Escalón y precipicio.

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¿Cómo comienzan las historias? ¿No es acaso aquel poco palabrerio lo que nos acompaña?
Talvez estés confuso, talvez atento, pero no me río en desacuerdo de la aplacable incomprensión que te deje sin aliento.

Somos lo que susurra nuestro pasado, ni mas ni menos un ser apartado, en muchos lados nos encontramos, en desvio, seguidos o guiando; pero soy yo solo un entender que se da por vencido ante palabras que solo tú mi durmiente conocido has de saber, no soy yo, sino, la historia del héroe más olvidado, lo que cae a un buen lado del primer escalón a lo más precipitado.

Posees tu vida, joven indefenso, tienes el don, el de la decisión; tomas las riendas con tus manos y aclamas lo no abnegado, tiemblas al suelo caer, sientes tú pasión crecer, arrojas tus penas en cruces de flores, desahogas tus fuerzas en lo que más te enamore. Cantas libre al fin, cuando aprisionas tus acciones. Eres quien a venido a mi a comprender de los valores.
Teniéndote en frente he de saber, has pasado por mil bestias, con tu arma, si, esa que traes contigo y la empuñas con castigo. Cuéntame de ella, dime ¿qué sucede? ¿No esperabas entre daño encontrarte con el espejo de los años? Siento tu temor, han hecho de ti animal y te has jurado sanar, ahora arrastras contigo la pena, vienes a mi sin más, en madrugadas y en mañanas ajenas; explícame ¿dónde están tus cadenas?

Dices ver su miedo, ¿sientes como es anhelo? ¿O acaso buscas en el consuelo? Si debes tener su encierro hace algún tiempo que has caido, cuánto te apañes, cuánto te escondas, no son en ti tus obras lo que has conocido.
No te encuentras ni te buscas infiel a tus sentidos, como arma que envenena, que tapa el sol y besa tierra, hablaras junto a el en jauria con ladridos, hasta que se hagan ceniza, hasta que se hayan perdido.

Tintes EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora