Capitulo Cuatro

88 24 8
                                    

Plann

Tengo muchas cosas que pasan por mi cabeza y una de ellas es hablar con mi familia aunque no me interese realmente tener relación con ellos. Es difícil todo, pensar, decidir y hacer algo que realmente podría ser algo así como un impulso que no quiero tomar por miedo a precipitarme. Es todo demasiado, tan duro para incluso tomar una decisión que mi cabeza ahora mismo le da muchas vueltas a ello, al mismo tiempo que trata de relajarse y no tener ni la más mínima idea con respecto a lo que hacer.

Sentándome con cuidado en la cama, siendo este el segundo día de reposo que tengo que guardar, trato en este momento de coger una de las carpetas que Mean tiene a su alrededor, esa que se ocupa de guardar las ideas para nuestra boda, no teniendo mucho éxito porque no me lo permite.

Incluso se atreve a tomar mi mano y depositar un beso en esta, sonriéndome de forma tranquila, como si no fuese el causante de mi aburrimiento.

— Mean amor mi espalda es la que está afectada y no es que me duela como para no poder hacer algo —le miro fijamente —por favor deja que haga algo con respecto a nuestra boda.

— Solo estoy revisando la lista que hicimos —deja otra carpeta más sobre la cama —no tienes que preocuparte de nada.

— Si tengo que ocuparme de cosas Mean porque yo también me voy a casar y es cosa de los dos —intento coger la misma carpeta de antes.

En mis intentos por tomar esa carpeta y por ayudar, moviéndome como puedo, mi error llega a ser ese puesto que de un movimiento más mi espalda se revela con un dolor aún más intenso del que ya de por si sentía, teniendo que acostarme rápidamente y aún así no cesa, siendo que ahora incluso mis mejillas empiezan a humedecerse.

— Plann mira que eres terco —me mueve quedando mi espalda ahora hacia Mean —no te muevas. Intentaré que deje de dolerte.

El peso de Mean de un momento a otro lo siento sobre mi trasero, así como sus manos moviéndose de forma que, siendo cuidadoso, me quedo sin camiseta que cubra mi cuerpo. Al igual que así es como ha movido sus manos ahora está tocando mi piel, doliéndome más en el momento en que hace presión, apretando tanto que no puedo evitar gruñir por el dolor, quejarme, encontrándome siendo detenido por Mean.

— Calmate y te dolerá menos —me pide con voz tranquila —así será mejor para ti.

Intento por supuesto relajarme y creo que lo consigo a pesar del molesto dolor que siento cada vez que Mean me toca, apretando sus dedos ahí en la zona donde más dolor tengo. Lágrimas por el dolor siguen manchando mis mejillas por unos segundos más, calmándome y tensandome por unos segundos cuando siento sus labios en mi hombro, mi cuello, mis propios labios.

El dolor, según va moviendo sus labios, deja pronto de existir, perdiéndome en como me hace sentir Mean en todo momento, así como nuestros cuerpos encontrándose frente a frente.

— Si así me vas a relajas no te diré que no —murmuro contra sus labios.

Intento subir su camiseta, encontrándome siendo detenido nuevamente por sus manos sobre las mías, recibiendo un beso mas en ellas, siendo ahora apartado de tal forma que me vuelvo a encontrar recibiendo un masaje por su parte, resignándome a aceptarlo porque al parecer no me queda de otra.


En este momento me encuentro solo en casa porque Mean ha salido a hacer la compra. Sentándome, ignorando las molestas punzadas en mi espalda, me incorporo de esta forma, pudiendo incluso arrastrarme aunque sea lentamente por la cama, bajando de esta de igual forma.

Mis pies descalzos se mueven por el frio suelo, poniéndome ahora las zapatillas que me hacen caminar más cómodamente. Así es como llego hasta la puerta de la habitación, saliendo de esta, deteniéndome con una idea en mi cabeza. Retrocedo, entrando nuevamente en la habitación.

Como puedo empiezo a quitarme mi ropa, mi pijama exactamente, dejándolo caer al suelo de donde no me preocupo por recogerlo, cubriendo mi cuerpo con ropa para poder salir de esta casa donde ya estoy cansado de estar todo el día sin poder hacer nada.

En minutos ya me encuentro fuera de mi habitación, poniéndome mis zapatillas para ya si coger mis llaves y salir de casa. El proceso no es fácil y me sigue molestando la espalda mientras bajo estas escaleras, uno a uno cada peldaño, yendo así hasta la calle donde ya vuelvo a pensar donde ir, si realmente debería hacer lo que estaba tenia en mente.

— No pierdes nada por ello Plann —me digo a mi mismo —Mean pudo y tu también.

Mirando a mi alrededor, asegurándome por un momento que Mean en este instante no va a aparecer, giro hacia la derecha, yendo directo a una parada de autobús que bien recuerdo donde está ubicada, tomando en pocos minutos que llega la correspondiente, sentándome en unos de los muchos asientos libres.

Quizá realmente sea una locura, pero es que veo que si necesitaría hacerlo puesto que es mi vida, mi relación la que está entremedias y se vería afectada si alguien más de ellos apareciese en mi vida, ya sea mis padres o mi hermana pequeña. Ninguno de ellos quiero que arruine mi vida, mi relación y en mis manos está parar que puedan llegar a ese extremo.

Mirando por la ventanilla, viendo que parada a parada ya me encuentro más cerca de la mía, de la que debo bajar para llegar a esa casa que hace tanto tiempo ni pienso siquiera, llamo para solicitar ya parada, respirando tantas veces de forma profunda que siento como si me fuese a marear.

Me mantengo por supuesto lo más estable posible, siendo ya si que avanzo, deteniéndome a pocos pasos de esta puerta, tensandome nuevamente, sintiendo más dolor, como si mis piernas fuesen a fallar de un momento a otro, no por estar frente a esta casa sino frente a la persona que realmente lo es todo para mi, mirándole a los ojos, viéndole tan serio que el miedo me invade, así como una pregunta exacta.

— ¿Qué haces aquí Mean? —pregunto —y realmente mejor debería preguntarte como sabes que iba a venir..

SeremosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora