CORRE || Kim Taehyung

Prólogo

La brisa fresca chocaba contra su rostro bañado en gotas color rojo carmesí, no haciendo más que enredar sus negro cabello mientras su mirada se halla perdida al frente.
El cielo se mantenía nublado dando indicios de que quizá en un par de minutos llovería, y lágrima resbaló sobre su mejilla, sin embargo la sonrisa no desaparecía, aún cuando ya no había más sensibilidad después de lo cometido, ahí estaba.

La vida es cruel.

O mejor dicho: la vida no tiene miramientos.
La vida no se detiene a pensar si estás preparado para tomar una decisión importante o para enfrentar un asunto difícil.

No.

Las cosas pasan, así, inesperadamente, de repente, de la nada, sin tomar en cuenta tus sentimientos, tus necesidades o tus miedos. Por eso se dice que la experiencia es aquello que tenemos después de que lo necesitábamos.
Déjenme decir que, la vida suele ser desastrosa.
Es terrible. Las personas son muy desagradables y egoístas. Son crueles, despiadadas y llenas de destrucción.

La vida es antiestética.

Pero ella. No lo había entendido. Su vida había seguido.

Oscuridad.
La oscuridad nos hace adicta a ella, una adicción como cualquier otra, como al alcohol, al tabaco, a la marihuana, a ese sube y baja de emociones, a la cima de una montaña rusa donde te dejan caer y se libera la adrenalina. De esa manera te adentras en el laberinto donde no hallas una salida, porqué te has vuelto adicto. La oscuridad le dice que lo tiene todo, lo siente, lo cree, se engancha y después termina peor a como inicio.

Venganza.
Si, la venganza es dulce.
En un plato se sirve fría y se disfruta muy lento.
Venganza.
Si. Era lo que ella quería.

Y lo había conseguido.