capítulo 23

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Al día siguiente, Landon y yo quedamos en la cafetería antes de la clase para comparar nuestros
apuntes de sociología. Me lleva casi una hora ordenar todos los míos después de la irritante escenita
de ayer de Harry. Quiero hablarle a Landon de ello, pero no me gustaría que pensara mal de mí, y menos ahora que sé lo de su madre y el padre de Harry. Landon debe de saber mucho sobre él, y debo obligarme constantemente a no preguntarle nada. Además, en realidad me da igual lo que
Harry haga o deje de hacer con su vida.

El día pasa deprisa, y por fin llega la hora de la clase de literatura. Como de costumbre, Harry se sienta a mi lado, pero hoy no parece dispuesto a mirar en mi dirección.

—Hoy será el último día que hablaremos sobre Orgullo y prejuicio —nos informa el profesor—.Espero que hayan disfrutado y, puesto que todos han leído el final, creo conveniente dedicar el debate de hoy al uso de la anticipación de Austen. Díganme, como lectores, ¿esperaban que Darcy y ella acabasen siendo pareja al final?

Varias personas murmuran, y se ponen a rebuscar en sus libros como si éstos fuesen a proporcionarles una respuesta inmediata, pero sólo Landon y yo levantamos la mano, como siempre.

—Señor Tomlinson —me da la palabra.

—Bueno, la primera vez que leí la novela, estaba en ascuas todo el tiempo, sin saber si acabarían
juntos o no.Incluso ahora que la he leído al menos diez veces, sigo sintiendo cierta ansiedad al
principio de su relación. El señor Darcy es tan cruel y dice cosas tan terribles sobre Elizabeth y su
familia que al leerlas nunca sé si ella será capaz de perdonarlo, y mucho menos de amarlo.

Landon asiente ante mi respuesta, y yo sonrío.

—Qué chorrada —dice entonces una voz interrumpiendo el silencio. Es Harry.

—¿Señor Styles? ¿Le gustaría añadir algo? —pregunta el profesor, claramente sorprendido ante su
participación.

—Claro, he dicho que eso es una chorrada. Las mujeres desean lo que no pueden tener. La actitud grosera del señor Darcy es lo que hace que Elizabeth se sienta atraída hacia él, de modo que era evidente que acabarían juntos —dice Harry, y empieza a limpiarse las uñas como si este debate no le interesara lo más mínimo.

—No es cierto que las mujeres deseen lo que no pueden tener. El señor Darcy sólo era mezquino con ella porque era demasiado orgulloso como para admitir que la amaba. Cuando dejó de comportarse de esa forma tan detestable, Elizabeth se dio cuenta de que en realidad estaba
enamorado de ella —digo, mucho más alto de lo que pretendía.

Miro a los presentes en el aula y veo que todo el mundo nos está mirando a Harry y a mí.

Harry exhala.

—No sé con qué clase de tíos te has relacionado, pero opino que, si él la amara, no habría sido mezquino con ella. La única razón por la que acabó pidiendo su mano en matrimonio fue porque ella no paraba de lanzarse a sus brazos —responde con énfasis, y se me cae el alma a los pies. Sin
embargo, por fin llegamos a lo que piensa de verdad.

—¡Ella no se lanzaba a sus brazos! ¡Él la manipulaba, le hacía creer que era amable y se aprovechaba de su debilidad! —grito, y el aula se queda en absoluto silencio.

Harry está rojo de furia, y supongo que yo debo de estar igual.

—¿Que él la manipulaba? Léetelo otra vez, ella es..., quiero decir, que ella estaba tan aburrida con su vida aburrida que tenía que buscar emociones en alguna parte, de modo que sí, ¡se lanzaba a sus brazos! —grita en respuesta, agarrándose al pupitre con fuerza.

—¡Bueno, igual si él no hubiera sido tan mujeriego, lo habría dejado estar después de la primera vez en lugar de presentarse en su habitación! —En cuanto esas palabras abandonan mi boca sé que nos he delatado, y empiezan a oírse risitas y gritos sofocados de sorpresa.

AFTER (LARRYSTYLINSON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora