Capitulo 4: Peligro

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.4.

—¿Me estas pidiendo sexo?

Vaya, imaginé todo tipo de escenarios pero nada tan cercano a eso.

—No lo llamemos asi por favor —me dijo.

—¿No? ¿Y entonces que?

—Te creí mas inteligente Itachi.¿ Acaso crees que puedo tener sexo en este estado?

Mirándolo bien no podía, si bien estaba sentado sobre la cama las correas no le daban demasiada movilidad, sería realmente difícil.

—No, no puedes —recalque lo obvio. Él sonrió —. ¿Entonces? —yo podía pensar, alguna forma. Aunque no estaba seguro.

—Escuentra una manera de liberarme y ahí te diré si podemos o no. Realmente estoy necesitado, como imaginarás llevó así todo el día, ni tocarme puedo. Pero mi deseo mas urgente es un baño, no es muy agradable ser limpiado por una mujer todos los días. Mucho menos si esta ni siquiera es de tu gusto. Si fuera un hombre seria diferente.

—Ya veo, Hinata te baña todos los días.

No se porque pero me causaba risa imaginarla a ella limpiando el cuerpo de este chico. Por dios si ella suele sonrojarse con el mínimo acercamiento con cualquier hombre, hasta creí que jamás vio uno desnudo.

—Que asco. ¿Te la has imaginado desnuda verdad? —me preguntó con desagrado. Hasta entonces no lo había pensado bien pero podria ser que, ese chico fuera...

—Por dios no —Hinata desnuda, no es lo mío —. Lamento informarte que ella no está entre mis gustos.

—Mas te vale, no me gusta compartir mis cosas.

—Espero no lo digas con respecto a mi.

Caminé hacia el para sentarme a un lado de donde estaba. Ya hemos hablado y más que un loco me parece normal, claro dejando de lado su personalidad algo rara.

—¿Oh y a quién más crees que me refiero? ¿Esa vaca pechugona?, por favor antes me muerdo la lengua.

—Ella no te agrada por lo que veo. Hinata es una buena chica, algo torpe pero no es mala.

—¿Torpe? —preguntó irónico —. Esa mujer es la encarnación de la inutilidad. Nunca hace nada bien y cuando me mira lo hace con esa mirada de lástima. ¿Acaso sabes cuanto odio que me miren como si fueran superiores a mi? —negué. Creo que no debí seguir ese camino. He tocado una vena sensible —. Sobretodo ella, una mujer estúpida.

De un momento a otro él comenzó a removerse, la cama temblaba. No se como podía, las restricciones no le daban movilidad y aun asi, él las forzaba.

—Ya detente. Te vas a lastimar, no te muevas —dije asustado. Su cuerpo se veía tan delicado que podía romperse en cualquier instante.

—¡Déjame! A ti tampoco te importa que me suceda, eres como ellos. Las prefieres a ellas sobre mi. ¡Te creí diferente Itachi! —dijo. Entonces se calló, hasta paró de moverse. Me asuste.

—Oye yo no..

—Vete, no quiero verte más —totalmente sorprendido por el cambio radical en su voz me quedé estático en mi lugar. Esa voz no era para nada la que había escuchado hasta ahora, es sombría, intimidante —¡Fuera!

—Esta bien me iré —era lo mejor por ahora. Él no se veía como si estuviera dispuesto a hablarme como antes. Creo que ahora me odia —. Por ahora —pensé.

—No tienes que venir, olvidate de cualquier cosa que te dije.

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¿En serio que le pasa a ese chico? Todo estuvo bien hasta que Hinata salió a la conversación. Veo que no le agrada, pero no creo que ella le haya echo algo.

Es algo, diferente de lo que imaginé.

Mañana regresaré, espero no siga enojado.

Ya había llegado la noche cuando llegué a la habitacion de Izuna. Todo el pasillo estaba oscuro en señal de que era hora de dormir para los pacientes. Con cuidado abrí la puerta verificando que no hubiera nadie cerca, si me ven entrar a estas horas a la habitación de un paciente estaré en problemas, sobretodo al ser un niño.

—Izu —le llamé con suavidad esperando oir su voz. Yo tenía una copia de la llave de su habitación, la cual había tomado junto a la del 306.

—¿Itachi eres tu?

—Por supuesto ¿quien más vendría?

—No sé, pero me alegra verte.

Encendí la luz y allí lo vi. Hecho  bolita en un rincon sobre la cama. Parecía un ratoncito asustado.

—¿Que ocurre cariño? Porque estas allí.

–Vinieron ellos.

Con razón está así.

Me senté en la cama a su lado. Izuna se acercó a mi sentándose sobre mis piernas dejándome acariciar su pelo.

—Tranquilo, ¿no te hicieron nada verdad? —pregunté sin detener las caricias.

Cada vez que los familiares de Izuna venían el se comportaba de esa manera. No los conosco, no suelen venir dentro del horario estipulado, razón de demás para ser sospechoso todo lo que le embarga. Alze a Izuna colocándolo sobre mi regazo y envolviendolo entre mis brazos.

– Ella dijo que me veía igual, que no había cambiado ni un poco y que estaban desperdiciando dinero en mi. Entonces el hombre la regaño y se acercó a mi. Se sentó en la cama y me miró. Yo me escondí debajo de mi sábana. Sabía que si lo hacía los monstruos se irían —me dijo Izuna.

—¿Se fueron?

—Si, aunque dijeron otras cosas muy feas.

—Bien hecho cariño —elevé sus mentón con una mano para presenciar sus ojitos
Lentamente acerque mis labios a su frente depositando un besito —. Has sido muy valiente.

—G-gracias —pude ver que sonreía mostrando un lindo sonrojo que contrastaba con el brillo de su mirada.

Se que me estoy metiendo donde no me llaman pero Izuna me inspira cariño, siento una necesidad de mantenerlo a salvo.

—Dormimos ya. Es muy tarde para los niños estar despiertos.

Con un bostezo Izuna me respondió.

Yo me dejé caer sobre la cama con él sobre mi, sintiendo como lentamente caía dormido, su respiración cosquilleaba en mi pecho.

—Izu-chan te lo prometo, no dejaré que te ocurra nada.



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—¡Buen día! —saludé emocionado al inquilino de la habitación. Como siempre estaba en penumbras.

Al abrir la ventanas un gruñido de enojo salió de sus labios, me giré para verle y grande fue mi sorpresa.

—¿Qué te ocurrió? —pregunté acercándome a él.

Se veía muy extraño, bueno más de lo ya era.

Él intentó hablar pero sólo un gemido doloroso salió de su garganta.

—Aguarda te liberaré.

Yo no lo vi, mientras con la llave que le había robado a Hinata abría las restricciones del chico misterioso del 306, el como sus ojos brillaron casi bañados de fuego... y me quemé.

¡No estoy loco! (Uchihacest) by Elizabeth Uchiha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora