La carta

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Hay tipos de amor que en ciertos momentos de esta vida, en la que yo viví para más exactitud, eran prohibidos por la sociedad en la que de forma diferente nos hemos visto obligados a vivir. La libertad para amar nunca ha sido algo tan plena para disfrutar y deben sentirse agradecidos a los que si pueden hacerlo puesto que es un regalo que la vida da.

Muchos ese tipo de regalo nunca han sabido apreciarlo, otros tantos no hemos podido verlo tan siquiera llegar.

El tiempo no juega nunca tampoco a favor de los sentimientos ni de uno mismo, siendo conocedor de un sentimiento, de una emoción real y compartido.

Un día ame, tan fuertemente que sentí que mi mundo empezaba y acababa en esa persona en la que pensaba al despertar, al dormir, robando mis pensamientos en momentos incluso en los que no eran correctos. Vivir un amor en secreto nunca fue fácil para la persona que tras estas palabras muestra por primera vez en muchos tiempo sus sentimientos reales. La vida a mis veinte años me brindó la oportunidad de conocer el amor, siendo tan puro como clandestino este hasta que fui descubierto.

Las marcas físicas y de mi corazón desde ese día arden como el fuego, dejando cenizas de lo que ese amor fue, lamentándome diariamente por no haber luchado por ello. Ahora no soy un anciano, pero si lo suficientemente adulto para no caer en esa red, esa trampa del falso amor.

Phiravich Attachitsataporn, tus sentimientos, tu corazón a día de hoy late tan vivo como el mio por un amor tan sincero del que he sido conocedor en todo momento, te juzgué y sinceramente me disculpo por cada segundo que arruiné tu vida manipulando la misma con la que querías compartir la tuya propia. Supongo estarás imaginándote quien soy yo para escribirte estas palabras, contarte que en un pasado fui yo mismo alguien que ahora se ve reflejado en ti.

Finalizando mis palabras, siendo sincero contigo, de lo único que nunca me arrepentiré es de darle vida al hombre que vas a cuidar aún sea peleando conmigo, con mi actual es esposa, con tus progenitores, contigo inclusive si en un momento dado le hicieses daño.

Rathavit es lo único bueno que esta vida me ha dado dentro de todos los errores que cometí y no supe vencer en el momento correcto, indicado, cuidale con tu corazón.

Espero y deseo tengáis una buena vida, nunca os tengáis que alejar el uno del otro nuevamente y aceptéis lo que humildemente os puedo ofrecer, el viejo hogar donde viví mi propia historia de amor, donde podría haberla vivido y no pudo ser por las personas que compartían la misma mente cerrada que yo tuve lamentablemente por demasiado tiempo, porque el amor de mi vida se convirtió en esa ilusión perdida que ahora me acompaña de día y de noche, en lo más profundo de mi corazón.

SeremosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora