Parte 6

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Ámbar.

Me desperté sin saber dónde estaba, al intentar sentarme me di cuenta de que tenía cables conectados por todo mi cuerpo… en ese momento entendí que estaba en un hospital. ¿Cuándo y cómo me trajeron aquí? O mejor… ¿por qué estoy internada? No puedo recordarlo. Me sentía muy por fuera de sitio, totalmente perdida. En asaz confusa.

Minutos más tarde mi mamá entra a la habitación, le sonrío, me alegra verla y también podría preguntarle lo que me pasó. Pero ella no avanza, al contrario, comienza a llorar.

– Ámbar, hija mía, despertaste – dice mientras se acerca y me abraza – ¿cómo te sentís? ¿Te duele algo? No me respondas, voy a llamar al doctor. – me dio un beso en la frente.

– Que loca que estás mamá – dije cuando cruzó la puerta. Amo a esa mujer.

Los médicos no tardaron en llegar. Le pidieron a mi madre que se quedara afuera. El doctor que comenzó con las preguntas se presentó como Luis Flores, su pelo era canoso y por su aspecto puedo deducir que tiene unos sesenta años. Con una gran paciencia, como si fuese mi propio abuelo, de a poco comenzó a interrogarme. Yo contestaba con desinterés, porque solamente quería saber qué era lo que había pasado. Su modo de ser tan apacible estaba logrando que me desesperara, me parecía que entre la pausa que había después de una pregunta era para prolongar más su estancia ahí en la habitación, quería que por lo menos me diera una explicación, y si no, que ya me permitiera estar con mi mamá.

Para este entonces estaba muy confundida, siempre he sido una chica de buena memoria y ahora no puedo recordar lo que pasó antes de ese accidente, ese que yo presencié y por culpa de eso pasé tanto tiempo en coma. Los médicos y mis padres dijeron que no debería preocuparme ahora por eso, que lo importante es que haya despertado, pero, ¿en serio pretenden que no le de importancia? Obviamente agradezco estar viva pero ¿cómo es posible que no recuerde nada de aquél día? Hubiese seguido torturándome con miles de preguntas pero alguien golpeó la puerta del nuevo cuarto al cual me habían asignado, y sin esperar una sola respuesta, pasó.

Era Manuel, el chico por el que estoy realmente loca (bueno, casi todas las de mi grupo, por lo menos) ahora está visitándome con un ramo de flores en manos. No podía creerlo ¿en serio estaba pasando esto?

–Hola mi amor – dijo cuando estuvo al lado de mi cama. Me tomó la mano y la besó –, me alegra que hayas despertado.

Aguarden un momento ¿me dijo mi amor? Lo hizo ¡Lo hizo! La puerta se abre, es mi mamá quien recelosa nos mira pero a Manuel lo mira como si lo odiara, no alcanzo a comprender si es indignación o algo por el estilo, pero parece estarse aguardando mucho por dentro. Como una bomba a punto de estallar, pero el lugar de explotar le dice con toda la amabilidad que le es posible:

– ¿Y tú, qué haces aquí?

– Yo… Solamente estaba preocupado por Ámbar. –Parece nervioso.

– ¡Ja! ¿Preocupado?

–Mamá…–Le digo entre dientes, aunque no alcanzo a comprender el porqué de su frustración. – ¿Nos podrías dejar solos?­

Al momento en el que sale la puerta queda abierta. Alcanzo a ver a Bruno detrás de ella y eso me alegra, quisiera gritarle pero en eso Manuel me roba un beso y promete ir a verme otro día. Entro en estado de shock, la sonrisa de oreja a oreja imposible de ocultar y cómo si Manuel, o sea, M-a-n-u-e-l me acababa de besar.

Él sale de la habitación y luego Bruno se va detrás de él despidiéndose de mi mamá. Ella se queda conmigo y en lugar de pedirme explicaciones, se queda sentada frente a mi cama sin decir nada.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2015 ⏰

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