sin romper el pequeño abrazo en el que se encontraban.

Esa misma tarde noche, no sólo Jungkook se enteró de la situación de Hoseok.

—¿Lupus? —preguntó triste Taehyung.

Jimin, Hoseok y Jungkook asintieron a la vez en silencio.

—¿Por qué no me lo dijo antes?

La respuesta fue sencilla: de sus amigos alfas menores, Tae siempre fue su favorito. Era un alfa divertido, amoroso, absolutamente encantador y respetuoso, aunque no siempre todo fue color rosa para él. Hoseok sabía que años anteriores había sufrido de una depresión algo grave cuando su abuela falleció, eso le había roto el corazón en mil pedacitos pequeños, cuando el mismo Tae finalmente pudo abrirse con él. Desde entonces Hoseok se había prometido hacer siempre todo lo posible para que su menor nunca la pasara mal de nuevo, comenzaron a salir a fiestas, en la escuela pasaban más tiempo juntos y las pequeñas reuniones o juntadas en casa de Hoseok se habían vuelto un hábito en el verano. El pelirrojo decidió guardar su pequeño secreto para sí mismo, no quería que su menor se preocupara demasiado y menos que le tenga pena; preferiría su silencio y su rectangular sonrisa.

Taehyung rompió en llanto nuevamente y abrazó con cuidado el torso de su mayor, mientras le susurraba entre lágrimas y sollozos numerosos lo amo hyung. Los ojitos de Hoseok se inundaron de lágrimas otra vez, alertando a Jungkook, que reforzó el agarre en la débil mano de su pareja y comenzó a acariciar la cabellera rojiza con las yemas de sus dedos.
Los llantos cesaron al cabo de unos minutos, dando paso a pequeñas sonrisas débiles entre los adolescentes.

Luego todos los aún presentes en la sala de espera del hospital pasaron a visitar al pelirrojo. La única condición que éste había establecido, era que dejaran a Jungkook quedarse a su lado hasta que la hora de visitas se acabara. Dicho y hecho, los segundos en pasar a la sala, de a dos, fueron Jin y Namjoon, seguidos por Dahyun y Yoongi. A continuación, entró Jiwoo, quien consoló a su hermano menor con miles de besitos y caricias, que hasta Jungkook terminó por ligar. Por último, para sorpresa de ambos adolescentes, sus padres ingresaron en la pequeña habitación.

Jungkook, que no había soltado la mano de Hoseok en ningún momento, aflojó levemente el agarre al sentir la presencia del alfa macho y mayor de todos. El pelirrojo notó el cambio y débilmente apretó la manita de su omega, esperando poder tranquilizarlo.

—Mi cachorro —fue lo primero que dijo Taeyang mientras se acercaba por segunda vez en el día a la camilla de su hijo para darle un ruidoso beso en su frente—. ¿Descansaste?

—Sí papá —respondió su hijo menor con una muy pequeña sonrisa formada por sus labios, dejando a la vista su par de hoyuelos.

Los ojos avellana del alfa mayor se posaron sobre el chico sentado al lado de su hijo, que sostenía su mano firmemente y le acariciaba el dorso con delicadeza con su dedo pulgar. Los finos labios del omega castaño formaron una sonricita, que fue devuelta por parte del padre de su novio.

—¿Está todo bien ahora cielo? —preguntó Ha-Neul a su hijo, cuando se acercó a la camilla junto con Yang Mi.

Hoseok observó a su omega regalándole una pequeña y tímida sonrisa de hoyuelos; Jungkook le devolvió el gesto mientras posaba su mano derecha sobre el cabello del alfa, luego miró a los mayores que se encontraban del lado derecho de la camilla.

Escuela de alfas 🦋Hopekook🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora