Su nombre es Johnny [ Dracnathan]

03: Bella

La manos pálidas y delgadas de la vampiresa se posaron sobre la pared rocosa con cautela, palpando las rocas sobresalientes de la pared es busca de la indicada. Sentía su estomago revuelto y un cosquilleo inundar su cuerpo.

Eran los nervios, y ella sabia que ellos podían ser traicioneros para ella y lo que pudiera decir o hacer. Era un riesgo que podía acabar de buena o mala manera, en la que el chico o vivía o moría dependiendo del tacto con el que se dijera reverenda verdad.

 Más sin embargo, ella estaba segura de una cosa, no podía retirarse ahora del plan.

Su esposo sabia de la presciencia del chico y su hija también, no podía llegar y expresar que simplemente se fue de la nada.

Aun cuando dijo que era un primo de un tío que ella no conocía, se le fue la lengua diciendo que se quedaría unos días. 

Refunfuño cuando se empezó a impacientar al no encontrar la piedra hacia el pasadizo y lanzo una maldición en tono bajo mientras golpeaba la pared con enojo. La pared tembló al impacto.

Fijo su vista en el chico que le miraba ensimismado, con los cabellos pelirrojos indomables enmarañados y un traje de gala negro cubriendo su cuerpo no supo como no sonrojarse.

"Maldita bola mortal" Maldijo mentalmente mientras veía con sumo detenimiento al muchacho.

Pudo ver como este le miraba nervioso y frunció aún más el ceño. 

Jonny simplemente retrocedió unos pasos atrás sintiendo su cuerpo erizarse del temor. ¿Y cómo no estar de esa forma cuando una vampira te ve con ojos de querer tirarse encima de ti? Era como tener una fiera frente de si. De forma literal.

La mirada fría y calculadora de Martha no se despego del cuerpo humano por un largo lapso de tiempo, haciendo del pelirrojo una bola temblorosa y nerviosa. 

Las manos firmes de la mujer hicieron del aire aparecer tela negra entre luces azules y brillos, con una mirada de advertencia sobre el chico,  posiciono la capa sobre los hombros del pecoso, atándola de forma elegante y colocando los botones brillantes de oro correctamente, realizo un movimiento con su mano acoplando el cuello de aquella tela negra.

Era tedioso transformar un humano común en un vampiro, pensaba mientras volvía a intentar resolver que hacer con la mata de cabellos rojizos implacable.

Suspiro aliviada mientras se alejaba un par de pasos lejos del chico, con mirada analítica. Estuvo apunto de reclamarle al joven sobre su cabello, cuando unos golpes sobre la madera hicieron a ambos tensarse.

El pecoso dirigió su vista a la mujer sin saber que hacer realmente.

Tenia dos cosas en mente. O era alguna emergencia que ocurría en el lugar, o alguien ya los había descubierto.

Sus nervios comenzaron a estimular su cuerpo, preparándolo para cualquier cosa, mientras que en su mente, trataba de estar lo más relajado posible para no levantar sospechas. Ninguna de las dos cooperando con el cuerpo menudo del chico.