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Pittsburgh, Pennsylvania

20 de octubre del 2015

A que no sabes lo que vengo a decirte, señor Diario...

Han pasado casi dos meses desde la fiesta, Dylan había prometido presentarme a su famosa mejor amiga nada más pisara suelo pensilvano, pero no contaba con que la chica se iba a negar rotundamente a expandir en lo más mínimo su pequeño círculo de amistades.

De repente me pregunté si tenía algún defecto genético que la hiciera verse distinta, me hizo enfadar el que quizás tuviese realmente una enfermedad y ella pensara que yo sería capaz de juzgarla, no se me daba bien el tratar de mala manera a las personas, no podía siquiera odiar a mi padre por los malos ratos que me hizo pasar en mi infancia, menos a una persona a quien no conocía en absoluto.

Lo único que sabía de ella era que su habilidad para esconderse si se lo proponía, era cosa de admirar. No me la había topado en el almuerzo, en la entrada y tampoco en la salida.

Habían tres grupos del grado en que estábamos, por orden alfabético, ella al parecer estaba en el primero, mientras que a mí me tocaba con el tercero por el hecho de haberme matriculado poco después de la asignación, así que quizás, solo quizás tendría la oportunidad de conocerla para el próximo ciclo (aunque era probable que me tocara en el segundo, con Dylan y su super primo).

Dylan solo objetó que era un poco tímida, pero nadie con "solo un poco" de timidez, evade a las personas con tal maestría.

Varias veces vi su nombre en el tablero escolar.

Encabezaba las calificaciones de su grupo y recibía felicitaciones por escrito de algunos maestros e, inclusive, los directivos de la escuela.

Entonces, me propuse estar ahí también, en el tablero de anuncios, que mi nombre encabezara las calificaciones de mi grupo.

Sería difícil porque nunca se me había dado de maravilla el estudio, pero quería que, de algún modo, ella me conociera, supiera de mí de alguna manera y decidiera que era el momento de presentarnos.

Era algo loco, quería demostrarle algo a alguien, a quien no sabía siquiera la forma de su rostro, pero también era divertido el intentar darle un color a su cabello y a sus ojos, el querer adivinar su personalidad.

Me prometí que, para el siguiente mes, mi nombre estaría en ese tablero, así como el de Harper Evans encabezando el grupo 7mo A y Alexander el 7mo B, Dylan Murphy estaría en el 7mo C.

Podría prometerlo, señor diario, pero, sinceramente, le temo a quedarme dormido mientras hablamos de George Washington, así que...

Supongo que luego te cuento como me fue.

Hasta luego...

Tyler

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