Soy ese viajero conocido que se fue hace algún tiempo, he oído del pasado que en ecos cae al ahora, dónde madres sin hijos lloran por precarios metales que las castigan.
Tienes ignorancia, tupida en esa piel que una ves ví crecer entre sinfonía y visión, una que no tiene perdón cuando el instrumento desatador lo portas sin amor; hermana mía, que te has ganado el lugar de mi sangre a base de sentimientos compartidos y codos acomodados, que de ti creí saber conocer que cabía en tu crecer aprender a ver la cara de las cosas, esas que se esconden y sonríen macabras buscando en tus últimas palabras conformidad en la presión.
¿Porqué? Has tenido que perderte en un mar de opiniones cuando sola la tuya cuenta más, no importa cuan negro te vistas o cuántos gritos escuches, ¿nunca sabrás lo que dicen ni el porque de su bullicio? ¿Es ese tu destino? ¿Ser ignorante tapando en la tierra tu camino como si fuese cosa del mandato que la vida sepa a mierda?
Quiero que te levantes, que observes lo que yo veo, no eres ignorante y cabe en ti amor por todo aquello, que o bien armonía trae, que o bien palabras calle, escucha bien los pasos en los valles, aquellos que una ves guardaban una ciudad dormida, ahora despierta entre multitud, no te hagas las sorda ni escuches los tapa oídos, hazle caso a tu corazón, al propósito que has curtido, has de esas canciones más que un sonido, vuelvelas motivo, porque siempre ha sido en ti y en mi, la voluntad de vivir.
No pretendo que te asombres, que apagues tus ojos ni que lamentes tus acciones, se que en el fondo por mucho que hayan caminado mis pies mis zapatos no son los tuyos y bien cabe una sonrisa en aquello que yo miro con desdicha, si, una sonrisa tan falsa como la vida en que habita, dime si no quieres tener esas alas que podridas pesan en tu espalda, por algo te las pusiste y no creo que haya sido para solo mostrarlas. Aún si tienes lo que quieres, si no añoras más nada en lo que cabe, ¿cuánto sabes cuan lejos llegas volando su no las usas? No son alas una escusa para vivir aprisionado en una jaula, rompe barras siente atenta, nisiquiera afuera, adentro, en los motivos escondidos de la música puedes encontrar la razón de su momento, no es solo lamento, nada anda con más verdad en sus palabras que la propia sinfonía que en encantó atrapa, no la olvides, eres tú quien te manda, no la imagen, no la tristeza de un personaje, estás viviendo una vida que es tuya, y por muy tuya que sea la vives cerca de quiénes un día podrían ya no estar, de quiénes podrían irse por solo dejar de callar...
Dedicado a una buena amiga.
