¡Felicidades a TGCF por su estreno en Netflix!
Y para conmemorar este momento histórico, ni se imaginan lo que esto significa para el contenido hecho en China, escribí esta pequeñita y dulce historia de mis esposos consentidos~ ¡Extrañaba mucho trabajar con ellos!
Espero les guste
(La imagen de portada pertenece a Fern_arts en twitter, la cual me inspiró a sacar esto)
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Cuanto la existencia permanece por tanto tiempo ya no se cuentan los años. Sin embargo, Hua Cheng no dejó de restar los días en el que se volvería a encontrar con su dios...
Ahora, suma cada día de felicidad que pasa con el único dueño de su corazón que, aunque ya no late por obvias razones, rebosa de la adoración más pura, desinteresada y profunda que pueda existir entre los tres reinos... Porque 800 años valen esta felicidad.
Como rey fantasma muchos pensarán que Hua Cheng está cargado de ocupaciones, manteniendo el reino y su poder como soberano, pero no es realmente así. Contrario a eso, al poderoso Lluvia Carmesí le encanta pasar días simples y tranquilos con su amado esposo en el renovado santuario Puji, que se ha vuelto su cálido hogar, especialmente cuando persuade a Xie Lian a desprenderse de su rol como dios marcial por un rato.
(Cielo inútil y molesto, definitivamente no son nada sin Xie Lian... Qué curioso como la situación ha dado un giro tan drástico considerando que los dioses hipócritas querían echarlo al primer instante de su tercera ascensión. Xie Lian es humilde y obvia los tratos del pasado, pero Hua Cheng no)
El santuario Puji, donde Xie Lian comenzó de cero como un dios recién ascendido, ha cambiado bastante. Ya no está deteriorado y vacío, en una situación tan lastimosa y alarmante, sino que luce verdaderamente como un espacio divino que alaba a un dios sin igual. Por supuesto, mantiene la esencia de Xie Lian: sencillo, delicado, acogedor y bien acomodado. Pero también, adicional al espacio donde los creyentes dejan ofrendas y sus peticiones, hay uno adicional que se volvió muy íntimo para la pareja.
En el pasado Xie Lian y Hua Cheng compartieron una delgada estera de bambú, con algo de timidez debido a su reciente encuentro, y ahora cuentan con una camita más grande y cómoda donde cada noche se acurrucan entre besos tiernos y abrazos delicados hasta caer dormidos.
Por lo general es Hua Cheng quien se levanta primero. Él no necesita dormir, no por nada es una poderosa calamidad, pero si es junto a Xie Lien le es inevitable no dejarse llevar ante el placer de hacerlo, es lo mismo con la comida. Y aunque le gusta ocuparse de algunas tareas, ayudando a su esposo con lo cualquier cosa, prefiere quedarse viéndolo dormir... La belleza de Xie Lian no tiene comparación, tan etérea y maravillosa, y si se junta con su carisma, esa calma tan cálida comparada con la actitud de un viejito sabio, da como resultado al ser más hermoso que existe ¡Un verdadero dios! Porque no hay duda de que Xie Lian como persona y como dios es un digno ejemplo para seguir.
Hua Cheng observa cariñosamente, como solo lo hace con su príncipe, y pasa los dedos a través de los cabellos marrones y sedosos que se han despeinado por el sueño. Sabe que a Xie Lian le gusta, no importa que esté dormido, y para él es todo un privilegio tener la oportunidad de consentirlo. La caridad del día se va colando poco a poco en la habitación, como si estuviera tímida a irrumpir un espacio tan íntimo, y Hua Cheng la aprovecha para apreciar mejor las fracciones de su esposo. No se cansa, y está claro de que no lo hará jamás, de admirar a su persona especial... La razón de su existencia.
Y cuando Xie Lian muestra señales de estar despertando Hua Cheng le da la bienvenida a un nuevo día marcando su rostro celestial de besos. La sonrisa en el rostro de Xie Lian aparece casi enseguida ante los mismos, disfrutándolos como si fuera la primera vez, y las mejillas se tiñen de un rosado tierno. Es precioso, único en los tres reinos, y Hua Cheng desea plasmar esa imagen con su arte... Pero en ese momento está más ocupado atendiendo a su dios como para distraerse por su golpe de inspiración.
Xie Lian se queja, llamándolo una y otra vez de esa forma que solo este puede, pero se aferra a Hua Cheng envolviendo sus tonificados brazos a su alrededor. Por supuesto, ¿Quién es Hua Cheng como para no atender los deseos de su esposo? Ni se resiste y sus besos alcanzan un nuevo nivel envolviéndose en el calor de su amado.
El día fluye, el sol se alza poco a poco en el horizonte, pero la parejita eterna no lo nota al estar completamente absorta en su fuerte y dulce burbuja de amor...
Definitivamente, y para los dos, 800 largos años de dificultades y de una búsqueda exhaustiva valen cada ratito de felicidad que pasan juntos mientras se aman sin limitaciones.
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Notas finales: ¡Gracias por leer!
¡Apoyen mucho a TGCF en Netflix! su éxito depende que sigamos disfrutando de este tipo de contenido en estos medios legales y más accesibles para nosotros.