#2 Wherever you go, I will follow • (G)I-DLE •

▪ Chapter 4 ▪

SOYEON

"Recuerda que te amo." Soyeon susurró antes de darle un cuidadoso beso en la frente a Soojin.

Estaba oscuro, lo suficientemente oscuro como para que la luna y las estrellas brillaran en el cielo negro, el aire estaba helado. Soyeon estaba segura de que empezaría a nevar en cualquier momento.

Se movía silenciosamente por las calles iluminadas por una sola farola aquí y allá. Todos en las casas dormían. Las cortinas cubrían las ventanas, si la helada no había hecho antes el trabajo.

Soyeon sabía que tenía que darse prisa. Los autobuses solo llegaban a su estación una vez cada tres horas por la noche, pero sabía que antes tenía que llegar al hospital. Y ella lo hizo. 

Salió apresuradamente del hospital y echó de menos a su Woogie en el momento en que salió por la puerta, pero no podía darse la vuelta. No podía quedarse aquí, no importaba cuánto su corazón la empujara hacia atrás.

El chófer vestido con gorra la miró con el ceño fruncido cuando entró al autobús. Parecía un poco extraño, con ojos penetrantes y boca caída. Un par de escalofríos recorrieron la espalda de Soyeon cuando se dio cuenta de que tendría que sentarse con él, sola en un autobús durante al menos algunas paradas. Pero se sentó en el medio del autobús, cerca de una de las puertas, y se tapó los oídos con los auriculares antes de pasarse la capucha por la cabeza.

La voz de Yuqi en su grabación definitivamente hizo algo. La chica se había estado jactando de su canto cuando Soyeon cantó en su cita, y no dejó de hacero cuando Soyeon le pidió que la ayudara. Aparentemente, la niña había estado cantando desde que tenía tres años, pero consiguió su voz profunda al pasar por un resfriado.  Soyeon no sabía si creer eso o no, pero igual le gustaba la china, sin importar si mentía mucho o no.

✦ ───∘❀∘── ✿ ──∘❀∘ ─── ✦

La coreana no sabía cómo ni cuándo sucedió, pero de alguna manera se las arregló para quedarse dormida con el canto de Yuqi en sus oídos. Bueno, no se suponía que eso sucediera. De repente, se encontró mirando el amanecer desde la central de autobuses de Busan, con el bolso a los pies y los auriculares en los oídos.

No había nieve a su alrededor, pero aún estaba lo suficientemente frío como para que su aliento fuera visible frente a ella.

Observó las coloridas casas que miraban al mar, antes de mirar a su lado donde vio los altos edificios. Pensó que ese era su destino, pero todavía no podía ir allí.

Le tomó más tiempo de lo que había pensado, y culparía a su falta de conocimiento tecnológico, pero eso golpearía su orgullo.  Pero finalmente, logró subir todos sus archivos a un sitio web y se aseguró de poder iniciar y cerrar sesión sin que nadie más lo encontrara. Sacó la pequeña tarjeta del interior de su teléfono y la mordió por la mitad, antes de escupirla. Luego, arrojó su teléfono al suelo una y otra vez hasta que dejó de encenderse.
Ahora realmente no había vuelta atrás.

Soyeon colgó el bolso en su hombro y respiró hondo antes de caminar por el camino hacia los edificios altos.

La chica rubia cometió un gran error. En el estrés de escapar de su casa sin que el monstruo o su ayudante se dieran cuenta de ella, se olvidó por completo de traer dinero. Y lo que tenía eran un par de billetes que guardaba en el bolsillo trasero de sus jeans. Si era inteligente, podrían ser suficientes para comer durante unos días, tal vez una semana, pero seguramente no podría gastarlo en un motel ni en ningún lugar para dormir.

Se compró un trozo de pan, que comió antes de encontrar el centro de esta ciudad. Seguro que era más grande que el de su propio pueblo y mucho más sucio. 
Las flores no parecían estar cuidadas, pero era invierno, así que Soyeon no podía culpar a nadie. En el pueblo de donde ella venía, las flores siempre estaban dibujadas en tantos colores, pero nunca fueron realmente coloridas. Soyeon prefería estas flores muertas, porque al menos no eran falsas.