La otra vida de la Heredera.

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En medio de los exámenes chunnin, vi desde un tercer plano la escena más desgarradora de mi vida, trás que Momoshiki descubriera mi pura conección con Hamura Otsutsuki y aparentemente una delgada conección con Kaguya Otsutsuki.
Él me había capturado junto a mi mejor amiga Sakura, ambas estábamos en aprietos, pero solo ella fue salvada por mi esposo; mientras que mi cuerpo era desmembrado frente a mis hijos que me veían prácticamente fuera de si.

Me gustaría decir que al menos alguien intentó ayudarme, pero no fue así. Incluso mi hermana, antes de mi deceso, prefirió huir después de que yo recibiera el daño por ella.

Quizás morir era lo mejor, pero al menos habría deseado no ver la traición de mis seres amados.

Eso fue lo que realmente me mató.

«Supongo que es el fin, moriré como viví, siendo completamente lamentable.» pensaba Hinata con Momoshiki tomando su cuerpo desgarrado entre sus brazos.

-Estas muriendo. -susurró el Otsutsuki en el oído de la Hyuga. -Es una verdadera tragedia. Si las cosas hubiesen sido diferentes, tú habrías despertado a mi amada Kaguya y no la esencia de ese repulsivo ser.

Hinata no respondió, ya ni siquiera veía lo que tenía enfrente o la sangre que escurría por su cuerpo, solo era cuestión de tiempo para que su lastimada alma finalmente encontrará la paz.

-Ya sé, te daré otra oportunidad, pero está vez debes hacer las cosas bien. Tienes que despertar el alma de Kaguya y darmela la próxima vez que nos veamos, solo así quizás deje vivir a esos niños. -susurró mostrando a Hinata cómo sus hijos eran alejados de la escena por Naruto, mientras ellos pataleaban desesperados y lloraban por piedad al cielo.

«Mis dulces niños...al final ellos fueron los únicos que desearon que viviera y quizás los únicos que lamentaran mi muerte. ¿Ese hombre iba a matarlos?»

-No me desepciones, debes alimentarte de los más poderosos y debes hacerlo bien. -susurro.

Eso fue lo último que escucho Hinata y sin más cayó en una profunda obscuridad.

-Asegurate de que está vez seas diferente, quizás te ayude un poco, tus ojos son idénticos a los de ella. -sonrió con malicia latente.

...

-¡Hinata, hora deja de soñar despierta! -exclamo Hiashi golpeando una vez más a una pequeña de tres años.

Hinata abrió los ojos y dando un salto se alejó del golpe de su padre.

-¡No retrocedas!
-Padre... -murmuro viendo a su alrededor mientras jadeaba. «Mi cuerpo se siente tan pesado...Dios... Duele mucho.»

La pequeña cayó inconciente mientras apretaba su pecho con fuerza.

-Ha~ llévesela, terminamos por hoy.
-Sí, señor.

...

En plena madrugada Hinata solo pudo tener pesadillas, pues los rostros llorosos de sus hijos la acediaban con insistencia, al igual que la de su esposo, al que parecía ni siquiera importarle lo ocurrido.

Repentinamente un tacto brusco la despertó, observando frente a ella a un hombre robusto y corpulento.

-Tú...
-¡Maldición, ve a dormir! -exclamo el hombre golpeando la cara de la niña aturdiendola en el acto.

El hombre la tomo por la cintura y salió velozmente del lugar, pues el estruendo había alarmado a la familia.

-¿Estás bien, Hinata? -cuestionó una dulce mujer de cabello azulino. -¿Tuviste otra pesadi...lla? -murmuro en shock tras ver la habitación completamente sola. -Hija...mi hija...¡Hinataaaa! -grito con desesperación la mujer despertando a toda la rama principal.
-¡¿Que ocurre?! -exclamo Hiashi preocupado al ver a la mujer sujetando una sábana con rastros de sangre.
-No está...nuestra niña no está...
-¿Qué...? -observo en blanco la habitación vacía.

Hinata HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora