CAPITULO 21

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Changbin recordaba la primera vez que había visto a Chan. Aquel día en el pasillo. Recordaba cuán hermoso lo había encontrado y cómo se había lamentado que fuera heterosexual. Ahora tenía a ese mismo hombre encima suyo, respirando agitadamente y metiéndole la lengua en su boca, para que sus gemidos no llegaran a oídos de sus padres. Hacer el amor era un deleite. Su cuerpo ya estaba acostumbrado a sentir dentro el miembro de Chan que entraba y salía con facilidad y rapidez. Él quería correrse, llevaba un buen rato aguantando su orgasmo, a pesar que lo tenía en el límite del placer con las embestidas y con su mano bombeando su pene. Pero tampoco quería que ese momento de sexo puro y placentero acabase. Seguía conteniéndose y sólo se dejó ir, cuando Chan le anunció que ya no aguantaba más y lo inundó con su esencia.

Había bastado que Changbin le susurrara a Chan "quiero que me hagas el amor", allá en la orilla de la playa, para que a Chan se le erizara la piel. Tomó la mano de Bin y salieron otra vez a la calle, para tomar un taxi. Cuando llegaron a casa, todo estaba en silencio, dieron un vistazo a Jisung y se fueron al dormitorio de huéspedes a sacarse la ropa.

Esa noche, los pezones de Changbin fueron mordisqueados con pasión y alevosía. Chan había hundido su cara entre las piernas del menor, sintiendo su aroma varonil mientras lamía el bonito miembro que tenía su novio. A Chan le parecía todo bello en aquel chico, desde su rostro juvenil y varonil, hasta ese cuerpo de gimnasio, sus piernas musculosas y por su puesto el trasero redondo y firme que él se encargaba de profanar de la mejor manera. Esa noche por primera vez metió su lengua en su entrada, con un avergonzado Changbin, para quien también fue su primera vez. "Quiero que me hagas el amor" era una invitación a un mundo donde Chan se perdía. Porque Changbin se entregaba, Changbin abría sus piernas, Changbin gemía, Changbin se corría gritando su nombre (aunque esta vez bajito para no ser escuchado), Changbin era el hombre que amaba y amaría para siempre.

Cuando ambos terminaron, rieron por tener que acallar sus gritos de placer, pero Chan no le importó que los besos que le daba a su niño se sintieran por toda la casa. Necesitaba hacerlo, necesitaba demostrarle cuánto lo amaba y cuán feliz se sentía de que al fin vivirían juntos de verdad.

La mañana siguiente, fue gloriosa. Habían llegado tan apasionados, que ninguno había puesto alarma, así es que despertaron pasadas las 11 de la mañana. Chan entró en pánico, se habían olvidado por completo que eran padres e imaginaban a Jisung gritando a todo pulmón por no tener su leche y estar mojado.

Ambos se vistieron rápido y fueron al dormitorio, pero éste estaba vacío. No había señales de su hijo. Entonces comprendieron. La madre de Changbin se había encargado y podían sentir las risotadas del pequeño en el piso de abajo. Se asomaron en pijamas y ahí vieron a su hijo aplaudiendo y riendo porque los gemelos estaban bailando a su alrededor mientras veían un programa infantil en la televisión.

Se ducharon rápidamente, y bajaron. Al verlos Sung se puso muy feliz y estiró sus brazos hacia ellos balbuceando un "pa-pa-pa" que los hizo casi llorar de emoción. Era la primera vez que el bebé decía tan claramente esas sílabas y ambos padres lo abrazaron y lo llenaron de besos.

La madre de Changbin sonrió complacida. Ella y su esposo habían querido regalarles esa noche especial a la pareja, porque entendían perfectamente que con un niño de por medio, las salidas y citas románticas se reducían. Sabía lo que Chan quería proponerle a Changbin, por eso se hicieron cargo del pequeño.

Ese día la pareja decidió recorrer la ciudad y sacarse muchas fotos. Jisung iba feliz en el coche observando lo nuevos lugares que sus papis le mostraban. Almorzaron en un pequeño restaurante, pues ya no querían molestar tanto en casa y terminaron tomando helado a la orilla de la playa.

Mi Pequeña Familia || ChanchangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora