𝗡𝗼 𝗲𝘀 𝗻𝗮𝗱𝗶𝗲

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Desperté de golpe y no precisamente por la alarma. Intenté mirar hacia todos lados pero alguien había encendido la luz de mi habitación y eso estaba quemandome los ojos, literalmente.

Me senté en la cama cruzando las piernas bajo las colchas, con el dorso de ambas manos me restregue los ojos e hice el intento de volver a mirar sin quedar encandilado por la claridad. Logré mi objetivo, y lo que vi no me causó más que ternura.

—¿De verdad te has puesto esa cosa?—dió un brinco en su lugar, lo había asustado.

Me reí por su reacción.

—¡Jodida mierda, Yoon!—exclamó quitándose rápidamente de la cabeza una vincha con orejas perteneciente a mi hermana.

Y ahora que lo pienso, no sé que hace eso entre mis cosas.

—Igual, te queda bien—le sonreí. Me dejé caer hacia atrás y estiré las piernas, acabando en la pocision en la que estaba al dormir—. ¿Te trajeron las suaves brisas del otoño?

Hace alrededor de cuatro días consecutivos que Jimin no viene a mi casa, y ya se me estaba haciendo raro el no tenerlo haciendo nada conmigo. Si bien hablamos todo -pero en serio, cuando digo todo es todo-, el día por WhatsApp, nada supera que verlo en ultra-mega-super 5d sea lo mejor del mundo.

—Mamá me envió un mensaje, diciendo "Tu gato enfermó, ya ni come. Ven a verlo" y llegué exactamente quince minutos después de leer el mensaje— respondió con simpleza, lo miré por el rabillo del ojo y estaba acomodando acomodando mis perfumes de menor a mayor como acostumbraba hacer cada vez que viene a verme.

Mi madre es también la suya, su relación es incluso mejor que mía con ella.

Eso, en cierta parte es bueno, pero si mamá supiera que Jim no comparte ni la mitad de su manera de pensar creo que no le permitiría el paso a la casa.

Y con "Gato" se están refiriendo a mí, y sí, soy yo quien ha agarrado una gripa tremenda.

»—¿Porqué no me dijiste nada? Hubiera venido antes a hacerte compañía.

—No quería—estuve a punto de decir molestar pero para evitar más regaños, la cambié por otra—; contagiarte.

Pude oírle suspirar, y apuesto a que rodó los ojos.

La madera bajo sus pies crujía suave cada vez más cerca, por lo que supe que se estaba acercando. Cuando se acostó sobre mí, no me opuse ya que me daba más calor.

—Eres mi mejor amigo, Yoon; siempre voy a estar para cuidarte.

Y aunque ya no debía de pasar, escuchar las primeras cuatro palabras me dolía hasta el fondo del alma.

Solo le sonreí sin mostrar los dientes, y dejé que se acurrucara sobre mi por encima de las colchas.

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—Bajemos a tomar algo—murmuré, moviendome de derecha a izquierda para que se despertara de su sueño actuado.

Porque si, Jimin no estaba dormido y lo sabía a pesar de que no podía ver completamente su rostro por la posición en la que estábamos.

—Me gusta estar así—habló bajito. Me sacudi otra vez, riéndo al oír sus quejas por que me quedara quieto—. ¡Ya, ya, deja de moverte! ¡Voy a, voy a ca-caerme!

Dicho y hecho.

Lo tiré sin querer al suelo; menos mal que hacia el lado que cayó el piso estaba cubierto con una alfombra roja. A pesar de saber que se encontraba bien -ya que únicamente me insultaba en el único idioma que sabía hablar pero no lloraba- bajé de la cama y le hice un chequeo rápido que conllevó a una sesión de cosquillas.

—Ya me dio hambre—le escuché decir y me dejé caer a su lado. Mi estómago dolía por tanto reír, y me había cansado.

Él y mi hermana siempre dicen que me hace falta ejercicio, seguro tienen razón pero que más da. Quizás algún día.

—Y yo también; vamos a merendar algo. Siento que me voy a morir.

El se rió.

—Los gatos tienen siete vidas, Yoon. Aunque a los gatitos lindos les dan siete más.

Ignoré su comentario -El cual me hizo avergonzar- y me levanté, rápidamente caminando con torpeza hacia la puerta. Jimin seguía mis pasos, siendo unos segundos más lento.

Desde que habíamos bajado a la cocina se había entretenido con su celular.
Sus dedos pulgares danzaban sobre la pantalla de dicho artefacto y sus orbes no se desplegaban de él.

Pero estaba poniendo atención a lo que yo hablaba. Y es que le convenía por que el chisme estaba bueno; los dos desde pequeños seguíamos a una banda, nos sabíamos casi toda la discografía y en verdad éramos un par de fanáticos.

La cosa es, que había un rumor que hasta salió por las noticias y era que dos de los integrantes, ambos hombres, se habían casado en "secreto". Algunos opinaban que en verdad había pasado, otros que no, y el fandom se dividía en quienes apoyaban la relación y los que no.

Jimin y yo siempre los habíamos superado, así que éramos la parte del fandom que le decía si a la homosexualidad. Dejando de lado el hecho de que, yo era abiertamente gay y Jim bisexual.

—¿Con quién te escribes tanto?—pregunté riendo, cuando pasaba por su lado dejando un vaso con chocolate para él—; con cuidado que está demasiado caliente Jim.

Negó con la cabeza y bloqueo la pantalla del celular, mientras yo me sentaba en una silla frente a él.

—No es nadie.

Pero algo me decía que me estaba mintiendo.

Pero algo me decía que me estaba mintiendo

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𝐒𝐡𝐞 ᯾ 𝐉𝐢𝐦𝐬𝐮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora