Capítulo 3

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Me levanto con un brazo apoyado en la cabeza de Hannah, ¿como habremos acabado así? miro la hora en mi móvil escondido en un cajón. Los listos tenemos los móviles a que los robamos del despacho del señor López. Me levanto de la cama y veo a mis amigas, Nikki y Mia dormidas como troncos, el resto de compañeras que no son nuestras amigas -ya explicaré más tarde-  están dormidas igual. Voy hacia mis amigas y las despierto, no querrán llegar tarde a clases. Todos los del internado, tenemos cerca dos institutos, uno con colegio incluido y otro normal y corriente, al que vamos mis amigas y yo. Alguna que alguna que otra de nuestra habitación, comparte instituto con nosotras. Por desgracia, solo Hannah y yo vamos a la misma clase, ya que Nikki y Mia, van a la clase A, mientras que nosotras a la C.

Pasados los minutos, mis pequeñas dormilonas ya están vestidas y preparadas para un largo y duro día, y sí, pasar siete horas en un mismo lugar con personas inmaduras y poco coherentes, es duro y agotador. -Me encanta levantarme todos los días y ver vuestras caras de gilipollas. Nuestra encantadora amiga del alma Teresa, ya está despierta y preparándose al igual que nosotras. Gracias a Dios que Lina convive con otras ocho en otra habitación algo alejada. Las habitaciones son bastante grandes, por lo que caben alrededor de nueve personas, por eso hay tres plantas con muchas habitaciones donde duermen ocho personas en cada una de ellas, el internado es bastante grande, así que es cómodo, lo sería aún más si tiraran al espacio a alguna que otra persona. 

Como siempre, pasamos de los comentarios de Teresa y sus secuaces, las cuales ya están pendientes por si tienen que atacar. Tenía pensado mantener mi boca sana en silencio, pero al ver a Nikki agachar la cabeza cansada de ella, una adrenalina sube desde los pies hasta la boca del estómago, un impulso me obliga a contestar y es lo que hago. 

-Vaya, lo siento mucho Teresa, si quieres puedo darte unos cuantos consejos sobre como soportar a las verdaderas gilipollas egocéntricas. Créeme, a mí me funciona, si no lo hiciera, ya estaríais tú y tus "amiguitas" por debajo del edificio. Tengo una sonrisa falsa en mi cara, todas estamos en silencio, hasta que Melisa, amiga de Teresa, se acerca a mí, parece que molesta. -Oye niña, si crees que te vamos a permitir hablarnos así, pues te equivocas, más te vale que vayas relajando ese tonito o te vas a arrepentir. 

Aún mosqueada y con ganas de pelea me acerco cara a cara con ella. -¿Sí?, ¿y si no me callo, qué? Acto seguido Melisa alza su brazo y me da tal golpe en mi mejilla que caigo al suelo, me quedo paralizada, mis amigas vienen a socorrerme y yo me quedo con la rabia, las putas de mi habitación salen riendo y cierran de un portazo. Puedo valerme por mí misma, pero me sé de algo que les molestará mucho. 


-¡Ni de coña Sam!- Hugo, otro de mis queridos amigos se niega a ofrecerme su ayuda, aunque me debe unas cuantas. Estoy sentada en el merendero con cinco de "los rebeldes" me encanta llamarlos así. Conmigo se encuentran; Henry, Jack, Hugo, Lucas y Ben. Faltan; Abel, Noah y Tom, que están en otro instituto, los que están conmigo son del B.

Pronto acabará nuestra media hora de descanso entre clase y clase. Hannah, Mia y Nikki están "acosando" a sus crushes, infantiles. -Aún sabiendo lo que me ha hecho, os dá igual, sois un asco de amigos- cruzo mis brazos y hago puchero. -No nos da igual, pero no vamos a tontear con ellas y luego dejarlas plantadas, somos malos pero no jugamos con los sentimientos- Ben, quizá el más serio tiene razón, como casi siempre. -¡Exacto! quizás haya otra forma de joderles Sam, pero no te rebajes a su nivel- noto como Henry busca mi mirada. -A ver, tenéis razón, pero no encuentro otra manera- juego con el melocotón que hay encima de la mesa. -Tampoco es que sea algo necesario. -¿Tu no sabes bien cómo son esas arpías, verdad Jack?- no solo tengo que soportar a una gran parte de ellas en el instituto, si no que también tengo que soportarlas a todas en el internado, en la misma habitación y para colmo, hay una chica llamada Lina que me odia.

También conozco a chicas fantásticas aquí, lo malo es que viven algo lejos de mi habitación. Acaba nuestro descanso y me reuno con mis chicas, mientras subimos, buscan a sus amores platónicos, realmente solo es Hannah la que va detrás de uno, porque Mia y Nikki ya no sienten nada por los otros neandertales, no me lo dicen pero se les nota algo pilladas por Noah y Tom. 

-¿Qué toca ahora?- pregunta Jack, que coge carrerilla y pega un leve salto apoyándose en mi espalda haciéndome resbalar y casi caer. -¡Ahhh!- ríe y sale corriendo hacia sus compañeros de clase.

-Es verdad, ¿qué toca ahora, Hannah?- pregunto girándome hacia ella. -Ni idea, creo que matemáticas, pero no ha venido la profesora. -Menos mal, no es que sea mala profesora pero hay deberes y no los he hecho- Mia que es de las más listas, también es de las más despistadas. 

Tras cuatro interminables horas, nos vamos a casa al fin, en el caso de la mayoría, vamos al internado, tengo la necesidad de comer algo. -¡Eh, Sam!- alguien me llama, pero su voz no me es conocida, me giro para ver al propietario de esa voz y veo a un chico, metro noventa, muy delgado y con cabello pelirrojo y ojos tan marrones como... dejemos que la imaginación juegue con la continuación del comparativo. -Ah, hola- me paro en seco al ver que el chico parece haber estado llamándome un buen rato, le digo a mis amigas que se vayan, que yo ya iré. 

-H-hola, llevo... llevo llamándote desde que has salido del instituto- vaya, ya llevo un buen tramo del viaje hasta mi destino. El chico aún jadea del cansancio -an, lo siento, estoy medio sorda- río para ser amable. -Ya se vé, pero también que mi voz no es que sea muy...-

-Potente- respondemos al unisono. El misterioso chico se pone rojo tan rápido como un semáforo. Que chico tan tierno. -Bueno, ya veo que sabes mi nombre... ¿cómo es eso?- digo intentando no decirle que me da mal rollo que yo no sabía de su existencia hasta hace dos minutos. -Bueno, soy de tu clase de economía, solo que no suelo ir mucho, a veces prefiero... hacer otras cosas. -Ah, pues... será por eso que yo no sé tu nombre- intento que me lo diga de una puñeta vez. -Soy Michael, también me puedes llamar Chal, mis amigos me llaman así- 

-No pienso llamarte así, bueno, un placer conocerte Michael, tengo que irme al internado o mandarán una tropa del FBI a buscarme- me giro y empiezo a alejarme de allí. -No creo que se diga así- escucho lo último que dice, es verdad, no sé si será así, pero no me importa ahora mismo, debo irme al internado y llegar al comedor antes que nadie para poder robar postres y llevárselo a mis chicos. No recuerdo el haberlo visto en mis clases, me da que nunca ha ido... es misterioso.


-Anda, pero si es la niña que necesita a sus amigos para defenderse- aparece Daniel, otra de las "amigas" de Teresa. No sé cómo demonios se habrá enterado de eso, Daniel, Teresa y unas cuantas más están en clase con Nikki y Mia, pero ellas no han dicho nada.

-Eso no es verdad, pedazo de puta- ante mi estúpido insulto, todas las secuaces de Teresa comienzan a reír. -¡Calla! te lo ruego, me vas a hacer llorar- Daniel se burla de mí y yo quedo en evidencia, sus risas son falsas y escandalosas, lo que hace que llamen la atención de mis amigas y algunos chicos, como Noah y Tom. -Mejor que os vayáis a vuestras habitaciones antes de que llame a alguien que se ocupe de esto- Noah como siempre, que impone bastante, hace que las estúpidas cierren el pico y salgan por patas hasta llegar a nuestras habitaciones. Mis amigas y yo vamos a la habitación para ponernos otra ropa y quitarnos el uniforme, pero no antes de ducharnos. Ninguna de las presentes nos dirigen la palabra, ya que tienen miedo que Noah u otro les diga algo o llamen al señor López. Aun así, las miradas de odio no desparecen, estoy acostumbrada. Al fin salimos de ahí y rápidamente nos vamos hacia el comedor, queremos coger la mejor mesa. En ella nos sentamos mis amigas y tres o cuatro chicos, amigos no muy cercanos. Conversamos animadamente, hasta que veo la mirada de Mia clavada en Noah, tendré que hacer algo. También me fijo en Nikki, que se come a Tom con la mirada.

Esta noche tendré que llevarles postres a mis queridos rebeldes que hoy me han defendido, en especial Noah.


Escrito por Eva.

Aventuras en el internadoWhere stories live. Discover now