8. Cayendo por amor

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Jin llegó muy temprano a la mansión de su amigo, había quedado con Jimin y Taehyung de empezar los preparativos del cumpleaños de Namjoon, quien aún no había conseguido que Jin cayera en sus encantos. Peor después de lo sucedido con Byul y todo lo que había descubierto de él. Jin saludó a los escoltas y a la servidumbre, fue a la cocina y pidió un desayuno. Jin era como otro miembro de la familia, sus órdenes eran obedecidas por todos en la empresa y en la mansión, todos sabían que si desobedecían o le hacían algún desaire Namjoon los iba a despedir de la peor manera. Eran como el padre de los hermanos Kim, pues cuando pasaba algo, era él quien acudía incluso durante sus estudios. Jin los amaba con todo el corazón, pues a él le hubiese gustado mucho tener un bebé.

Ese día solicitó el desayuno había alguien nuevo en la cocina, pues la cocinera estaba de permiso. La chica observó a Jin y le pareció arrogante que llegara solo diciendo "Buenos días" y pidiendo comida, así que hizo caso omiso a la solicitud. Jin se sentó esperando que los Kim bajaran y también su desayuno. Cuando pasaron unos 10 minutos y no llegó su desayuno, Jin se dirigió a la cocina. La chica estaba tomando café con galletas, Jin arqueó una ceja y se acercó.

─ Disculpa, hace diez minutos te solicité mi desayuno. Me parece que es tu trabajo, pero no te veo hacer lo que te pedí.

─ Yo solo obedezco a los señores de la casa y hasta el momento ninguno me ha ordenado obedecerle, es más no sé quien es.

Jin se calmó y mostró una sonrisa. ─ Ok, eres nueva, te perdono. Soy Kim SeokJin mano derecha de Nam y amigo de toda la vida de ellos, yo puedo hacer lo que desee aquí, así ha sido siempre. Ahora ¿Serías tan amable de hacerme el desayuno?

─ Mire, yo no he recibido órdenes de ellos. No voy a creerle a un fulanito cualquiera...

─ ¡¿Cómo te atreves a hablarle así?! ─ dijo Taehyung acercándose a la chica. ─ Si no quieres que te despida ahora mismo, ¡Hazle el desayuno ya! ─ Taehyung era un joven muy serio, pero cuando alguien ofendía a quien amaba era un demonio─ Y métete esto muy bien en la cabeza, Jin es como nuestro padre y si él quiere que tú cocines un pingüino irás a buscarlo y a prepararlo.

Jin hizo una mueca de asco al pensar en un pingüino cocinado, la chica asintió repetidas veces empezó a preparar el desayuno. ─ ¿Al menos le has preguntado que quiere?

─ Y-ya me lo había dicho, Señor Kim.

─ ¡Ven, Tae! Ya tengo la mayoría de los preparativos, Jimin me dijo que había preparado algo especial. Este fin de semana será el gran día para Nam.─ Conversaban mientras caminaban hacia la terraza, Jimin los vio y corrió saltando sobre Jin, quien lo recibió gustoso, desde la escalera Namjoon observaba la escena.

Namjoon había visto esa escena miles de veces y le era tan familiar que se maldecía, en ocasiones, pensando que Tae y Jimin podrían haber sido hijos de Jin. Bajó hasta la cocina y vio a la chica atareada con el desayuno, al ver aquellos platillos sabía de quien era. Frunció el ceño al ver perejil en el sándwich, a Jin no lee gustaba. ─ ¿A qué hora vino Jin?

La chica se asustó y se giró hacia él un poco asustada. ─ Hace como treinta minutos... Señor Kim.

─ Entonces ¿Por qué hasta ahorita llevas su desayuno? El suele venir directo a la cocina, además si te dijo lo que quería como siempre ¿Por qué diablos eso lleva perejil?

─ Yo no sé lo que le gusta a él, solo dijo que quería esto.

─ Eres una inepta. Si no sabes pregunta, no puedes simplemente suponer, ahora más te vale que quites eso, porque si a Jin le pasa algo por tragar un poquito te perejil, te mato.

Una de las sirvientas más antigua apareció y notó lo mal que estaba el desayuno, inmediatamente tomó todo y lo cambió. ─ Trilce, la próxima vez que contrates a alguien más te vale que le explique a quien deben obedecer y cómo se deben preparar las comidas.

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